*Esta nota fue actualizada.
Después de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, profiriera ofensas a los periodistas de TV Globo y amenazara con no renovar la concesión pública del operador como respuesta a un reportaje publicado en el Jornal Nacional, el Grupo Globo publicó un editorial en el que afirmó que el mandatario “solamente quiere una prensa que lo halague y que no busque informar los hechos tal como son, sino como a él le gustaría que fueran”.
El editorial “O lugar de cada um” (El lugar de cada uno), publicado el 5 de noviembre en el periódico O Globo, es un capítulo más en la tensa relación entre Bolsonaro y la prensa, alimentada por los ataques recurrentes del presidente contra el periodismo crítico. Según una encuesta del sitio Aos Fatos, del 1 de enero al 11 de octubre, Bolsonaro hizo 162 críticas al trabajo de periodistas y medios de comunicación, y 18 elogios o defensores de la libertad de prensa.
Sin embargo, después del periodo de la encuesta de Aos Fatos, se produjeron los ataques a TV Globo del 29 de octubre y la declaración del presidente del 31 de octubre en la que determinó que todas las suscripciones al diario Folha de S. Paulo en el gobierno federal fueran canceladas y que los anunciantes del periódico deberían “prestar atención”. Siguiendo la cartilla de Donald Trump, Bolsonaro anunció la medida una semana después de que el presidente de Estados Unidos dijera que ordenaría a las agencias federales del país a cancelar las suscripciones a The New York Times y The Washington Post.
“Espere más periodismo”, dice Globo
El actual tire y afloje entre Bolsonaro y el Grupo Globo se debe a la reacción del presidente a un reportaje del Jornal Nacional publicada en la noche del 29 de octubre. El artículo afirmó que uno de los sospechosos de asesinar a la concejal Marielle Franco el 14 de marzo de 2018 se reunió con otro acusado del crimen, que vive en el mismo condominio donde Bolsonaro vive en Río de Janeiro, horas antes del asesinato. El reportaje tuvo acceso al testimonio del portero del condominio en el que afirma que el visitante dijo que iba a la casa de Jair Bolsonaro, entonces diputado federal, y que el “Sr. Jair” respondió a la llamada a través del intercomunicador y autorizó la entrada. El artículo también afirma que ese día, Bolsonaro estaba en Brasilia, como lo muestran los registros de presencia del entonces diputado en la plenaria de la Cámara y videos publicados en sus redes sociales.
En la transmisión en vivo en la que atacó el periodismo de TV Globo, Bolsonaro negó cualquier participación en el asesinato de Franco y expresó la posibilidad de que el portero hubiera mentido, hubiera sido animado a dar falso testimonio o hubiera firmado la declaración sin haberla leído.
Días después de haberse publicado el reportaje y de los ataques del presidente a la cadena, el director general de periodismo de TV Globo, Ali Kamel, envió una nota interna a los periodistas de la compañía detallando la investigación que dio lugar al reportaje y dando “las felicitaciones más efusivas” a los profesionales responsables de la investigación, informó Folha.
“Seguiremos haciendo periodismo, buscando la verdad. Es nuestra misión. Para nosotros es un motivo de orgullo. Para otros, de irritación y miedo”, escribió Kamel en referencia a los ataques del Presidente.
En el editorial del 5 de noviembre, el Grupo Globo afirma que el ataque del Presidente la semana pasada “no es nuevo”, ya que “no aprecia la prensa independiente y profesional”. “No la tuvo durante la campaña y continúa sin tenerla desde el primer día en el cargo”, dice el texto.
La compañía también elogió a sus periodistas, diciendo que en sus 94 años de existencia, “se ha ganado el respeto del público porque siempre se ha rodeado del mejor talento, de los periodistas más competentes. Profesionales comprometidos con la verdad, íntegros, honestos, que se dedican; con gran esfuerzo personal, hora tras hora, día tras día, semana tras semana, año tras año; a dar lo mejor de sí mismos para obtener información de calidad”.
El Grupo Globo se refirió a las ofensas del presidente hacia los periodistas de la compañía en su transmisión en vivo en Facebook del día 29 y dijo que “llamarlos bribones, canallas y cerdos no dice nada de ellos, sino bastante de los valores de quien profiere insultos tan indignos”.
“Es necesario repudiar esa actitud del presidente de la manera más vehemente posible y denunciarla como la de un hombre que, hoy sin más ilusiones, no comparte los valores democráticos más básicos. Sin embargo, no esperen reacciones al mismo nivel. Esperen más periodismo. Esperen la búsqueda de la verdad, sin miedo, que retrate los hechos tal como son, positivos o negativos, incluso sobre el gobierno. Y que denuncia cualquier intento de reducir las libertades de nuestra democracia”, dijo el grupo de comunicación.
De acuerdo con Folha, el Ministerio Público de Cuentas pidió al Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), una institución que fiscaliza el gasto oficial, que investigue las posibles pérdidas causadas por Bolsonaro a Globo y la responsabilidad del país al amenazar a la emisora con no renovarle su concesión.
En el pedido al TCU el 6 de noviembre, el fiscal adjunto Lucas Furtado sostuvo que “si se prueba que existió una motivación ideológica o mero desagrado con respecto a los artículos periodísticos difundidos por la emisora en la orden del gobierno federal, como ha sucedido, con el fin de perjudicar deliberadamente la imagen y las finanzas de TV Globo, perjudicando el ingreso de recursos de sus patrocinadores, se trata, en mi opinión, de una situación de gravedad extrema, puesto que podría interpretarse hasta como un acto de censura flagrante e inconstitucional”.
Según Folha, el pedido fue enviado al magistrado José Múcio Monteiro, presidente del TCU, quien deberá encaminar el caso.
Folha “envenena mi gobierno”, dice Bolsonaro
Días después de lo de Globo, Folha nuevamente se convirtió en el blanco de Bolsonaro, quien desde la campaña electoral en 2018 ha estado atacando el periódico. En una entrevista con TV Bandeirantes el 31 de octubre, el presidente declaró que había determinado “que todo el gobierno federal terminara y cancelara la suscripción al Folha de S. Paulo”.
“La orden que di [es] que ningún órgano de mi gobierno recibiera el periódico Folha de S. Paulo aquí en Brasilia. Está determinado. Eso es lo que puedo hacer, pero nada más que eso”, dijo.
Bolsonaro dijo que no era censura y que “nadie será castigado” si quiere leer el periódico. “Su asesor va al kiosco y lo compra y se divierte”, dijo. “Ya no quiero saber sobre Folha de S. Paulo, envenena a mi gobierno leer Folha de S. Paulo”.
Más tarde, en una transmisión en vivo en su perfil de Facebook, el Presidente envió un mensaje a los anunciantes de Folha: “Ya no gastaremos dinero en este tipo de periódico. Y quien anuncia en Folha de S. Paulo presta atención, ¿verdad?”.
En un comunicado, Folha dijo que “lamenta otra actitud abiertamente discriminatoria del Presidente de la República contra el periódico y continuará haciendo, en relación con su gobierno, el periodismo crítico y no partidista que le caracteriza y que practica en relación con todos los gobiernos”.
Días después de la declaración del presidente, el Ministerio de Relaciones Exteriores excluyó a Folha del recorte de noticias puesto a disposición de los empleados de la cartera diariamente, informó el periódico. Según el propio Folha, el Ministerio confirmó que la exclusión se debió a la determinación de Bolsonaro de cancelar las suscripciones al periódico por parte del gobierno.
El 4 de noviembre, el fiscal adjunto Furtado envió al TCU una solicitud para que investigue un posible “mal uso del propósito” en la orden de Bolsonaro al gobierno federal de cancelar las suscripciones de Folha, reportó el diario. También solicitó a la corte suspender la decisión del Presidente mediante una medida cautelar.
El discurso de Bolsonaro, según el fiscal adjunto, indica que el Presidente “se opone al contenido de las noticias” publicadas por Folha, reportó el periódico. Furtado afirmó en su pedido que, en caso se confirme que la cancelación de las suscripciones no tuvo una motivación legítima, sino que fue en realidad un acto de “persecusión política contra el diario”, el acto administrativo se calificaría como un mal uso del propósito. De acuerdo con Folha, el TCU debe abrir un proceso para que se analice el pedido del fiscal adjunto.
Aos Fatos: los ataques aumentan durante la crisis del gobierno
La encuesta del sitio Aos Fatos encontró que desde su toma de posesión como presidente, Bolsonaro ha hecho en promedio un comentario denigrando a la prensa cada dos días. El Grupo Globo y Folha son los blancos más frecuentes del presidente, que aparecen en el 30% de las menciones negativas hacia la prensa de parte de Bolsonaro, según un estudio en “discursos y entrevistas transcritas por Palácio do Planalto, en el archivo de verificaciones de datos de Aos Fatos y en tuits del presidente”, explicó el sitio.
La frecuencia de las críticas del presidente a la prensa aumenta en tiempos de crisis del gobierno, concluyó Aos Fatos. Agosto fue el mes en que Bolsonaro hizo los comentarios más negativos sobre la prensa: fueron 46 en los 31 días del mes en que hubo una intensa cobertura nacional e internacional de la quema de la selva amazónica. Otro momento de fuertes críticas llegó en mayo, después de que la prensa informara que investigadores tuvieron permitido acceder a los registros bancarios del senador Flavio Bolsonaro (PSL-RJ), el hijo del presidente que para esa época estaba bajo investigación por varios crímenes incluyendo lavado de dinero y malversación de fondos, entre otros, según informó UOL.
Entre las 18 menciones positivas de Bolsonaro sobre la prensa señaladas por Aos Fatos en el señalado periodo, se encuentra una afirmación del compromiso de Brasil con la defensa de la libertad de prensa en su discurso ante las Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 24 de septiembre. También hay elogios con advertencias, como la declaración de que “la familia, la religión, la libertad de prensa, a pesar del exceso en muchas oportunidades, ustedes son importantes para el futuro de Brasil”, durante un discurso en la celebración del Día del Soldado, en Brasilia, el 23 de agosto.