“Fidel Castro ocupó un lugar preponderante en los primeros años de Abraham Jiménez Enoa. Su abuelo trabajó como guardaespaldas de El Comandante, así como del Che Guevara. Los familiares de Jiménez Enoa eran militares de alto rango en el gobierno cubano, y él vivía una vida cómoda en el corazón del sistema comunista. [...] Pero Jiménez Enoa, ahora de 33 años, le dio la espalda a su historia familiar para forjar una carrera como periodista independiente, y le costó muy caro. En noviembre, dice, el gobierno cubano le dio un ultimátum: irse o ser encarcelado. En enero se marchó. Mientras se adaptaba a una nueva vida en Barcelona, España, Jiménez Enoa asegura que valía la pena pagar el precio por informar lo que creía que era la verdad.”