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Cómo innovadores argentinos crearon Chequeado y lo convirtieron en uno de los líderes mundiales en verificación de datos

*Esta historia hace parte de un proyecto especial sobre Innovadores en el Periodismo de América Latina y el Caribe.


Era un día soleado del mes de mayo cuando los miembros del equipo de Chequeado prepararon cuidadosamente un gran juego de mesa en la Plaza Moreno de La Plata, Argentina. La escena en su conjunto tenía un aire extravagante: dados que requerían de dos manos para ser lanzados, fichas que medían más de un metro de altura y artistas de circo que llamaban la atención de los transeúntes para que probaran suerte en una versión gigante de verificación de datos del popular juego de “La Oca”.

Pero había algo más importante detrás de la diversión y los juegos. El tablero contaba la historia de los progresos (o la falta de ellos) en los proyectos de obras públicas realizados en la ciudad tres años después de una inundación histórica. Los hallazgos fueron el resultado de las investigaciones periodísticas de Chequeado, algunos medios y periodistas locales y un hackathon que contó con la participación de vecinos, ingenieros, programadores y estudiantes de secundaria.

Durante ese mes, el mismo proceso se repitió en las plazas de otras cuatro ciudades del país, centrándose en problemas locales. Los resultados de las investigaciones periodísticas tradicionales también se publicaron en los medios locales.

El proyecto, producido con el apoyo del Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (UNDEF, por sus siglas en inglés), fue uno de los más importantes desarrollados hasta ese momento por el sitio web, según la coordinadora de proyectos de Chequeado, Olivia Sohr. El sitio de verificación de datos, ya en su séptimo año de existencia, “está permanentemente tratando de pensar en nuevas maneras de presentar la información para que sea más accesible y llegue a todo el mundo”, explicó.

Este tipo de presentación innovadora e investigación rigurosa es lo que ha convertido a Chequeado, el sitio pionero de verificación de datos de América Latina, en una referencia y un maestro para la verificación de datos en la región y en todo el mundo.

“Chequeado es una organización extraordinaria. Fue uno de los primeros proyectos digitales de verificación de datos en todo el mundo y ahora se puede considerar uno de los líderes mundiales”, dijo Alexios Mantzarlis, director de la International Fact-Checking Network, al Centro Knight. “Han innovado continuamente sus formatos, canales y enfoques con el fin de buscar el mayor impacto posible en beneficio de su causa: aumentar la precisión en la esfera pública”.

El sitio argentino, lanzado en octubre de 2010 se ha convertido en el gran impulsor de una apuesta periodística que ha ido ganando rápidamente protagonismo y hoy cuenta entre sus filas con casi 15 medios especializados de diferentes países latinoamericanos.

El origen de la historia

La historia del nacimiento de Chequeado es atípica. En buena parte porque sus tres fundadores no responden al perfil que uno puede esperar para una publicación periodística de este tipo: ni eran periodistas, ni procedían del mundo de la política, ni tenían experiencia en el sector sin ánimo de lucro (non profit).

Se trataba de tres profesionales – un físico, Julio Aranovich; un economista, José Alberto Bekinschtein, y un químico, Roberto Lugo - ya veteranos, mayores de 60 años y a punto de jubilarse o ya jubilados. Los tres habían estudiado y vivido durante años fuera de Argentina, pero como explica la directora de Chequeado, Laura Zommer, “eran consumidores con una necesidad no satisfecha por los medios tradicionales; ciudadanos informados que identificaban una carencia”.

Olivia Sohr, que fue la primera empleada en Chequeado y es actualmente la directora de proyectos del sitio, dijo al Centro Knight que Aranovich “vivió mucho tiempo en Estados Unidos, donde hizo su carrera profesional, y allá conoció el proyecto FactCheck.org”. Al regresar a Argentina, pensó que una iniciativa como esa “podía funcionar muy bien” en su país en un momento – el año 2009, con Cristina Fernández de Kirchner como presidenta- en el que el ambiente político y comunicativo estaba muy enrarecido. “Según qué medio leían en Argentina –añade Zommer-, les contaban dos Argentinas muy diferentes”. Y eso no era muy aceptable para unos profesionales que procedían del mundo científico.

Sohr, que estudió Sociología, llegó al sitio después de breves incursiones en el periodismo. Chequeado era interesante por dos razones: “el desafío de empezar algo de cero”, explica, y “la idea de ayudar a construir un debate público más rico” basado en datos verificables y no sólo en opiniones no contrastadas. “Ese espíritu de Chequeado -añadió Sohr-, que era la idea fuerte de los fundadores, es que si queremos una ciudadanía que participe activamente en la democracia, necesitamos que estén informados con los datos básicos para poder armar sus opiniones”.

Sohr y Matías Di Santi –hoy coordinador de la redacción- crearon un blog cerrado en noviembre de 2009 “en el que empezamos a probar las primeras notas, a ver cómo nos salía el tono, a mostrárselo a amigos, a ver si funcionaba o no…”, cuenta Sohr. Casi un año después, en octubre de 2010, Chequeado se lanzó oficialmente con un equipo de cinco personas.

Poco más de un año y medio después de su lanzamiento público, el sitio vivió un episodio crucial para su posterior desarrollo: la incorporación de una directora con amplia experiencia periodística.

La periodista y abogada Laura Zommer es la directora ejecutiva y periodística de Chequeado desde mayo de 2012, aunque estuvo en contacto con el proyecto desde bastante tiempo antes.

Zommer estudió Comunicación y Derecho y es docente desde hace dos décadas de Derecho a la Información, con foco en el acceso a la información y open data, en la Universidad de Buenos Aires. A los 22 años entró en la redacción del diario La Nación, donde cubrió temas judiciales, de derechos civiles, corrupción o transparencia en la política, entre otros. Después de una estancia temporal como jefa de gabinete del Ministerio de Seguridad Interna, regresó a La Nación y también empezó a trabajar como directora de comunicación en el think tank argentino CIPPEC. Fue allí donde supo sobre Chequeado y se enamoró del proyecto.

A pesar de contar con un pequeño equipo editorial cuando Chequeado fue lanzado públicamente en octubre de 2010, los fundadores mantuvieron informada a Zommer de sus progresos para saber su opinión y porque existía el mutuo convencimiento de que “tarde o temprano iría a trabajar con ellos", explicó Zommer.

Según Zommer, una exdirectora de recaudación de fondos de CIPPEC que Chequeado contrató como consultora les dijo “que la gente apoya, además de las buenas ideas, a las personas que las pueden llevar a la práctica”. El problema con Chequeado era doble: por un lado, sus promotores eran personas ya muy veteranas; por otro, su equipo periodístico era demasiado joven, aunque fuera brillante. Para conseguir dinero, tenían que contratar a un director, “y allí llego yo”, dijo Zommer.

La apuesta tenía sus riesgos económicos, pero Zommer explica que aceptó el reto porque “estaba bastante convencida de que quería volver al ámbito periodístico y ninguno de los espacios de periodismo argentino tenía la libertad que yo esperaba para trabajar”.

Desde su entrada en la compañía, Zommer se ha encargado de la gestión ejecutiva combinada con la periodística, con la esperanza de poderse centrar algún día exclusivamente en la periodística.

Sus primeros objetivos: hacer que Chequeado fuera independiente de sus fundadores, aumentar su impacto y profesionalizarlo.

El crecimiento de Chequeado

Hacer de Chequeado un proyecto más profesional implicaba muchas cosas. Por ejemplo, establecer un método riguroso de trabajo y compartirlo con los usuarios y con otros sitios interesados en la verificación de datos. También, definir mejor el tipo de chequeos a realizar, mejorar los formatos de presentación o aumentar el equipo con nuevos perfiles profesionales.

El sitio nació con dos periodistas muy jóvenes y con poca experiencia profesional. Como explica Sohr, “era muy fuerte salir y decir que lo que dice la presidenta es falso”, así que desde el principio, para ganarse la credibilidad del público, aplicaron una gran transparencia a su trabajo. Desarrollaron un método que, cuando llegó Laura Zommer, se puso por escrito y se publicó en la web para que lo conociera todo el mundo. “El método de Chequeado –añade Sohr- nos ayudó a ordenar mucho mejor lo que ya veníamos haciendo. Si seguíamos todos los pasos, sería difícil cometer un error grande”.

Ahora, ese método de verificación de datos se ha compartido con sitios de todo el mundo. También es utilizado por Chequeado en hackathons y por sus equipos de voluntarios: estudiantes o graduados en comunicación, economía o ciencias políticas que son entrenados por Chequeado y ayudan en las investigaciones.

Actualmente el equipo de Chequeado está formado por 16 profesionales (ahora mismo son 15 pero hay una búsqueda abierta para contratar a una nueva redactora). Tres personas tienen más de 30 años, pero el resto es menor de 30 y el de Chequeado ha sido su primer empleo en muchos casos. “Tenemos un equipo chico pero muy eficiente, muy bueno”, dijo Zommer.

Los chequeos, las notas diarias o los explicadores son la parte central del trabajo periodístico que desarrolla Chequeado. Es a lo que se dedica de manera mayoritaria la redacción, integrada por unas seis personas, aunque casi todo el equipo colabora de un modo u otro en ese trabajo diario. Como se explica en el propio sitio, “chequeamos los dichos de políticos, economistas, empresarios, personas públicas, medios de comunicación y otras instituciones formadoras de opinión, y los clasificamos de ‘verdadero’ a ‘falso’ según su consistencia con los hechos y datos a los que se refieren”. Chequeado también trabaja de vez en cuando con periodistas externos para determinados proyectos.

“Ya sea a través de sus GIFs, sus programas educativos de gran éxito o sus visualizaciones de debates en vivo, Chequeado siempre tiene en mente al usuario (al ciudadano informado)”, dijo Mantzarlis de la IFCN. “Además de eso, han sido generosos en el apoyo a nuevos proyectos de verificación de datos en América Latina”.

Invirtiendo en innovación

La apuesta del sitio por descubrir nuevas formas de informar al público se pone especialmente de relieve con la designación de un director de innovación.

Pablo M. Fernández comenzó a trabajar en medios en 2002 a los 20 años, cubriendo temas de tecnología. Después de ocupar puestos directivos en las revistas Information Technology y Apertura, trabajar como portadista en el sitio del periódico La Nación, y pasar un breve período en la iniciativa ElMeme, Fernández se unió a Chequeado en 2015, primero como coordinador de innovación y ascendiendo a director un año después. Es, en la práctica, el número dos del equipo.

Uno de los principales retos del equipo de Innovación es el de “pensar nuevos formatos” para presentar la información y llegar a un público más amplio “manteniendo la calidad periodística”, según ha explicado Fernández al Centro Knight. Además, también desarrolla herramientas tecnológicas para hacer más atractivos los contenidos de Chequeado.

Pero uno de los campos más novedosos en los que está trabajando el equipo de innovación de Chequeado es el de la inteligencia artificial y el uso de algoritmos para automatizar tareas. “Estamos creando un sistema de automatización del chequeo que nos va a ayudar a chequear más rápido. Es un desarrollo propio con herramientas abiertas. Se llama Chequeabot”, explicó Fernández. El nombre fue escogido por la comunidad de usuarios entre varias opciones planteadas por el equipo de Chequeado.

Esta herramienta localiza cada día frases chequeables en unos 30 medios y las presenta en la reunión de redacción que Chequeado celebra todos los lunes “como si fuera un periodista más”, dice Fernández. De este modo, el equipo de Chequeado puede revisar muchos más medios, especialmente de zonas de Argentina que antes no quedaban cubiertas. Chequeabot elabora un ranking de las frases que considera más chequeables. “En términos generales acierta –dice Fernández-, pero además tiene un componente de aprendizaje automático” ya que el equipo editorial le puede indicar si acertó o no.

La tecnología que está desarrollando el equipo de innovación de Chequeado también permite ganar en rapidez. “El robot –explica Fernández- nos avisa cuando encuentra una frase similar que ya chequeamos. En tiempo real. Eso es un gran plus”. Así, el equipo puede reaccionar con mucha velocidad y “eso genera muchísimas visitas, muchísimo engagement”.

La directora de Chequeado también está convencida de que necesitan ser lo más rápidos posibles. “Siempre los generadores de contenidos –argumenta Zommer- van a ser más rápidos que nosotros, porque es más fácil inventar que informar”. Y añade: “Así como ellos usan la tecnología para su viralización, nosotros tenemos que ser hábiles para usar la inteligencia artificial en todos los procesos del chequeo donde podamos prescindir de los humanos”. Fernández añade que esto “permitirá que los humanos se concentren en la parte de explicar y poner en contexto el dato; eso la inteligencia artificial todavía no lo hace mejor que nosotros”.

Otra de las funciones del robot de Chequeado, todavía en desarrollo, es la de aportar los mejores datos posibles sobre un tema determinado de actualidad. Por ejemplo, si el presidente del país habla de pobreza, el robot puede presentar al periodista el mejor dato disponible sobre ese asunto.

El equipo tiene muy claro que este robot será una ayuda importante, pero nunca tendrá la última palabra. Eso corresponderá siempre al equipo editorial.

Fernández destacó que actualmente “no se está trabajando nada en español en este aspecto, y creemos que puede ser algo que pueden replicar otras redacciones”. En inglés, este mismo proyecto está siendo desarrollado por el medio británico Full Fact.

Independientemente del trabajo tecnológico basado en los algoritmos, quizás el ejemplo más claro –o al menos el más atrevido- de innovación en los formatos realizado hasta ahora por Chequeado ha sido la presentación de resultados en forma de GIFs animados con caricaturas, un proyecto hecho en colaboración con el medio argentino UNO, que se dirige fundamentalmente a los milenios y está totalmente orientado a los móviles y las redes sociales. Zommer explica que, además, “la lectura del texto original aumenta en las notas que tienen los GIFs, porque circulan más”.

Fernández, ha explicado que “eso para Chequeado fue bastante revolucionario, porque veníamos trabajando de una manera muy rígida”. El hecho de presentar un resumen de los chequeos a través de ilustraciones animadas “funcionó genial”, dijo. También funcionó porque “un montón de gente nos lee en redes sociales”, y para un medio non-profit como Chequeado “es muy importante llegar a la gente a través de las redes, aunque se queden allí”.

El modelo de negocio de Chequeado

El proyecto Chequeado forma parte de la Fundación La Voz Pública para la verificación del discurso público, una entidad sin ánimo de lucro.

La diversificación de las vías de ingresos es una de las claves del modelo de negocio de Chequeado. La web cuenta con cuatro fuentes principales de ingresos.

La más importante, por volumen, es la cooperación internacional, que en 2017 representó el 59% del total de los ingresos. Según explica Zommer, Chequeado cuenta cada año con entre 9 y 13 subvenciones o donaciones institucionales. Las principales son las de Omydiar Network y Open Society Foundations, pero también han obtenido ayudas de las embajadas de Nueva Zelanda, Canadá, Países Bajos, Gran Bretaña o Estados Unidos, además de otras entidades.

La segunda fuente de ingresos son las empresas (17% en 2017). Chequeado no ofrece publicidad en sus páginas, por decisión estratégica. La ayuda de las empresas llega a través de eventos como “La Noche de Chequeado”, el principal evento de recaudación anual que se celebra cada año el lunes anterior al Día del Periodista (que es el 7 de junio). Las compañías que pagan por estar presentes en este evento buscan relacionarse y mejorar su reconocimiento de marca frente a los periodistas, académicos y líderes sociales que participan en el acto. La participación ha ido aumentando cada año (en 2017 asistieron unos 350 periodistas). También hay empresas que apoyan proyectos particulares de los programas de Educación o de Innovación de Chequeado.

Las actividades propias son las tercera fuente de ingresos (14% en 2017). Laura Zommer cree que las organizaciones sin ánimo de lucro como Chequeado deben “poder monetizar el capital social que generan”. En su caso, por ejemplo, recibir ingresos por la publicación de contenidos de Chequeado en otros medios o por la realización de cursos en línea.

Finalmente, las donaciones individuales representan el 10% del total de los ingresos. Van desde 5 dólares mensuales a 10.000 dólares anuales, que son los que dona el fundador y CEO de la web de comercio electrónico Mercado Libre, Marcos Galperin. Actualmente hay unos 400 donantes individuales y la cifra aumenta año tras año.

De momento, aunque “hay años más tranquilos que otros –explica Zommer- estamos equilibrados”. Incluso en un par de años se terminó el ejercicio con superávit.

El sitio recibe aproximadamente unas 300.000 visitas mensuales, pero según explica Zommer, “nuestra audiencia supera el millón de personas” cuando se tienen en cuenta todas las plataformas y medios en los que está presente su contenido. “Y seguro –añade- que entre ese millón están todos los políticos, académicos y periodistas relevantes” de Argentina.

Desde el punto de vista de la audiencia, el principal salto se dio con motivo del chequeo del primer debate presidencial que se realizó en Argentina, en el año 2015. “Ese año el tráfico creció un 700%, y después nuestro desafío fue no perderlo”, afirma Zommer.

Pero uno de los grandes –y difíciles- retos que tiene planteados actualmente el equipo de Chequeado es el de medir el impacto efectivo de su actividad. No se trata simplemente de saber cuántos clics logra una historia determinada, o cómo circula un tema por las redes, o cuántas veces se cita un trabajo determinado en otros medios. Eso es importante, pero los responsables del proyecto quieren ir mucho más allá para poder “trabajar en las cosas que realmente tienen más impacto” en la sociedad, como explica Olivia Sohr.

Se trata de un proyecto en el que se está trabajando de manera permanente y en varios frentes. Por ejemplo, mediante la realización de encuestas y focus groups entre la audiencia. También a través de la International Fact-Checking Network (IFCN) –Chequeado forma parte de su comité directivo-, donde se desarrollan herramientas comunes que puedan ser utilizadas por las distintas organizaciones que forman parte de la red “para que sea más barato para todas y también para poder comparar después el impacto logrado en los distintos lugares con esas herramientas”.

Al hacer un balance de los primeros siete años de Chequeado, su directora Laura Zommer reflexiona sobre los logros del sitio. Han desarrollado un modelo de financiamiento que permite hacer periodismo de calidad, han constituido una marca que genera confianza y han creado un equipo muy autoexigente habituado a “rendir cuentas” ante su audiencia.

Pero Zommer todavía ve posibilidades de mejora. Necesitan descubrir cómo difundir mejor sus investigaciones “y que luzca más” lo que Chequeado produce, sin pasar con tanta rapidez al siguiente proyecto.

La ilusión que se percibe en el equipo de Chequeado por las posibilidades que ofrece la verificación de datos y su permanente apuesta por la innovación auguran un futuro brillante a este proyecto. Pero no se fíen de nuestra palabra y mejor hagan su propio chequeo dentro de un tiempo.


La serie "Innovadores en el Periodismo", que es posible gracias al generoso aporte de Open Society Foundations, cubre tendencias en medios digitales de noticias y las mejores prácticas en América Latina y el Caribe. Este es una ampliación de nuestra serie anterior y libro electrónico, Periodismo Innovador en América Latina, al mirar a las personas y equipos que lideran en la región iniciativas innovadoras de reportería, narración de historias, distribución de contenido y financiación.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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