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Con un podcast, la Relatoría Especial busca que el público se apropie de estándares interamericanos sobre libertad de expresión

“Millones de personas en el mundo ejercemos diariamente nuestro derecho a expresarnos libremente. Todas las generaciones han podido contar a la generación que le sigue que su libertad para expresarse es mayor a la que tuvieron quienes les precedieron. Sin embargo, nunca como ahora la libertad de expresión había enfrentado tan variados y complejos desafíos”.

Así comenzó a promocionarse ‘Deliberante’, el podcast de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lanzado el pasado 13 de octubre.

Logo de Deliberante, el podcast de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH.

Logo de Deliberante, el podcast de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH.

‘Deliberante’ es un podcast que narra “historias sobre libertad de expresión en las Américas” y que nace con el propósito de suplir un déficit identificado por el Relator Especial, Pedro Vaca, cuando asumió su mandato el 6 de octubre de 2020.

“La palabra clave para mí es apropiación social de los estándares de libertad de expresión”, le dijo Vaca a LatAm Journalism Review (LJR).

Según explicó, a pesar de que por ejemplo la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) tiene al menos 40 sentencias que “han ayudado a entender mejor los estándares de libertad de expresión en la región”, en el público menos especializado hay una menor apropiación de estos.

Pero además el podcast quiere “hacer un reconocimiento a las historias de vida sobre las cuales se ha dado la oportunidad de construir estándares interamericanos”, dijo Vaca. “Muchas de esas historias son de sacrificio. Son historias donde la libertad de expresión fue conculcada o se vio vulnerada y por lo tanto hay una dimensión humana en el que ha ayudado a construir el estándar”, agregó.

Para el Relator, una vez el caso se vuelve una sentencia, este entra al mundo jurídico de derecho internacional que lleva a que se “pierda cierto nivel de sensibilidad”, de cómo se llegó hasta allí.

Así por ejemplo, en el último de los tres capítulos que se han publicado, el podcast contó la historia del economista y activista chileno Marcel Claude Reyes. Para quienes trabajan en el mundo de los derechos humanos, su nombre es sinónimo de hablar del derecho al acceso a la información pública en el continente americano.

El caso Claude Reyes y otros vs. Chile fue la sentencia de 2006 de la Corte IDH que estableció el principio de máxima divulgación: que establece en principio “la presunción de que toda información es accesible”, solamente restringido por algunas excepciones que además deben cumplir ciertos requisitos.

La historia comenzó cuando Reyes solicitó información al gobierno sobre un proyecto de industrialización forestal que estaba envuelto en la opacidad, especialmente la información sobre la empresa que los realizaba.

“El argumento nuestro era este: si tú tienes libertad de expresión, para poder ejercer plenamente la libertad de expresión necesitas poder tener acceso a la información. Si no tienes información, ¿de qué te sirve la libertad de expresión? No la puedes ejercer, más aún cuando tú tienes que discutir y debatir con el Estado, con quienes tienen información privilegiada”, dijo Reyes durante el capítulo de Deliberante.

En efecto, la Corte IDH también lo consideró así.

“Fue un avance brutal para la época”, dijo por su parte Juan Pablo Olmedo, abogado que lideró la causa. La sentencia, por ejemplo, ampliaba el derecho otorgado en instancias de Europa en donde este derecho estaba limitado a periodistas u organismos de la sociedad civil. La Corte IDH en el caso Claude Reyes estableció que cualquier ciudadano podría acceder a la información que tiene el Estado.

Pedro Vaca Villarreal, Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH.

Pedro Vaca Villarreal, Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH. (Foto: Juan Manuel Herrera/OEA)

Los años que le siguieron a la sentencia también trajo avances a nivel de región. Desde la OEA se impulsó la creación de leyes de acceso a la información pública y en la actualidad ya son más de 20 países los que cuentan con una ley de este tipo.

El podcast también narra las historias de trabajadores del canal RCTV de Venezuela, cerrado por el entonces presidente Hugo Chávez, pero que antes de esta decisión tuvieron que enfrentarse a los discursos estigmatizantes y violentos contra la prensa. También se puede escuchar la historia que enfrenta la prensa nicaragüense.

“Siempre hay tres elementos que tratan de tener los capítulos”, explicó Vaca. “Uno es la sensibilización con respecto a una historia donde el derecho a la libertad de expresión está conculcado. El segundo elemento es, a partir de esa historia, resaltar estándares del sistema interamericano y particularmente de la Corte, que sirven para analizar esa narración. Y la tercera es traerlo un poco a la mirada presente, qué nos puede decir en el mundo de la libertad de expresión que estamos habitando hoy esa reflexión y esa historia”.

El podcast comenzó a trabajarse hacia finales de marzo de este año, y para mayo ya se tenía un piloto. Por tratarse de un formato novedoso para la Relatoría y para la misma CIDH tuvo que pasar por ciertas rondas de aprobación, pero además que pudiera mantener el ritmo de producción. Actualmente, estrena capítulos cada 15 días, y para la que esperan que sea la primera temporada va a tener un total de seis episodios.

Como parte también de la política institucional, pero por convicción de Vaca, el podcast quiere reflejar la diversidad de voces y acentos propia de la CIDH. Además de él, que es el presentador del podcast, en cada capítulo cuenta con la participación de otros miembros de la CIDH. Para el primer episodio, por ejemplo, contó con la participación de la presidente de la CIDH, Antonia Urrejola Noguera.

Deliberante es producido por la casa de podcasts La No Ficción y cuenta con el apoyo de la organización sin ánimo de lucro Robert F. Kennedy Human Rights. Angelita Baeyens, vicepresidenta de incidencia y litigio internacional de la RFK, conoció del proyecto del podcast en una conversación con Vaca y la idea “resonó bastante” con ella debido al trabajo mismo que hace la organización. Un trabajo en el que a través de los casos individuales buscan hablar de una problemática más amplia que en algunas ocasiones abarca varios países.

“Y claro, mientras más incidencia y litigio hacemos como organización, también queda claro que ahí hay un tema de compartir y de hacer llegar estos estándares que se logran a través de la decisión en casos específicos […] que no se queden en el papel, sino que la gente pueda conocer y pueda también ayudar a promover esos estándares”, dijo Baeyens a LJR.

Para la experta en derechos humanos, quien trabajó durante años en la CIDH y quien además se considera una gran consumidora de podcasts, este formato era una gran herramienta para lograr ese acercamiento con el público no experto en el tema por tratarse de uno agradable, versátil e incluso conciso.

“Como una persona que trabaja en activismo en derechos humanos siempre estoy, y mi organización, estamos buscando nuevas formas de hacer incidencia en derechos humanos y de tratar de amplificar el impacto de decisiones judiciales, decisiones del sistema interamericano, del esfuerzo de muchas personas, defensores y periodistas, para que no sea necesario repetir los mismos errores, volver a pasar por el mismo trabajo de un litigio, por ejemplo, o de incidencia de años para lograr una misma decisión”, agregó.

Dado su conocimiento de los estándares interamericanos “con un nivel de fluidez y rigurosidad jurídica excepcionales”, como explicó Vaca, Baeyens ayudó en la edición del podcast, no en la parte técnica, pero sí en la curaduría de la selección de casos y sentencias, así como en la realización de los libretos de cada episodio. Aclara que el mérito del podcast recae en el Relator Especial y en La No Ficción.

Para el caso específico de las sentencias, Baeyens explicó que algunos casos se encuentran allí por ser emblemáticos, pero que también se buscó elegir casos de diferentes países y que tuvieran relevancia en la actualidad.

Angelita Baeyens

Angelita Baeyens, vicepresidenta de incidencia y litigio internacional de la Robert F. Kennedy Human Rights. (Foto: Cortesía)

“Eso porque también queremos transmitir esta idea de que los casos, más allá de que se refieran a un país específico, son relevantes para toda la región y son situaciones y problemáticas que se están dando en distintos países. […] También se intenta hacer en el podcast es conectarlo con el presente. Los temas a los que se refieren los casos son temas actuales, temas que en este momento estamos viendo como urgentes”, afirmó.

Los episodios por ejemplo abarcan temas que tienen que ver particularmente con periodistas, así como el deber de tolerancia a la crítica por parte de funcionarios públicos, la cobertura periodística en protestas y acceso a la información pública, entre otros.

Aunque es un producto nuevo, Baeyens cree que van en “buena dirección” para atraer a un público que aunque no es experto está interesado en derechos humanos, y por eso hace un llamado para que le “den una oportunidad” al podcast.

“[Esperamos que] puedan de esa manera no solo aprender y saber más sobre los casos, sobre la libertad de expresión y lo que significa en concreto garantizar ese derecho, sino también del trabajo de la propia Comisión Interamericana, de la Corte Interamericana y de las organizaciones de sociedad civil que están moviendo y haciendo el trabajo muy de la mano con quienes han sido víctimas de violaciones de derechos humanos”, dijo.

Vaca por su parte cree que las reacciones han sido muy positivas. Por ejemplo, en algunos sectores académicos se ha estado utilizando como material de estudio entre abogados. También ha sentido esta receptividad por parte de la comunidad de podcasters que “es muy fraterna”. Sin embargo, cree que lo más importante del podcast es que resalta las historias de vida detrás de todo esto.

“Yo creo que la censura en realidad genera también mucho dolor personal, familiar. Hay historias de vida, proyectos de vida que en algunos momentos cambiaron drásticamente por hechos que después se han convertido en estándares interamericanos”, dijo el Relator. “Más allá de que la sentencia diga que se establece un estándar de libertad de expresión, pues hay unos costos. Entonces me parece que ese es un punto muy, muy, muy valioso para mí”.

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