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Corresponsal en Haití detalla corrupción de la ayuda humanitaria y el cliché mediático en libro sobre terremoto

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  • 7 febrero, 2013

Por Nathan Frandino*

WASHINGTON, D.C. – El terremoto de 7.0 grados que sacudió Puerto Príncipe el 12 de enero de 2010 casi mató al entonces corresponsal de la agencia Associated Press Jonathan Katz, quien se encontraba en el segundo piso de su casa y oficina cuando las paredes y el piso se colapsaron.
La primera cosa que hizo después de emerger de los escombros, fue correr al hotel más cercano y buscar un teléfono. Katz encontró a un hombre con una BlackBerry que funcionaba y con esa narrativa empieza su nuevo libro, "The Big Truck That Went By: How the World Came to Save Haiti and Left Behind a Disaster" (El gran camión que pasó: cómo el mundo vino a salvar a Haití pero dejó un desastre), publicado en enero.

Katz fue el único estadounidense en Haití en el momento del terremoto y un testigo de primera mano de la devastación que dejó una cifra de entre 46,190 y 316,000 muertos oscilan -según la fuente- y más de 1.5 millones de personas desplazadas.

En el libro, Katz analiza el flujo de dinero de la ayuda humanitaria, que alcanzó hasta 16.300 millones de dólares en donaciones pactadas, y la posterior falla de los organismos no gubernamentales, Estados Unidos, las Naciones Unidas y el gobierno de Haití para reconstruir al país.

En un nivel más personal, el corresponsal buscó desacreditar los estereotipos utilizados en la cobertura posterior a los desastres por los medios de comunicación internacionales y mostrar cómo siguió los principios básicos periodísticos en su cobertura.

Decenas de corresponsales llegaron a Haití para cubrir el terremoto, pero su cobertura se centró sobre todo en las labores de rescate inmediatas. Fue en esta ocasión que reportaron sobre la calle Grand Rue de Puerto Príncipe, donde ocurrió el saqueo que atrajo la atención de los periodistas para mostrar el caos como eje central de sus notas. Una imagen muy pronto circuló de una niña de 15 años de edad, asesinada por la policía porque se había robado pinturas presuntamente de una tienda.

Aunque sólo había algunos incidentes aislados, Katz informó acerca de los medios de comunicación que capitalizaron esta historia."De repente, estas dos cuadras se convirtieron en un reflejo de lo que pasaba en toda la ciudad y más allá de eso, en la violencia de todo el país donde había en un tipo de caos hobbesiano de todos contra todos", dijo.

La cobertura internacional irritó a Garry Pierre-Pierre, fundador y editor de la revista de noticias en línea The Haitian Times, pues consideró que los medios de comunicación internacionales no reportaron el elemento humano.

"Por en general, me pareció que la cobertura era del síntoma Tarzán, es decir, acerca de los rescatistas blancos en lugar de la situación de los nativos", declaró Pierre-Pierre al Centro Knight. "Para mí, es el periodismo perezoso más que otra cosa. Si eres un reportero y te envían a cubrir esta noticia, ese era el factor que faltaba".

Durante su tiempo en Haiti, Pierre-Pierre durmió en las calles como parte de su cobertura e incluso ayudó en las iglesias los domingos para mostrar cómo la gente trataba de recobrar un sentido de normalidad.

El regreso a la normalidad fue difícil para Katz también, quien además de ser un reportero era un sobreviviente. Durante las primeras horas en una ciudad enterrada, el principal objetivo de Katz era encontrar un teléfono, una conexión a internet y notas de color. Al mismo tiempo, no podía siempre quedarse mirando mientras los haitianos trataban de rescatar a los heridos. En el libro, Katz habla de la ayuda a un grupo de hombres para quitar escombros pero se dieron cuenta que era imposible hacerlo sin las herramientas necesarias. Él y su compañero Evens Sanon dejaron la escena para seguir reportando.

*Nathan Frandino es un periodista independiente en Washington D.C. Síguelo a través de Twitter @NathanFrandino

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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