*Por Fernanda Giacomassi, publicado originalmente en el sitio de Ajor
La 26ª edición de la Marcha del Orgullo LGBT+ de São Paulo se llevó a cabo el 19 de junio, volviendo a su programación presencial después de dos años de crisis sanitaria [debido a la pandemia de COVID-19]. El evento es solo una de las iniciativas de lucha contra la discriminación de la población LGBTI+ y de promoción de políticas afirmativas que se desarrollan durante todo el mes de junio en todo el país.
Ya sea a través de acciones de marca, manifestaciones colectivas o el posicionamiento de políticos, artistas y otras figuras públicas, el Mes del Orgullo destaca la agenda LGBTI+ en la actualidad nacional. El movimiento para dar más atención y aumentar la visibilidad de la causa es importante, pero se debe tener cuidado de no reproducir desinformación o estigmatizar a grupos históricamente vulnerables y silenciados.
La percepción de un vacío en la cobertura especializada de las agendas LGBTI+ fue el punto de partida para la creación de la Agência Diadorim. Lanzada durante la pandemia con “un pie en São Paulo y otro en Pernambuco [estado al noroeste de Brasil]”, la organización independiente y sin fines de lucro cuenta con el apoyo de una red de colaboradores de diferentes regiones para la producción de contenidos sobre los derechos de la población LGBTI+.
Los periodistas Allan Nascimento, Camilla Figueiredo y Mateus Araújo, el abogado Paulo Malvezzi y el diseñador Tomaz Alencar hicieron parte de la fundación de la organización. El nombre es una referencia al personaje del libro “Grande Sertão: Veredas”, de Guimarães Rosa. Los fundadores también se inspiraron en “Lampião da Esquina”, un periódico homosexual brasileño que circuló entre 1978 y 1981.
Durante su primer año de funcionamiento, Diadorim se financió a partir de donaciones a través de una campaña de recaudación de fondos. En abril de 2022, la iniciativa fue financiada por la convocatoria de Movilización en Defensa de los Espacios Cívicos y la Democracia, del Fondo Brasil, para un proyecto de cobertura electoral.
Ajor habló con la cofundadora de Diadorim, Camilla Figueiredo, sobre los principales problemas de la cobertura de la agenda LGBTI+ en la prensa brasileña. Ella se refiere a la inclusión de preguntas sobre sexualidad y género en el Censo Demográfico y da consejos para la producción de reportajes menos estereotipados sobre el tema.
En su opinión, ¿cuáles son los principales errores en la cobertura de la agenda LGBTI+ en la prensa brasileña? ¿Existen diferencias entre los medios tradicionales y los independientes?
Creo que los principales errores están ligados a no entender cuáles son las verdaderas agendas de esta población. En los grandes medios vemos más noticias sobre muertes y violencias cometidas contra disidentes, lo cual es importante, pero la información sobre lucha contra la lgbtfobia y los nuevos derechos adquiridos, por ejemplo, es escasa. Los medios independientes se están acercando, ya son capaces de abrir diálogo y orientar temas como la ausencia de políticas públicas para personas LGBTI+ en Pernambuco, reportaje que hicimos en asociación con [el medio independiente] Marco Zero Content. Aún así, es fundamental tener medios mirando con atención qué nos es importante y no es la prioridad de las grandes plataformas.
¿Cuál es la diferencia en la cobertura de cada una de las letras de la sigla [L de lesbiana, G de gay, B de bisexual, T de transgénero e I de intersexual]? ¿Y cuál es el impacto de esto?
La principal diferencia es la visibilidad de cada letra. Esto se debe a la interseccionalidad. La sigla, al igual que otros grupos sociales, está atravesada también por cuestiones de raza y clase. Así, históricamente, las agendas de los hombres blancos cisgénero, aunque sean homosexuales, tienen más espacio. Travestis y mujeres transexuales, a su vez, son violentamente asesinadas. Casi no aparecen agendas lesbianas, ni tampoco de personas bisexuales. Como en todo movimiento político y social, también hay diferencias internas, lo que solo dificulta que la comunidad en su conjunto tome el poder.
¿En qué iniciativas se inspira Diadorim? ¿Cuáles son las buenas referencias de la cobertura sobre el tema?
Agência Pública, Ponte Jornalismo, Joio e o Trigo, Brasil de Fato, Retruco, Núcleo Jornalismo son algunas de nuestras influencias, ejemplos de organizaciones en las que nos inspiramos. Tenemos alianzas con algunos de ellos, que incluso republican nuestros textos.
La decisión de incluir preguntas sobre identidad de género y orientación sexual en el Censo brasileño está actualmente en debate. ¿Cómo ve este tema?
Este fue el tema de uno de nuestros principales reportajes, que tiene mucho de cómo vemos el problema. Toda política pública bien planificada que pretenda ser realmente efectiva funciona con estadísticas y datos oficiales. Sin eso, que es el Brasil LGBTI+ de hoy, todo se hace en la oscuridad, sin saber cuántas personas se beneficiarán, quiénes son estas personas, dónde y cómo viven y qué es lo que más necesitan. Allí se gastan recursos escasos –tiempo, energía, dinero– sin siquiera poder determinar la eficacia de ningún trabajo. Entendemos los desafíos de incluir preguntas sobre un tema tan delicado para muchas familias en el formulario del Censo, pero esta debe ser una agenda prioritaria del movimiento(s) y se necesita un esfuerzo colectivo para encontrar la mejor manera. La ausencia de estas cifras oficiales es un problema grave y, una vez resuelto, el debate y la lucha de la población disidente de género y sexualidad será llevado a otro nivel.
Ante la falta de datos públicos, ¿en qué fuentes deben orientarse los periodistas que cubren el tema?
Aquí está la gran pregunta. Los movimientos intentan llenar este vacío con investigaciones independientes y no oficiales, que terminan siendo nuestras fuentes. Lo malo es que cada grupo tendrá un método, un campo de aplicación, un alcance. Sobre la violencia, por ejemplo, anualmente o semestralmente hay un dossier o informe de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra), el Grupo Gay de Bahia (GGB), el Foro Brasileño de Seguridad Pública y el Atlas de la Violencia. Es súper difícil escribir sobre estos números porque la sensación es que hablan de cosas diferentes, siempre tenemos que explicar las diferentes metodologías de cálculo, lo que se está considerando y tratar de sacar algo de eso. Entonces, los periodistas que quieren hablar sobre temas LGBTI+ tienen que recurrir a los movimientos y tratar de confrontar los pocos y parciales datos que publica el sector público, a veces un ministerio, a veces los gobiernos estatales, las alcaldías. Lo que también hemos estado tratando de hacer es crear los datos de las encuestas que hemos hecho nosotros mismos, lo cual podemos hacer. Uno de nuestros reportajes más impactantes fue sobre 34 proyectos de ley contra el uso de lenguaje neutral en las legislaturas estatales, en los que investigamos en cada sitio. Pero cuando pensamos en el perfil demográfico de la población del acrónimo, es un punto completamente ciego.
¿Cuáles son los caminos para garantizar una cobertura periodística más responsable y menos estigmatizada sobre el tema?
Un buen camino es contratar a profesionales LGBTI+ para orientar y escribir sobre los temas del momento. Además, mantener el diálogo con los movimientos sociales. A falta de datos oficiales y de autoridades públicas, es la sociedad organizada la que buscará y garantizará los derechos, conocer las principales necesidades de la comunidad. También se debe comprender la complejidad de la sigla. Esto es válido para comunicar sobre todos los grupos políticamente minoritarios: el movimiento negro no es uno solo, ni los negros lo son; el feminismo no es uno, ni las mujeres; el arcoíris tiene muchos colores, las disidencias de género y sexualidad son diversas. Y es necesario respetar esta pluralidad.
Un consejo para los periodistas: ¿qué definitivamente NO hacer en un artículo sobre la población LGBTI+?
No solo escuchar a las personas blancas cisgénero y heterosexuales, no reforzar estereotipos, evitar centrarse solo en la violencia cometida contra [la población] LGBTI+ y transformar la visibilidad de estas personas en un recuento infinito de cuerpos.
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*Este artículo fue escrito originalmente en portugués y fue traducido por Silvia Higuera.