Se trata de un edificio de tres plantas y 300 metros cuadrados, en una calle arbolada en Botafogo, al sur de Río de Janeiro. Un espacio noble, por dentro y por fuera, dedicado al periodismo. La fachada es antigua, bien conservada, con paredes pintadas en rosa y detalles en blanco. En el interior, sus techos son altos y uno está adornado por una lámpara de cristal suntuoso. Los pisos y las ventanas de madera oscura, además de la escalera, dan un aire acogedor.
La propietaria del espacio es la Agência Pública de Jornalismo Investigativo (Agencia Pública para el Periodismo Investigativo), que desde marzo de 2016, organiza eventos, ruedas de prensa e incluso fiestas y happy hours para periodistas en el lugar. El proyecto, llamado Casa Pública también incluye un programa de residencia, que recibe a periodistas de diversos países, con becas para realizar reportajes.
“Queríamos un espacio multicultural y multifacético que pudiera ser un punto de encuentro de periodistas de todo el mundo”, dijo la gerente de Casa Pública, Mariana Simões, al Centro Knight. La casa era un sueño viejo, dijo la periodista. La Agencia iba a cumplir cinco años en 2016, y sus directoras, Marina Amaral e Natalia Viana, estaban pensando en los próximos pasos de la organización.
“Ellas querían abrir un espacio que fuera innovador. Tuvimos varias ideas, pero no sabíamos exactamente cómo sería. Cuando encontramos este lugar, la propia casa abrió nuevas puertas porque es tan grande y bonita que acabó transformando el proyecto en algo más grande a lo que habíamos imaginado”, dijo Simões.
El proyecto tiene tres frentes de trabajo. El primero es cultural: organizar eventos, exposiciones y proyecciones de películas. La idea es que la casa sea un lugar de difusión del trabajo periodístico y de debate sobre cuestiones de la prensa. Desde la inauguración, se han realizado 23 eventos en ocho meses.
“Al mismo tiempo, queríamos que fuera un lugar para hacer ruedas de prensa. Reporteros Sin Fronteras presentó aquí la Clasificación Mundial de la libertad de prensa, por ejemplo. Montamos un escenario y un pequeño auditorio. Es un espacio versátil. Lupa [agencia de verificación de datos de Brasil], por ejemplo, alquiló el espacio e hizo una fiesta para celebrar un año de existencia”, afirmó Simões.
En el caso de las ONG o empresas que pueden pagar, Pública cobra cerca de 600 reales (casi US 175 dólares) por el alquiler, pero la Casa también ha sido sede de varios eventos gratuitos. “Una ONG francesa, Terre des Hommes, hizo una sesión de cine y chat. No tenían dinero, por lo que nos asociamos. Fue interesante porque era una campaña sobre la niñez y los mega eventos como los Juegos Olímpicos, un tema en el que ya estábamos trabajando”.
Una de las principales actividades de la Casa son las Conversaciones Públicas, eventos gratuitos y participativos. Según Simões, la agencia invita a un periodista que es entrevistado en vivo por otro colega. El objetivo es que sea una charla más informal con la participación del público. “No queríamos un debate rígido o una mesa redonda. Y ha resultado muy bien. Los eventos han sido un éxito”, dijo.
La periodista contó que las Conversaciones Públicas atraen en promedio a 60 personas. Sin embargo, el público llegar a ser de cientos de personas dependiendo del invitado. Tal fue el caso del encuentro realizado el 24 de octubre con el periodistas angoleño Rafael Marques, que llenó la Casa.
En su sitio Maka Angola, Marques cubre temas relacionados con corrupción, política y derechos humanos. “Marques se alojaba aquí en la Casa. Por lo que también fue una oportunidad de intercambio”, dijo la periodista.
La Conversación Pública con los periodistas Glenn Greenwald (The Intercept) y Jonathan Watts (corresponsal para América Latina de The Guardian) también llevó a cientos de personas a la Casa. “Dejamos que entraran 150 personas y todavía había una fila de 300 más afuera”, dijo Simões.
Residencias
Otro frente de la Casa es el programa de residencias que invita a periodistas internacionales a que se hospeden en el lugar. La propiedad tiene capacidad hasta para ocho personas en dos habitaciones amplias ubicadas en el segundo piso. En 2016, Pública abrió un proceso de selección para becas de reportería como parte de su programa de residencias.
Periodistas extranjeros independientes, con cierta familiaridad con temas brasileños, ganaron 7.000 reales (cerca de US 2.045 dólares) para realizar informes sobre derechos humanos y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Los reporteros pasaron por lo menos 15 días hospedados en la Casa y contaban con el apoyo de la agencia para producir sus materiales.
“Dimos cuatro becas, dos de las cuales eran para parejas de fotógrafos y periodistas que compartieron el monto de esta. Entonces fueron seis periodistas en la Casa”, explicó Simões.
En total, 177 personas de 42 países se inscribieron. Los seleccionados fueron de Ecuador, Chile, Francia, Italia y Kenia.
“El keniano hizo un informe sobre desalojos. Fue muy interesante porque, según este periodista, no había una cobertura crítica de mega eventos en Kenia. Y uno de los criterios de selección fue también el impacto que el producto pudiera tener en el país donde sería publicado. Él trabajaba para un periódico independiente, llamado Content House, pero logró publicarlo en el periódico más importante del país. Mientras que la francesa y la italiana lograron publicar su reportaje sobre Porto Maravilha en la revista estadounidense Time”, aseguró.
Según Simões, el objetivo es ofrecer no sólo una estadía, sino un lugar con los recursos necesarios para el trabajo periodístico. Por eso, la directora estableció un cronograma para los becarios de encuentros con sus fuentes que podrían ayudar a los reporteros con sus historias.
“Ellos no estaban obligados a participar, pero fue una manera de crear oportunidades para que los periodistas conocieran un poco la realidad brasileña y tuvieran esa proximidad con las fuentes”, aseguró. De acuerdo con Simões, el objetivo es realizar más programas de estadía como los hechos durante las Olimpiadas.
La primera experiencia de residencia en la Casa fue con la periodista colombiana Olga Lucía Lozano, fundadora del sitio La Silla Vacía. Ella fue invitada a participar en un proyecto de Pública de dos meses llamado 100, sobre los desalojos durante los Juegos Olímpicos. Esta estadía también estaba conectada con el tercer frente de la Casa, el periodismo de innovación.
Los laboratorios de innovación son grupos de trabajo que buscan realizar reportajes especiales e interactivos dentro de la Casa. “Podríamos trabajar con Olga desde Colombia. Pero la idea era tener a todo el mundo aquí, para hacer lluvia de ideas. Era un ambiente multicultural, de intercambio y convivencia entre los periodistas, donde pudimos producir contenido y aprender de personas de otros países”, dijo Simões.
Del mismo modo, la Casa también hace un trabajo de incubación, dando espacio a nuevos proyectos periodísticos. “El personal de Gênero e Número [una iniciativa de periodismo de datos especializada en temas de género] tiene una oficina en la casa. También organizaron una residencia aquí con mujeres en América Latina”, contó Simões.
Happy hours de los corresponsales
La redacción principal de Pública, con 16 periodistas, se encuentra en São Paulo. En Río hay sólo tres empleadas: la gerente de la Casa, una practicante y una traductora. Cuando hay eventos, el equipo de Pública viaja a Río para ayudar en la organización. Para la agencia, sin embargo, era importante tener la Casa en Río de Janeiro como una manera de estar más cerca de los periodistas internacionales.
“Lo hemos hecho con las residencias, pero también ofreciendo la Casa a estudiantes extranjeros que hacen intercambio en Río y trabajan como practicantes en Pública. Río es un lugar de mayor tráfico internacional. Incluso, los principales corresponsales están en la ciudad”, explicó.
Por eso, la Casa también fue sede del happy hour de los corresponsales internacionales que fue realizado a principios de noviembre. El encuentro fue organizado por los propios periodistas que pidieron usar el espacio de Pública. “¡Nos pareció sensacional!”, afirmó Simões.
Otra de las razones para elegir Río como sede de la Casa fueron los Juegos Olímpicos. Al principio, el proyecto estaba muy centrado en el programa de residencias para los periodistas durante los Juegos.
“Después decidimos continuar y hoy tenemos fondos para trabajar dos años más”, celebró Simões. La Casa recibe apoyo de la Fundación Ford, la Fundación Oak, Open Society Foundations y de Porticus. La inversión del proyecto es alta: solo para mantener el alquiler de la casa se necesitan R $14 mil (cerca de US $4.090) cada mes. “Espero que el proyecto tenga una larga vida”, afirmó Simões, “porque me siento como viviendo un sueño”.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.