Brasil se convirtió primero en el campo de pruebas de la nueva maquinaria digital de la extrema derecha latinoamericana, una estrategia lo suficientemente poderosa como para ayudar a elevar a Jair Bolsonaro a la presidencia en 2019. Más tarde impulsó a figuras como Javier Milei en Argentina y Johannes Kaiser en Chile, y ahora busca afianzarse en México, aún sin un líder claro.
El método es consistente: redes coordinadas difunden mensajes radicales fuera de los medios tradicionales, utilizando X, TikTok, Instagram, Facebook, transmisiones en vivo y medios online para llamar a la desobediencia civil y organizar protestas que se presentan como espontáneas. Una de estas marchas tuvo lugar el 15 de noviembre en Ciudad de México contra la presidenta Claudia Sheinbaum.
Al carecer de representación política, la actividad de la extrema derecha en México se concentra en internet. Una reciente convocatoria de protestas de la “Generación Z”, presentada como una iniciativa popular, fue en realidad una “estrategia digital coordinada”, según una investigación de Infodemia, una unidad del Gobierno mexicano dedicada al análisis de la desinformación. La investigación vincula a influencers, figuras de la oposición y cuentas relacionadas con la organización ultranacionalista global Atlas Network.