Por Jonathon David Orta
El activista mexicano Atilano Román Tirado fue asesinado el lunes mientras transmitía un programa de radio en vivo en Mazatlán, en el estado de Sinaloa. Los oyentes del programa semanal reportaron escuchar disparos después de que intrusos forzaron su entrada a la estación e ingresaron en la cabina donde el líder de la comunidad estaba transmitiendo.
Según los primeros informes, el ataque se produjo a las 10:40 de la mañana del lunes, cuando dos hombres armados llegaron a la estación de radio solicitándole información acerca del locutor a la recepcionista. Supuestamente, uno de los hombres esperó afuera mientras que el segundo recorrió la estación hasta que encontró la cabina donde Román Tirado estaba trabajando. El intruso abrió fuego a quemarropa, hiriendo de gravedad a el activista, que murió al llegar a un hospital cercano.
"Al aire se oyó el disparo, y luego se escuchó a uno de los compañeros de trabajo diciendo‘Ay no, él lo mató, lo mató’", comentó el director de la estación, Sergio Ontiveros, a la publicación The Independent. "Es entonces cuando se corta la transmisión... el operador de la estación se lanza al suelo y desconecta el cable maestro”.
Román Tirado era uno de los principales miembros de los Comuneros de la Presa Picachos, un grupo de 800 miembros conformado por residentes del área, cuyas tierras fueron inundadas a causa de la construcción de dicha represa.
Luego del inicio de la construcción de represas en el 2006, una serie de inundaciones desplazaron a cientos de familias que fueron trasladadas a viviendas provistas por el gobierno. Miembros de la comunidad dirigidos por Román Tirado, consideraron que las viviendas provistas eran insuficientes, por esta razón, comenzaron a organizar protestas para dar luz a los efectos negativos de la construcción de presas.
Ontiveros dijo a The Associated Press que "[Román Tirado] era belicoso con sus comentarios, era crítico, muy crítico. Su situación casi exigía eso de él" .
En los últimos meses, el líder comunitario había reforzado la organización, llamando a protestas para exigir que los pescadores en la Presa Picachos fuesen obligados a obtener permisos de pesca. Según Latino Post, estas movilizaciones resultaron en tensiones elevadas entre los grupos comunitarios.
De acuerdo a un artículo de Voxxi, el Gobernador de el estado de Sinaloa, Mario López Valdez, prometió que el asesinato no quedará impune.
Sin embargo, la muerte de Román Tirado se suma a una reciente ola de violencia contra periodistas en el estado de Sinaloa y el resto del país. Según un artículo publicado por PanAm Post, su asesinato ocurrió un día después de la desaparición del periodista mexicano Jesús Antonio Gamboa Urías, director de la revista política Nueva Prensa, también en Sinaloa. El Estado Norteño continua siendo sede del cártel de Sinaloa y desde la caída de su líder, Joaquín "El Chapo" Guzmán, en febrero del 2014, el estado ha visto un aumento en el índice de violencia.
El miércoles, la periodista María del Rosario Fuentes Rubio fue secuestrada, torturada y asesinada por su trabajo exponiendo actividad de los cárteles en el estado de Tamaulipas, enfatizando aún más las preocupaciones sobre la seguridad de los periodistas que trabajan en México.
Según el Comité para la Protección de Periodistas, 30 periodistas han sido asesinados en México desde 1992, el país ocupa el puesto 152 entre 180 países en el índice de libertad de prensa publicado en el 2014 por Reporteros sin Fronteras.
En respuesta a la muerte de Román Tirado, Reporteros sin Fronteras emitió un comunicado a través de su subdirectora de programas Virginie Dangles: "Exigimos a las autoridades a conducir una investigación exhaustiva sobre el impactante asesinato de Atilano Román y llevar a los responsables ante la justicia... Asesinar a un presentador en la cabina radial mientras está al aire muestra que la violencia contra los periodistas en México no conoce límites".
Mientras que la oficina del fiscal estatal de Sinaloa ha iniciado una investigación del asesinato, al momento la publicación de esta crónica no se han nombrado sospechosos.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.