Los fondos de capital de riesgo están en busca de tecnologías innovadoras y con alto potencial de ganancia. No es el tipo de socio más frecuente de empresas periodísticas, que en general están luchando para sobrevivir en un ambiente de audiencias dispersas y renuentes a pagar por información.
Sin embargo, en un movimiento inusual en el mercado brasileño, Astella Investimentos inyectó R $6,8 millones (cerca de US $1,7 millones) en JOTA, una startup de periodismo que surgió en 2014 para cubrir de forma profundizada las noticias sobre el Poder Judicial brasileño y que amplió su actuación recientemente para abarcar también los poderes Ejecutivo y Legislativo.
La inversión, en la práctica, significa que Astella compró una parte de JOTA y se convirtió, por lo tanto, en socio minoritario de la startup y dueña de un porcentaje no divulgado de la empresa.
“En los últimos diez años hemos visto un cambio profundo del periodismo y del sector de los medios, con la gente teniendo dificultades para dar valor al contenido, para distinguir lo que es confiable y lo que no es”, dijo al Centro Knight Laura Constantini, socia y cofundadora de Astella. “Miramos a varios tipos de empresas de medios/contenido y lo que encontramos interesante en JOTA es que tienen un conjunto de clientes con gran aprecio por el producto”.
Astella es un fondo brasileño de capital de riesgo que invierte en empresas de tecnología. JOTA se destacó por haber sido capaz de desarrollar una red de suscriptores ávidos por información relacionada con el detrás de bastidores de los tres poderes del Estado, cuyas decisiones tienen el potencial de impactar sus negocios.
“Comenzamos a formar la tesis de que en nuestra visión el contenido tiene que estar vinculado a una necesidad de toma de decisiones de las personas. JOTA es importante para quienes acompañan el mercado financiero porque impacta la percepción de riesgos de los activos y rentabilidad futura. Entendimos que es una oportunidad”, explicó Constantini.
El nuevo socio, además de dinero, trae su experiencia en empresas de base tecnológica y en el desarrollo de nuevos negocios. Hasta entonces, el crecimiento de JOTA se debía a inversiones de los propios socios y del lucro generado en los últimos años. La facturación saltó de R $3,6 millones (cerca de US $936.000) en 2017 a R $6 millones el año pasado (cerca de US $1,55 millones), según informó Felipe Seligman, cofundador de JOTA. A pesar de operar en positivo desde el principio, la idea es acelerar lo que se venía alcanzado orgánicamente.
La entrada del capital de riesgo marca también una fase de cambios en JOTA, en que la tecnología gana prevalencia en relación al periodismo puro. El objetivo es vender no solo contenido, sino una solución tecnológica que asista al suscriptor en sus necesidades de información, con percepciones sobre decisiones que dependen de acciones del gobierno.
“Nuestra misión es hacer que las instituciones públicas sean más previsibles. El periodismo es potente, pero es más potente aliado a la ciencia de datos. El análisis político sin datos es meramente opinión. La ciencia de datos sin cruzamiento de información corre el riesgo de correlacionar cosas que no tienen causalidad”, dijo Seligman, hoy responsable del área de crecimiento de la startup.
Sin abandonar la base periodística que está en el ADN de JOTA, la ambición ahora es entrar en un nuevo mercado, en el que la empresa pasa a competir con otras de consultoría y de tecnología, con un suscriptor aún más exigente y dispuesto a pagar más.
“Vamos a un mercado más difícil que el de periodismo, más difícil de entregar. El periodismo es muy importante, pero estamos tratando de extender el mercado. Periodismo y ciencia. Periodismo y tecnología. No solo informaremos, sino que intentaremos predecir lo que va a suceder”, dijo Seligman. “No es periodismo de datos, sino ciencia de datos. Cómo utilizar el periodismo y la ciencia para predecir. ¿Los datos prevén un cierto camino? ¿Pasará el proyecto de ley de reforma de la seguridad social? Con este escenario y estos actores, esto sucede por eso esta razón”.
Es con este objetivo que se utilizará la mayor parte del dinero de Astella en la contratación de científicos y desarrolladores para JOTA Labs, el laboratorio de ciencia de datos de la empresa. A partir de ahí, se desarrollará una plataforma de información para los suscriptores, capaz de generar percepciones a partir de la información de los periodistas. No está claro todavía cómo va a suceder, pero es parte del trabajo del equipo que está siendo montado.
“Buscamos entender qué tipo de plataforma necesitan nuestros suscriptores. Nuestros suscriptores contratan varios tipos de servicios, como consultorías, para identificar oportunidades y obtener insights”, dijo Seligman.
Es el potencial de desarrollo de esta experiencia que atrajo a los inversores de riesgo, con miras a abrir nuevos mercados y replicar el modelo en otros países.
“La demanda por previsibilidad de los gobiernos va a crecer. Si probamos que ese modelo funciona en Brasil, trayendo periodistas competentes para ayudar al cliente en la toma de decisiones, puede ser replicado en otras regiones y otras esferas de poder. Vemos bastante valor en ello, en hacer todos los procesos más transparentes para un grupo grande de personas”, explicó Constantini.
Seligman es cauteloso al hablar sobre los cambios en la empresa y cómo se alejan en cierta medida del objetivo inicial, que era hacer la cobertura profundizada del poder Judicial, pero usando herramientas tradicionales de escrutinio periodístico. Ahora, la tecnología tiene un papel mucho más preponderante, aunque los principios del periodismo son el motor de JOTA, agregó. El periodista dice que no se trata de un giro, sino de un direccionamiento mayor en la propia cobertura, yendo del registro de lo que ocurrió para intentar prever científicamente escenarios futuros.
“Somos un caso exitoso en una industria con más preguntas que respuestas. JOTA no es la solución de todos los problemas del mundo. Queriendo o no, se volvió una referencia, pero ¿queremos ser la referencia en este momento, y no continuar aprendiendo? Tenemos la oportunidad de utilizar como benchmark no a las empresas de medios, sino a las de tecnología”, dijo Seligman.
Para los investigadores académicos del área de comunicación entrevistados por el Centro Knight, la inversión es positiva para el mercado, pero está lejos de ser un camino a seguir por la mayoría de las nuevas empresas de periodismo que vienen surgiendo en el país.
Para Patricia Maurício, profesora del departamento de comunicación de la PUC-Rio, la entrada de un nuevo inversor siempre plantea el cuestionamiento sobre el mantenimiento de la independencia editorial, que es lo que garantiza la calidad del periodismo de los sitios.
“Para un fondo de capital riesgo creo que es una buena inversión, para el periodismo del sitio, tengo dudas. Siempre es bueno tener un aporte financiero para sobrevivir, pero la independencia del medio queda comprometida con quien paga”, dijo Maurício, cuya línea de investigación se enfoca en la economía política de los medios de comunicación.
De acuerdo con Seligman, los nuevos socios de JOTA no van a influir en las decisiones editoriales, ni tienen interés específico en los medios.
“Ellos van a ayudarnos a organizar la empresa, a estar preparada para el crecimiento. La idea es profesionalizar la oportunidad de negocio, dar previsibilidad al proceso de ventas. Para escalar, necesitas predecir cuánto de ese mercado puedes conseguir como clientes, cuánto cuesta obtener un cliente, cuál es el retorno específico a largo tiempo. Para hacer esto, necesitas inteligencia y mejores prácticas”, dijo Seligman.
En el caso de Adriana Barsotti, profesora del curso de periodismo de la Escuela Superior de Propaganda y Marketing en Río de Janeiro (ESPM) y autora del libro “El periodista en mutación: del perro guardián al movilizador de audiencias”, esta inversión muestra la fuerza de las nuevas empresas de periodismo que nacieron en el ambiente digital.
“Gracias a esas startups, se han creado vacantes mientras que las redacciones tradicionales se contraen. Veo un escenario muy interesante. Los periodistas principiantes tienen que tener un ojo en este movimiento”, dijo Barsotti, quien también escribió “Una historia de la primera página: del grito al silencio en el periodismo en red”.
Uno de los grandes activos de JOTA, reconocido por Astella, es la base de suscriptores. En ese sentido, Barsotti ve un cambio de mentalidad crucial en relación a las empresas tradicionales de comunicación, que por mucho tiempo, y aún hoy, subestiman las necesidades de la audiencia, según ella.
“Recientemente, hice una conferencia en un periódico y pregunté cuánto tiempo se dedican pensando, conversando o atendiendo al cliente que ellos quieren que paguen la cuenta, y ellos no lo sabían. Si es el lector que va a sostener el negocio, él tiene que estar en el centro de atención, pero no está en la mayoría de los casos”, dijo.
Para ella, JOTA tiene la ventaja de, a través de la credibilidad de su periodismo, ser un puerto seguro para el lector en un mar de desinformación que está obligado a navegar.
“Si las empresas toman decisiones con base en la información que reciben, seguramente es porque confían en el trabajo periodístico. Su valor está en ello”, afirmó Barsotti.