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Cerosetenta, Bellingcat y Forensic Architecture se unen para mapear la violencia policial y reconstruir crímenes en protestas en Colombia

El medio colombiano Cerosetenta se unió al colectivo internacional de periodistas e investigadores Bellingcat y a la agencia de investigación Forensic Architecture para mapear la violencia policial durante las protestas que tienen lugar en Colombia y, en una segunda etapa, reconstruir los crímenes cometidos en este contexto.

Las manifestaciones comenzaron hace más de veinte días, el 28 de abril, contra una reforma tributaria propuesta por el gobierno de Iván Duque. El Ejecutivo desistió de la ley luego de la reacción negativa, pero las protestas continuaron y comenzaron a incluir otras demandas, como reducción de desigualdades, reforma policial, mejor implementación del proceso de paz, entre otras.

Desde el inicio de las manifestaciones, 47 personas han muerto, 39 de ellas por fuerzas policiales, según las organizaciones Indepaz y Temblores ONG. El informe también advierte de otras violaciones cometidas por las fuerzas de seguridad como 133 casos de disparos de arma de fuego, 1.055 detenciones arbitrarias, 362 víctimas de violencia física, entre otros.

El proyecto colaborativo de Cerosetenta, Bellingcat y Forensic Architecture comenzó a realizarse al inicio de las manifestaciones, el 28 de abril, apenas aparecieron los primeros indicios de violencia policial.

“Desde ese instante activamos nuestro equipo para tratar de recoger esa información”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) el cofundador de Cerosetenta Lorenzo Morales, coordinador del proyecto y editor.

Lorenzo Morales cofundador de Cerosetenta, Colombia

Lorenzo Morales, cofundador de Cerosetenta. (Foto: Archivo personal)

La primera etapa de la colaboración es el mapa interactivo, llamado “Represión y muerte en las calles de Colombia”, que se lanzó el 9 de mayo. La plataforma permite visualizar varios videos de violencia policial, categorizados según fecha y geolocalización. Así, es posible ver todas las agresiones ocurridas en una ciudad y en un día determinado, por ejemplo, o ver, a la vez, todos los casos de violencia extendidos por el país. Los videos que componen la base de datos del mapa son todos públicos, recolectados de redes sociales y chequeados mediante un riguroso proceso de verificación.

Según la encuesta, se pudo confirmar que 29 personas murieron en los últimos 22 días en enfrentamientos con la policía durante las protestas. La plataforma, que es de código abierto, fue proporcionada por Forensic Architecture, que tiene su sede en Goldsmiths, en la Universidad de Londres.

Sólo fue posible obtener el mapa rápidamente porque las tres organizaciones ya habían estado trabajando juntas en otros proyectos. Cerosetenta y Bellingcat, por ejemplo, habían realizado una investigación en 2019, sobre las manifestaciones de ese año. El reportaje especial reconstruyó, segundo a segundo, la muerte de Dilan Cruz, de 18 años, en una protesta en Bogotá - él fue golpeado en la cabeza por un proyectil tipo “bean bag” (munición menos letal, conocida como BB).

“Recibí una llamada de Cerosetenta, de Lorenzo, y me dijo: ‘Hola Giancarlo, no me conoces, hemos oído hablar de Bellingcat, sabemos el trabajo que haces y tenemos muchos videos de esta protesta y pensamos que tal vez si miramos los videos y encontramos más videos, tal vez podamos descubrir quién mató a Dilan Cruz’”, le dijo a LJR el criminólogo Giancarlo Fiorella, investigador sénior de Bellingcat, quien colabora en proyectos con Cerosetenta.

De hecho, la investigación logró identificar al policía presuntamente responsable del disparo, a través de la combinación de videos que la gente realizó durante la protesta y que publicó en redes sociales, así como de trabajo de campo.

“Cerosetenta hizo un muy buen trabajo en el terreno para obtener más videos, y básicamente vimos un montón de videos durante mucho tiempo, para tratar de combinarlos en secuencia e identificar al policía”, dijo Fiorella.

El material encontrado en el reportaje, dijo Morales, fue utilizado por la familia de la víctima para solicitar que el delito fuera juzgado por la justicia ordinaria. Pese a ello, según Morales, el caso aún se encuentra en la justicia militar y el oficial sigue vinculado a la Policía Nacional.

Giancarlo Fiorella

Giancarlo Fiorella, investigador sénior de Bellingcat. (Foto: Archivo personal)

Tras el éxito de la alianza en 2019, las organizaciones volvieron a trabajar juntas en septiembre de 2020, cuando nuevas protestas sacudieron al país. En ese momento, publicaron una serie especial, “La oscura noche del #9S”, con más de 300 videos y reportajes callejeros, que reconstruyó los hechos de la noche del 9 de septiembre, cuando murieron diez civiles.

Fue durante este periodo que Bellingcat puso a Cerosetenta en contacto con Forensic Architecture, para construir un mapa que albergara todos los registros audiovisuales recopilados. La plataforma se utilizó en 2020 y ahora se relanza con datos de las protestas actuales.

Próximamente, pretenden implementar diferentes herramientas de búsqueda en el mapa, como una línea de tiempo, que permitirá la visualización de datos de diferentes oleadas de manifestaciones (2020 y 2021). También quieren incluir un filtro por tipo de agresión (muerte, heridas, atropello) y por tipo de víctima (periodista, civil, observador de derechos humanos).

Método de trabajo y verificación de videos

En todas estas investigaciones, la pesquisa es de código abierto, es decir, parte de información que es pública en internet, ya sean videos de protestas en redes sociales o documentos en un sitio web del gobierno. Este método es precisamente la especialidad de trabajo de Bellingcat, un colectivo fundado en Inglaterra, con sede en Holanda.

Fiorella, quien es venezolano y vive en Canadá, dijo que Bellingcat ha ayudado a Cerosetenta, así como a otros medios del mundo, compartiendo sus metodologías de investigación. Esto permite a los periodistas verificar información sobre un video en particular, entre otras cosas.

“¿Cómo sabes que un video que alguien puso en Twitter y dice ‘acabo de hacer este video esta mañana en Bogotá’, es realmente de Bogotá y es realmente esta mañana?”, ejemplificó Fiorella.

Morales usa una metáfora sobre construcción para el proceso de trabajo. Describe la primera etapa como un trabajo de “mineros con bulldozer”, que consiste en recolectar y almacenar una cantidad impresionante de videos, testimonios y fotos que circulan en Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp y Telegram.

“Recoges cientos de pedazos de información que a veces se repiten, que no han sido verificados, que pueden ser de cualquier cosa”, dijo Morales.

La segunda etapa es una tarea para los constructores. Cuando dejan la excavadora a un lado y usan herramientas más finas, como “una pica” para poner todo en una base de datos y clasificar según la fecha, la ubicación, la descripción del video y el enlace de la fuente original.

“En esta etapa ya vamos limpiando y dejamos por fuera muchas cosas que son videos falsos, [...] a veces circulan cosas de lo que pasó en Chile, de Bolivia, me acuerdo que hubo uno incluso de la India que dieron como por ser un caso en Colombia. O de otros que no coinciden en el tiempo y ahí a veces con simplemente ver que nadie tiene tapabocas ya es una razón para decir: bueno, eso quizás no es de esos tiempos”, explicó Morales.

En esta fase entra buena parte de la metodología de Bellingcat para verificar la información. El primer paso es realizar una búsqueda inversa de imágenes en un motor de búsqueda, como Google.

“Básicamente le estás preguntando a la plataforma: ¿sabes si este video ya existe en internet? Entonces sabes si el video es reciclado”, dijo Fiorella.

Otro control es la geolocalización, donde el reportero o investigador usa Google Street View para encontrar exactamente dónde se hizo el video. Para eso, observan edificios, letreros, nombres de calles. Dado que las imágenes de Google pueden estar desactualizadas, es importante estar atento a los detalles que son más permanentes.

“Quieres mirar, por ejemplo, en las calles, ¿cuántos carriles tiene la carretera? ¿Hay letreros en los costados, cuántos? Porque estas estructuras no suelen cambiar con el tiempo”, explicó Fiorella. Identificando la ubicación por este método puede tardar algunas horas o días.

El tercer paso es ubicar el video a tiempo. En el contexto de las protestas de Colombia, una forma de determinar el tiempo es buscar otros videos del mismo evento y establecer una secuencia de tiempo entre ellos.

“Suelen ser eventos de alto perfil, por lo que hay mucha gente en las protestas, muchas con teléfonos celulares y muchas grabando. Si encuentras otros videos del mismo evento, puedes ponerlos en orden cronológico y tener una idea del tiempo”, agregó Fiorella.

Además, los investigadores buscan varios registros sobre el mismo evento: podrían ser personas hablando de ese evento o noticias que corroboren el hecho. Otra parte importante, después de la verificación, es el archivo de todos los videos. Por tratarse de un material violento o flagrante de un delito cometido por la policía, muchas personas pueden borrar la publicación, e incluso la plataforma puede sacar el video del aire, por violar las reglas de uso.

“A veces, las personas pueden compartir algo en el calor del momento y luego darse cuenta de que pueden tener problemas por compartirlo”, dijo Fiorella.

Según el criminólogo, el trabajo de verificación es fundamental, porque eso es lo que le da el estatus de prueba al video.

“Poder decir con certeza dónde se hizo un video y cuándo se hizo le da poder de prueba, porque lo que dicen los gobiernos, la policía y las personas poderosas cuando les presentas un video o evidencia fotográfica es ‘esto no es así, esto es una noticia falsa’. [...] Al decir ‘no, es de allí, es de esa noche y te lo puedo probar’, esto da poder de evidencia, por lo que hace mucho más difícil para aquellos en una posición de poder negar la verdad”, afirmó.

Finalmente, hay una etapa que Morales califica de arqueológica, en la que van “limpiando con una brocha” para comenzar a analizar el material. Es decir, unir un video con otro, crear secuencias y empezar a explicar lo que se ve. Esta es la parte donde reconstruyen crímenes y episodios, como se hizo con la historia de Dilan Cruz. Actualmente, dividieron al equipo en pequeños grupos para hacer lo propio con casos actuales, como el del joven Lucas Villa, quien murió en una protesta.

La diferencia es que, en las manifestaciones en curso, hay muchas más muertes, y un volumen de material, información y evidencia mucho mayor, porque la violencia policial está muy extendida en todo el país, y no se concentra en Bogotá y sus alrededores, como sucedió en 2020. “Ha sido una represión mucho más generalizada”, dijo Morales.

La parte final, la investigación de los crímenes, lleva más tiempo, pero es muy valiosa, ya que aclara efectivamente los hechos.

Mapa de violencia policial durante protestas en Colombia. (Captura de pantalla)

Mapa de violencia policial durante protestas en Colombia. (Captura de pantalla)

“Todos estamos sometidos a esta avalancha de información, tenemos la sensación de que hemos visto todo en nuestras redes, pero en el fondo no entendemos nada. Esa es la etapa de entender: qué pasó, cómo pasó, quién disparó, quién es responsable”, explicó Morales.

Por ello, el periodista colombiano argumenta que es importante combinar las técnicas de investigación digital con el periodismo tradicional: ir al campo, hablar con personas que viven o trabajan en la zona y buscar fotos y videos que no hayan sido publicados en internet.

En uno de los casos que están investigando, pudieron, a través de videos recolectados de las redes sociales, determinar el punto exacto donde una persona fue asesinada. Luego, un reportero fue al lugar y encontró un video extra, de las cámaras de seguridad en una frutería, que resultó ser fundamental.

De manera similar, en la investigación “La oscura noche del #9S” ir a la escena significó que el equipo descubrió a una persona que había mantenido las cápsulas disparadas por grupos civiles encapuchados, según Morales. También en el caso de Dilan Cruz, Morales dijo que pudieron encontrar y almacenar restos de municiones disparadas por el mismo policía.

“Lo que hemos tratado de hacer siempre es combinar, no volvernos una redacción que solo trabaja en el mundo digital [...], sino combinarlo con trabajo de campo. Eso es lo que mejor nos ha funcionado, sobre todo en esta parte de reconstrucción forense de eventos”, dijo.

Para Morales y Fiorella, el proyecto, específicamente el mapa, es importante por varias razones. En primer lugar, sirve como registro histórico, porque es la única herramienta que recopila, categoriza y verifica los incidentes registrados por la población en las protestas, con una metodología rigurosa. Por ello, argumentan que la plataforma es una base de datos útil para investigadores, criminólogos y periodistas.

El hecho de permitir la visualización del conjunto de agresiones también tiene ventajas, afirman. Cubrir casos aislados puede hacer que el tema se disperse y que las historias se olviden con el tiempo, cree Morales.

“Juntar todo en un solo lugar yo creo que tiene un valor documental y un valor para entender que se trata de un fenómeno que sigue unos patrones. Número 2: creo que juntar todo eso permite hacer investigaciones de arqueología forense, sin esa base de datos y banco de videos no podríamos pasar a la tercera etapa. En tercer lugar: creo que le hace más difícil y más incómodo a las autoridades seguir afirmando que aquí no pasa nada. [...] Cuando uno ve el conjunto es inaceptable que las autoridades y el gobierno quieran olvidarlo o pasar de agache”, dijo.

Ambos coordinadores afirman que el mapa ayuda a demostrar que la violencia policial es recurrente y estructural, porque es posible ver los patrones con claridad.

“Un poco la reacción del gobierno en Colombia ha sido refugiarse en que se trata de casos aislados, de que efectivamente de pronto hay un policía que se excedió, pero cuando ves todo eso junto te das cuenta que no son manzanas podridas o ruedas sueltas, sino que hay un desborde de esa violencia”, enfatizó Morales.

“Te das cuenta: no se trata de manzanas podridas, podría tratarse de manzanas podridas, pero luego hay manzanas podridas por todas partes. Es una forma de visualizar los abusos generalizados de la autoridad y el poder policial”, dijo por su parte Fiorella.

El presidente de Colombia, Iván Duque, negó recientemente que hubiera un abuso sistemático por parte de la policía.

Ha habido actos de abuso de fuerza”, dijo. Pero “solo decir que podría haber alguna posibilidad de que la policía colombiana sea vista como un abusador sistemático de los derechos humanos, bueno, eso no solo será desleal, injusto, sino que no tendrá ningún fundamento”, según The New York Times.

El mandatario también mencionó una política de “tolerancia cero” hacia la violencia policial, así como al menos 65 investigaciones abiertas por presuntas violaciones, según el reportaje.

Redacción Cerosetenta en Colombia

La redacción de Cerosetenta está ubicada en un antiguo vagón de tren en el campus de la Universidad de Los Andes. (Foto: Suministrada)

Para la recolección y verificación de los videos, Cerosetenta contó con un equipo de unas diez personas, además de más de diez estudiantes de periodismo de la Universidad de Los Andes, donde tiene sede el medio, quienes se ofrecieron como voluntarios. También participaron profesores, diseñadores, científicos de datos y especialistas en tecnología del Centro de Estudios de Periodismo de la Universidad.

Para Morales, esto muestra cómo las redacciones pueden ser más flexibles y adaptables.

“A raíz de esta situación, digamos se dio una sala de redacción expandida, llegaron los estudiantes, el profesor que coordina el tema tecnológico, llegó la gente de Bellingcat. Una vez este suceso pase, la sala de redacción vuelve a ser chica [con 6 a 7 personas] y a su tamaño más natural. Lo cual me parece muy interesante como está una especie de fuerza disponible que entra a actuar en una emergencia”, aseguró.

 

*Este artículo fue escrito originalmente en portugués y fue traducido por Silvia Higuera.

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