México es uno de los países más mortíferos del mundo para periodistas con al menos diez profesionales asesinados solo este año. Para muchos periodistas en el país, especialmente los que se encuentran fuera de la Ciudad de México, los peligros físicos y psicológicos son una constante para el trabajo.
“Tijuana”, una reciente serie de televisión de Netflix y Univisión, se sumerge en esa realidad para mostrar a una audiencia internacional lo que significa practicar el periodismo independiente en México.
“Es muy, muy bestial. Esta es la realidad de los periodistas en México”, dijo Hammudi Al-Rahmoun Font, el director español de la serie, al Centro Knight. “Es un dato que aunque en México obviamente se conoce, no sé si se conoce tanto en el mundo”.
El programa, que se lleva a cabo en la ciudad fronteriza de Estados Unidos y México del mismo nombre, cuenta la historia de un grupo de periodistas que investigan la muerte de un político local. En el proceso, se enfrentan a una serie de ataques, como hombres armados que disparan al exterior de la publicación y el secuestro de uno de los periodistas de investigación.
Aunque la producción muestra varias facetas del periodismo en el país, como la censura de la prensa por parte del gobierno, el foco principal es la violencia extrema que enfrentan los periodistas.
Los directores y productores esperaban que la serie generara más conciencia fuera de México sobre la violencia contra los periodistas y el intento de represión del periodismo independiente. Para hacerlo, Font dijo que sabía que el equipo necesitaba basar la serie ficticia en la realidad. Entonces se dirigieron a Zeta, una publicación semanal con sede en Tijuana. Dijeron que la organización inspiró la serie y es un símbolo del periodismo independiente en México.
La publicación es conocida por sus informes independientes sobre crímenes, tráfico de drogas y corrupción gubernamental. Y debido a su trabajo, varios periodistas de Zeta han sido atacados.
Uno de los fundadores originales y columnista Héctor Félix Miranda fue asesinado en 1988. Uno de los objetivos de las columnas críticas de Félix Miranda era el propietario de un hipódromo local, que también es hijo de un político de la Ciudad de México. Dos de los guardias del propietario de la pista fueron condenados por el asesinato de Félix Miranda, aunque el dueño del negocio negó cualquier participación.
En 2004, otro fundador de Zeta, Francisco Ortiz Franco, recibió un disparo en un tiroteo. Zeta relacionó el asesinato de Ortiz Franco con su cobertura del cartel de Tijuana. La revista informó en 2011 que el líder del cartel había ordenado el asesinato.
El tercer fundador de Zeta, Jesús Blancornelas, también sobrevivió a un intento de asesinato. En 1997, hombres armados le dispararon a su auto varias veces, pero Blancornelas sobrevivió al ataque con una lesión en el abdomen. Su guardaespaldas Luis Valero Elizalde murió en el tiroteo.
La actual editora en jefe, Adela Navarro Bello, dio la bienvenida al equipo de Tijuana para que fuera a la revista a conocer más sobre la historia de Zeta y lo que significa ser periodista en ese estado. Con la esperanza de que mexicanos y extranjeros comprendan más sobre este trabajo y los riesgos que conlleva, Navarro Bello permitió que el equipo acompañara a sus reporteros.
“[Los periodistas independientes] han realizado trabajos periodísticos para revelar la corrupción, particularmente la corrupción del Gobierno en este país”, dijo Navarro Bello al Centro Knight. “En este contexto me parecía que esta serie es muy importante para la sociedad mexicana”.
Añadió que espera que las personas que vean la serie apoyen a los periodistas independientes.
Para Almazán, la serie fue más que un simple programa de televisión.
Uno de sus mejores amigos, Javier Valdez Cárdenas, fue asesinado en 2017 por sus reportajes. Valdez Cárdenas, un conocido periodista y autor que cubría el tráfico de drogas y el crimen organizado en el estado de Sinaloa, fue fundador del periódico Ríodoce y corresponsal de La Jornada. Dos años han pasado con total impunidad desde su asesinato en Culiacán.
“Cuando mataron Javier – que siempre nos consideramos hermanos – pensé, ‘no, tengo que revisar el periodismo’”, dijo Almazán. “Tengo que hablar del periodismo, tengo que hablar cómo [los] están matando”.
Esta serie le permitió hacerlo.
“Dije que puedo aprovechar desde aquí esta plataforma [para] contar lo que yo creo que es el periodismo mexicano”, dijo.
Más que nada, dijo que espera que la serie destaque los riesgos y el maltrato que enfrentan los periodistas en México para que, en caso de que otro periodista sea asesinado, la sociedad mexicana y extranjera muestre su apoyo y ayude a denunciar el crimen.
El guionista de la serie Max Zunino se hizo eco de esto y dijo que esperaba que la serie expusiera los riesgos que corren los periodistas mexicanos para iluminar la corrupción y hacer que la sociedad esté mejor informada.
“Parece que [el periodismo] es muy valiente, y espero que [los periodistas] no tengan que ser valientes en el futuro”, dijo Zunino al Centro Knight. “Es que espero que esta realidad en México cambie”.
Agregó que estaba agradecido de trabajar en una serie que muestra la historia tradicional del crimen organizado y el narcotráfico. Demasiado a menudo, dijo, las series sobre estos temas terminan por glorificar las mafias.
“Hay muchos otros ángulos que se pueden hablar de los mismos temas – mucho más complejos y en este caso mucho más interesantes para abordar esta problemática sin necesariamente tener que engrandecer a los criminales”, dijo.
Si Netflix contrata al equipo para una segunda temporada, esperan mostrar diferentes ángulos del periodismo en México, como los ‘chayoteros’, o los periodistas que reciben sobornos del Gobierno o de grupos del crimen organizado que luego deciden qué pueden publicar los medios.
La serie ya está disponible en Netflix.