“Estamos en una relación abusiva con nuestros dispositivos tecnológicos favoritos y sospechamos que pueden estar poseídos por el Chupadatos”. Así se presenta el proyecto Chupadatos, lanzado en diciembre de 2016, cuyo objetivo es contar, a través de textos e infografías, cómo los equipos y servicios tecnológicos son usados en América Latina para recolectar, almacenar e incluso vender datos personales - muchas veces sin el conocimiento de los usuarios.
El proyecto es una colaboración de periodistas e investigadores en Brasil, Argentina, Chile, México y Colombia, y busca producir contenido sobre privacidad, vigilancia y derechos digitales en la región. La iniciativa es de la organización Coding Rights, un “Think-and-Do tank [instituciones de acción y productoras de conocimiento], liderado por mujeres y creado en Brasil, que busca avanzar en el fortalecimiento de los derechos humanos en el mundo digital”.
La plataforma de Chupadatos, en español y portugués, ya ha publicado textos sobre Brasil, Chile, Argentina y, pronto, sobre Colombia y México. Para realizar sus historias, Chupadatos colabora con diversas organizaciones en América Latina como Datalabe, Derechos Digitales, Idec, Karisma, Privacy International y Tactical Tech Collective.
Al contrario de otros proyectos de Coding Rights, como Oficina Antivigilância, que es más técnico y dirigido a activistas y entidades de defensa de derechos digitales, Chupadatos quiere atraer un público común al debate sobre privacidad y vigilancia en el ambiente digital.
Por eso el nombre del proyecto: Chupadatos. Un juego de palabras inspirado en el Chupacabra, figura popular en América Latina considerada una leyenda contemporánea. Así como la criatura que supuestamente chupa la sangre de los animales, el Chupadatos sería “una entidad que se apoderó de nuestros dispositivos tecnológicos” para robar datos personales, según una de las fundadoras del proyecto, Joana Varon.
Además del nombre, el lenguaje y la identidad visual de la plataforma también están pensados para atraer a los usuarios comunes de la tecnología.
“Intentamos tratar las imágenes de una forma diferente del imaginario de vigilancia y privacidad, que es siempre una cámara, un candado, un ojo. Hicimos imágenes más coloridas que se remiten a personas. Queremos salir de la burbuja de la sociedad civil y defensores de derechos humanos para alcanzar a los consumidores, padres que quieren pensar en cómo proteger a sus hijos que navegan por internet, por ejemplo”, explicó Varon al Centro Knight.
Según dijo, para la mayoría de las personas, la privacidad en el mundo digital es un tema distante, vago y abstracto - ellas no perciben los riesgos y cómo la vigilancia pueden afectar sus vidas. Por eso, la plataforma procura abordar, de forma simple e instigante, cómo las tecnologías cotidianas pueden recolectar y procesar datos personales y cómo un usuario se puede proteger. Las historias están divididas en cuatro categorías: el Chupadatos en su ciudad, en su bolsillo, en su cuerpo y en su casa.
En el caso de vigilancia urbana, Varon explicó cómo la alta criminalidad en América Latina añade un desafío más a la defensa de derechos digitales.
“Como hay una mayor preocupación por la violencia, el discurso de la vigilancia tiene un peso grande y acaba llevando a las personas a pensar que deben abdicar su privacidad supuestamente como una forma de tener seguridad. Pero la verdad es que la privacidad y la seguridad no son conceptos opuestos, al contrario, pueden y deben andar juntos”, aseguró Varon.
Uno de los artículos de Chupadatos trata sobre el avance de las cámaras de vigilancia en Argentina y cómo el mecanismo es usado como argumento para conseguir votos en las elecciones. El texto también destaca que no hubo una relación comprobada entre seguridad y vigilancia, es decir, que no siempre las ciudades con más cámaras tienen menos crímenes.
Otro tema tratado por el proyecto, por ejemplo, es la recolección de datos por dispositivos de salud. Uno de los textos explica cómo las mujeres comparten información detallada e íntima, como la frecuencia con la que tienen relaciones sexuales, síntomas corporales y emociones diarias, a través de aplicaciones de control del ciclo menstrual.
El artículo llamado “Menstruapps - ¿Cómo convertir tu menstruación en dinero (para los demás)?”, cuenta cómo estos datos pueden ser vendidos a publicistas, gobiernos, clínicas, operadores telefónicos e incluso agencias de crédito. El texto también muestra cuáles aplicaciones son más seguras y cómo pueden protegerse.
Chupadatos explica que actividades simples como navegar en internet, usar tarjetas de transporte y hacer transacciones bancarias generan una cantidad enorme de datos. Esta información, alerta la plataforma, pueden ser utilizadas para mejorar las políticas de servicios, pero el uso indebido de los datos “puede exponer, segregar y amenazar a los individuos”.
“En Estados Unidos, los datos pueden ser determinantes para una persona al conseguir un crédito, un seguro, un empleo nuevo o una plaza en una escuela. Eso muchas veces resulta en segregación y el mantenimiento asimétrico de los poderes. El objetivo del proyecto es mostrar cómo eso ocurre en América Latina”, afirmó Varon, graduada en Derecho y Relaciones Internacionales.
Varon aseguró que los datos forman perfiles de los usuarios, lo que condiciona qué tipo de información y producto la persona tendrá acceso en el mundo digital. “Eso puede moldear la forma como vemos el mundo sin que lo percibamos. Estamos siendo manipulados con nuestros propios datos”, dijo.
Es importante para la plataforma aumentar consciencia entre los usuarios en relación con el uso de tecnologías.
“Cada uno necesita saber cómo manejar sus aplicaciones, cambiar sus configuraciones. No necesita ser un hacker, ni un geek para saber alterar la configuración o usar las herramientas de protección de las comunicaciones que son cada vez más accesibles”, dijo Varon.
Concientizar al público también es relevante para la sociedad para cubra y presione a las autoridades a implementar políticas públicas y legislación en el tema. “Brasil es uno de los pocos países en América Latina que no tiene una ley en protección de datos personales. Otros países de la región tienen leyes, pero el órgano de protección no es independiente, por lo tanto hay problemas al momento de aplicar las reglas”, aseguró.
Equipo y colaboración con periodistas
Además de Varon, el equipo de Chupadatos cuenta con Natasha Felizi, también fundadora del proyecto. Ambas trabajan para Coding Rights, que tiene sede en Rio de Janeiro: Varon es la Directora Ejecutiva de la organización y Felizi, maestra en Letras, es la Gestora de Proyectos.
A pesar de que el sitio fue lanzado en diciembre de 2016, Felizi y Varon trabajaban en la elaboración y desarrollo del proyecto desde el final de 2015, cuando la plataforma recibió financiamiento de Open Society Foundations - que también apoya a Coding Rights.
El mismo año, Chupadatos organizó un taller en Buenos Aires con periodistas que cubrían vigilancia, una guionista y organizaciones de derechos digitales de Chile, Argentina y México. El taller sirvió para definir y organizar los cuatros ejes temáticos, además de la primera serie de historias.
Según Varon, los textos fueron elaborados por periodistas e investigadores, en compañía de un equipo de consultores jurídicos, y editados por Chupadatos. “El proyecto está abierto a colaboraciones, que pueden ser pagas, de periodistas de América Latina”, afirmó.
El proyecto también quiere vincular a medios de comunicación para publicar el contenido. “El artículo de menstruapps salió en el sitio de noticias brasileño Nexo, por ejemplo. Queremos llegar a un público más amplio, a través de otros canales, como la prensa tradicional”, aseguró Varon.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.