Creado como blog en 2013, Desenrola e Não Me Enrola (Relájate y no me enrolles) cuenta hoy con un equipo fijo de seis personas y más de 10 colaboradores que publican 20 artículos al mes para un público de 20 mil usuarios. Además, ya ayudó en la formación de 300 periodistas y comunicadores comunitarios y mantiene un centro de medios con infraestructura de trabajo para comunicadores populares, como equipo, un estudio y espacio de coworking.
Pero, pese a la relevancia y alto nivel de calidad de su producción periodística, Desenrola sufre de lo que representa el reto más grande para cualquier medio de comunicación, grande o pequeño: escasez de recursos. Es todavía más grande el reto para los nuevos y pequeños medios que recién comienzan, sin acceso a medios tradicionales de financiamiento, como inversiones y crédito, e incluso sin la capacidad técnica de invertir tiempo y recursos en el desarrollo de productos y nuevos modelos de negocio.
Ante ese panorama, una oportunidad surgió de una brecha encontrada en la legislación brasileña para incentivar la cultura, la cual financia, a través de recursos públicos y privados, la producción de actividades como el cine, el teatro y los conciertos. En 2014, Desenrola inscribió un proyecto y ganó la primera edición del VAI, el Programa de Valorización de Iniciativas Culturales en la ciudad de São Paulo, y recibió 29.000 reales (cerca de US$ 8.648 en ese momento) para la primera edición de Você Repórter da Periferia (Usted, reportero de la periferia).
“Logramos hacer los siete meses de nuestro programa de formación y conseguimos acceder a los principales equipamientos que utilizamos hasta hoy, como una cámara DSLR, que es una T4I. Conseguimos comprar un micrófono, una grabadora de buena calidad que graba en dos canales, una buena computadora para la edición de video y de foto, y también para manejar equipo de animación”, dijo el cofundador y editor de Desenrola, Rolando Matos, a LatAm Journalism Review (LJR). “Toda la cobertura periodística de los jóvenes capacitados por el programa, toda la producción de los reportajes escritos y en video, fueron realizados en eventos culturales de las periferias de São Paulo”.
Luego de la primera convocatoria a fondos, vinieron otras, como el VAI en 2015, el cual resultó en 31.000 reales (cerca de US $9.300), y la Ley para la Promoción de la Cultura en la Periferia, también en la ciudad de São Paulo, en 2017, la cual otorgó a Desenrola 300 mil reales (cerca de US $94.000). Los recursos fueron invertidos en entrenamiento, infraestructura y en la construcción del Centro de Medios M’Boi Mirim, con un estudio multimedia, auditorio y espacio para reuniones. Además, permitió la profesionalización del equipo.
El sitio es referente en la cobertura de la periferia de la ciudad de São Paulo desde el punto de vista de aquellos que viven ahí. Durante la pandemia por COVID-19, Desenrola publicó la serie de reportajes “Cidades dos Direitos Invisíveis” (Ciudades de los Derechos Invisibles), reconocida en 2020 por Artículo 19 en la campaña #ComparteInformación #ComparteSalud, la cual honró iniciativas que estuvieran produciendo y distribuyendo contenido para combatir desinformación relacionada con la pandemia.
“Seré muy honesto: no existiríamos [sin las convocatorias a los fondos]. No tenemos los recursos financieros para invertir en nuestras propias actividades. Tenemos la voluntad, las calificaciones profesionales, y nuestro diferencial es hacer trabajo periodístico en territorios periféricos. [Pero], cuando ponemos eso en la balanza, todavía es muy poco valorado en el ámbito profesional del periodismo en Brasil. Entonces no lograríamos existir hasta hoy si no fuese por esas convocatorias a las que hemos accedido a lo largo de nuestra trayectoria”, dijo Matos.
Promover periodismo a través de convocatorias a fondos para proyectos culturales: un camino
En Brasil, el gobierno federal, los estados y municipios tienen legislación específica para financiar actividades culturales, tales como producciones audiovisuales, teatro y conciertos, lo cual garantiza recursos públicos y privados, a través de incentivos fiscales, para productores culturales. Como en otras áreas de la economía, la acción del Estado sirve para apoyar un mercado considerado estratégico.
El periodismo no está especificado como una de esas actividades culturales, aunque, como Desenrola, otros medios brasileños están también aprovechando vacíos en la legislación para buscar financiamiento y, al mismo tiempo, demandar la creación de políticas específicas para el sector.
En el estado de Rio Grande do Sul, al sur de Brasil, Nonada es una revista digital que cubre cultura con un sello investigativo, monitoreando la aplicación de recursos públicos en el área. El medio es financiado a través de crowdfunding y de una agencia de producción de contenido. Las convocatorias a fondos entraron en la ecuación después de la pandemia y financiaron una edición impresa de la revista, un proyecto especial sobre las lenguas habladas en el estado y otra sobre casos de censura a artistas en Brasil. En total, fue un monto de 60 mil reales (US $12.000).
“[Las convocatorias a fondos] ayudaron a promover y mantener nuestro trabajo durante la pandemia para que pudiéramos invertir más en nuestro periodismo y hacer historias de interés público. [...] Tenemos un equipo pequeño, por eso logramos organizarnos con ese monto. Eso no da para vivir, pero nos da un respiro para sobrevivir”, dijo a LJR Rafael Glória, fundador y uno de los editores de Nonada.
De forma similar, la revista O Grito!, del estado de Pernambuco, al noreste de Brasil, usa recursos obtenidos a través de convocatorias a fondos para proyectos culturales para financiar parte de sus operaciones. La revista digital tiene 12 años y cubre las artes, especialmente música y cómics. Desde 2017, a O Grito! se le han otorgado recursos de Funcultura, del gobierno del estado.
“Es una ley, otorgada independientemente del gobierno, para apoyar la cultura del estado. [...] Hacemos un producto periodístico para [cubrir] esa manifestación cultural [que está contemplada en las convocatorias]. Nosotros defendemos que un producto periodístico es esencial para la sustentabilidad de esa actividad”, explicó Paulo Floro, editor de la revista, a LJR.
En una de esas convocatorias a fondos, O Grito! tomó la oportunidad para crear una revista impresa dedicada a cubrir cómics, Plaf. El recurso original dio para la creación de cuatro ediciones, pero la revista ya ha publicado otras dos con recursos obtenidos de otras fuentes.
“Cuando tienes algún proyecto aprobado [en una convocatoria para fondos], este termina contribuyendo a la salud financiera como un todo. Te da la posibilidad de contratar profesionales. O te da la oportunidad de crear una innovación que ya tenías planeada pero no tenías los recursos. Aumenta la repercusión, la audiencia, y nos ayuda a captar patrocinios de otros productos”, dijo Floro. “La convocatoria a fondos no es un premio, es un recurso público. Necesitas rendir cuentas. Tú ejecutas el proyecto... es incierto, es un concurso”.
Defensa de políticas públicas para promover el periodismo
Énois se describe a sí mismo como un laboratorio con la misión de promover la diversidad, representatividad e inclusión en el periodismo brasileño. Por 12 años, ha trabajado no solo en la producción y la distribución de noticias sobre la periferia, sino que también mapea iniciativas periodísticas (y la falta de éstas), capacita profesionales y sistematiza procesos que garanticen la sustentabilidad de estas organizaciones.
“A lo largo del tiempo, hemos contado 14 maneras diferentes de ganar dinero. Amo las leyes de incentivo, porque son cajas negras de las que realmente necesitamos hablar”, dijo a LJR Amanda Rahra, directora institucional y gerente de captación de Énois. Según ella, las leyes de incentivo a la cultura financian hoy 50 por ciento del presupuesto anual de la organización, de 2 millones de reales (US$ 370.000).
“Ya tuvimos una provocación: 'ah, ustedes siguen robando dinero de la cultura'. Pues no tenemos una convocatoria a fondos para el periodismo. Y la cultura de la información, la cultura de la producción periodística, para mí es un punto crucial en la cultura de un país. Es representatividad, es inclusión y es diversidad. El periodismo fomenta eso. O no, dependiendo de cómo actúa”, dijo Rahra.
Rahra defiende la existencia de convocatorias a fondos específicas para financiar actividades periodísticas, “que nos hagan reflexionar sobre asuntos del periodismo, en el contexto de desarrollo de proyectos, diseminación periodística. Hay cosas muy buenas sobre las cuales discutir y profundizar, en vez de intentar quedar atrapado en la cultura”.
El dinero para esto podría venir a través de un proyecto de ley, que actualmente está en el Congreso de Brasil, el cual grava a las plataformas tecnológicas sobre las ganancias obtenidas de la reproducción de contenidos de noticias y redistribuye estos recursos a las organizaciones periodísticas. La Federación Nacional de Periodistas (Fenaj, por su acrónimo en portugués), por otro lado, defiende que este dinero debería alimentar un fondo público destinado a fomentar el periodismo local y mitigar desiertos de noticias en el país.
Para el profesor Rogério Christofoletti, responsable del Observatorio de Ética Periodística (Objethos) de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), la disputa por recursos públicos para la cultura es una situación ilustrativa de la precariedad en las formas de financiamiento público para el periodismo en el país.
“Lo ideal sería que tuviéramos convocatorias a fondos con recursos públicos que apuntaran al apoyo de actividades culturales [...] y convocatorias específicas para acciones de comunicación masiva y periodismo”, dijo Christofoletti a LJR. “El gobierno federal y los gobiernos locales no acostumbran lanzar convocatorias de ese tipo, tal vez porque tienen la idea que el periodismo y la comunicación son funciones que deben ser desempeñadas por la iniciativa público. Es una visión míope”.
(Este artículo fue escrito originalmente en portugués y traducido por César López Linares)