Veintinueve periodistas y comunicadores fueron asesinados en América Latina y el Caribe en 2022, según datos del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) contabilizados hasta el 20 de diciembre. De ellos, en 13 casos se ha probado que estaban relacionados con la actividad periodística de las víctimas, mientras que otros 16 siguen bajo investigación.
El número de asesinatos de periodistas en la región igualó el récord histórico de 2011, cuando 29 profesionales de los medios perdieron la vida en América Latina y el Caribe. El estudio del CPJ incluye casos de violencia contra periodistas en todo el mundo desde 1992. En relación a 2021, este año el aumento representa un 163%.
La explosión de la violencia contra los periodistas en México explica en parte estas cifras: 13 periodistas fueron asesinados en el país en 2022. El país es uno de los más peligrosos del mundo para los periodistas -- en 2022, era el segundo después de Ucrania, que desde febrero pelea una guerra contra la invasión de Rusia. Allí, 15 periodistas han muerto cubriendo el enfrentamiento.
"A medida que crece la impunidad, y si los crímenes contra periodistas no son castigados, hay incentivos para aquellos que quieren dañar a los periodistas", dijo el periodista mexicano Javier Garza a LatAm Journalism Review (LJR) a principios de este mes. "Cualquiera que quiera matar a un periodista [en México] puede estar razonablemente seguro de que se saldrá con la suya porque la última persona lo hizo".
En México y otros países latinoamericanos, sin embargo, no existe un enfrentamiento formal entre fuerzas militares. La mayoría de los asesinatos de periodistas siguen el mismo guión: una emboscada en la que uno o dos pistoleros disparan varias veces contra las víctimas. En otras palabras, asesinatos por encargo.
Uno de los casos más emblemáticos del año tuvo lugar el 9 de mayo, con el doble asesinato de Yesenia Mollinedo y Johana García. Directora y camarógrafa, respectivamente, del portal de noticias El Veraz, ambas fueron acribilladas mientras se encontraban en un automóvil a la salida de una tienda de conveniencia, según el diario El Universal. Hombres armados en una motocicleta perpetraron el ataque, según el reportero Carlos Alberto Santos, que informó del asesinato desde el lugar de los hechos a través de Facebook Live.
Haití también demostró ser uno de los lugares más peligrosos para los profesionales de la prensa, con seis asesinatos este año según el monitoreo del CPJ. El país caribeño atraviesa una grave crisis de seguridad causada por la acción de grupos criminales armados, protestas antigubernamentales y el uso excesivo de la fuerza policial, informó la Sociedad Interamericana de Prensa.
El 30 de octubre, el periodista haitiano Romelson Vilcin, de Radio Génération 80, se encontraba frente a una comisaría de policía con otros colegas pidiendo la liberación del periodista Robest Dimanche, que estaba detenido allí. Según la versión policial, los agentes dispararon gases lacrimógenos para dispersar al grupo y un bote de gas alcanzó a Vilcin en la cabeza, quien murió posteriormente en el hospital. Esta versión es cuestionada por periodistas haitianos.
"Romelson Vilcin fue asesinado a tiros en el patio de la comisaría de Delmas 33. Un policía que perdió el control de su ametralladora abrió fuego en dirección a Romelson, mientras otros nos bombardeaban con gases lacrimógenos. Varios otros trabajadores de la prensa fueron maltratados por la policía", declaró el periodista Reynald Petit-Frère, presidente del Colectivo Haitiano de Medios de Comunicación en Línea (CMEL), al día siguiente del crimen.
En Brasil, el periodista británico Dom Philipps, que trabajaba como escritor independiente para diversas publicaciones como The Guardian y The Washington Post, fue asesinado en Atalaia do Norte, localidad situada en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia. Allí recababa información para un libro que estaba escribiendo sobre el desarrollo sostenible en la Amazonía. El indigenista brasileño Bruno Pereira, que le acompañaba, también fue asesinado.
El doble asesinato en la Amazonía atrajo la atención de los medios de comunicación internacionales sobre una rutina de violencia que los comunicadores locales conocen desde hace tiempo. "Tenemos un ecosistema mediático y periodístico local debilitado que no puede sostenerse y no puede producir porque no tiene dinero y está en la boca del lobo. Entonces, ¿cómo podemos garantizar una producción periodística independiente, original, con reportajes diarios, si no hay una infraestructura que garantice un mínimo de seguridad?", declaró en junio a LJR la investigadora Jéssica Botelho, responsable del mapeo de la región Norte de Brasil en el Atlas da Notícia.
En Chile, la muerte de la periodista Francisca Sandoval causó conmoción por ser la primera muerte de un periodista en el país desde el final de la dictadura del general Augusto Pinochet, es decir, desde la restauración de la democracia. El último asesinato de un periodista había ocurrido en 1987, cuando agentes de los servicios de inteligencia del Estado mataron a tiros a José Carrasco Tapia en su domicilio, delante de su familia.
Magdalena Saldaña, periodista chilena e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, declaró en mayo a LJR que "durante décadas, el mayor problema de la prensa chilena ha sido la alta concentración de medios, donde un par de conglomerados periodísticos son dueños de las radios y canales de televisión. Se habla de falta de pluralismo, de independencia, de visiones alternativas (...) Pero, el problema del miedo, de que pierdas la vida haciendo tu trabajo [como periodista], quedó relegado a los años de la dictadura".
Otros países latinoamericanos donde fueron asesinados periodistas fueron Colombia (2), Honduras (2), Ecuador (1), Guatemala (1) y Paraguay (1).