Seis millones 600 mil argentinos, equivalente al 16,7% de la población, viven en lugares donde no hay ningún medio periodístico independiente, es decir, en desiertos informativos. Esto significa que no tienen acceso a noticias locales independientes sobre las regiones donde viven. Cuando hay periodistas en estas regiones, suelen estar vinculados al discurso oficial del gobierno local.
El número es parte del estudio Desiertos de Noticias en la Argentina, una investigación del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) con el apoyo de Google. Doscientos sesenta y ocho departamentos del país son desiertos de noticias, lo que equivale al 46,7% del total.
Además de los desiertos, el estudio clasificó el ecosistema de información argentino en otros tres niveles: semidesiertos, semibosques y bosques. En los semidesiertos, hay pocas condiciones para la producción de periodismo profesional. Estos representan 141 departamentos del país (25,2%) donde viven 7,6 millones de personas (19,2%). Juntos, los desiertos y semidesiertos representan las tres cuartas partes del territorio y poco más de un tercio de la población.
“[Eso significa] que no hay periodismo o es muy precario, y por lo tanto la democracia está muy incompleta. Son lugares donde de alguna forma se vive como subciudadanos. Y si hay medios, estos son muy dependientes de la pauta oficial, por lo que no hay periodismo o es muy limitado. Además sabemos que donde no hay periodismo al resto de la sociedad le cuesta también hacer llegar su voz con más fuerza al espacio público”, dijo el presidente de FOPEA, Fernando Ruiz, a LatAm Journalism Review (LJR).
En los semisbosques, el periodismo profesional existe, pero enfrenta limitaciones y riesgos que pueden ser graves. La cobertura carece de profundidad y diversidad, especialmente en temas relacionados con la calidad de la vida pública local. Los semi-bosques se encuentran en 96 departamentos (17,1%) y llegan a 10,7 millones (27%) de argentinos.
Los bosques son el mejor nivel de clasificación. Aunque solamente 55 (9,8%) de los departamentos del país pueden considerarse bosques, también son las regiones más centrales y pobladas. En los bosques de noticias viven 17,7 millones de argentinos (37% de la población).
En estas regiones, “hay condiciones razonables para el ejercicio del periodismo profesional, que es el que está al servicio de la comunidad. En este lugar es posible saber lo que pasa y, eventualmente, oír voces críticas, aunque ello no implique que no haya amenazas para medios y periodistas”, señala la investigación.
“Quizás lo más preocupante son los cordones que rodean a las grandes ciudades, donde los desiertos embolsan a más personas. En algunos casos, como el llamado Gran Buenos Aires, los suburbios tienen más población que muchas provincias juntas. Allí tenés gobiernos que rigen la vida de millones de personas, y que casi no tienen ningún control periodístico de su gestión. Desde el punto de vista de las provincias, las que están en peor situación son Formosa, Chaco, La Rioja y Tucumán”, dijo Ruiz.
La investigación fue liderada por la periodista Irene Benito, de La Gaceta de Tucumán, y contó con la colaboración de una red de 27 investigadores en todo el país, quienes se encargaron de identificar y catalogar a periodistas y medios de comunicación. Otro equipo de periodistas de datos se encargó de visualizar los resultados en un mapa interactivo.
“Mi expectativa es que, a partir de esta investigación, sea posible debatir la percepción de aridez periodística creciente en la Argentina a partir de datos, no de meras impresiones. En lo personal, me entusiasma la idea de que los ciudadanos puedan tomar conciencia sobre las dificultades existentes para el ejercicio del periodismo profesional, y apoyen a quienes lo desempeñan en la esfera local y mantienen el servicio en condiciones a veces sumamente hostiles”, dijo Benito a LJR.
El estudio argentino se basó en experiencias realizadas en otros países, como Brasil, Venezuela, Colombia, México, Canadá y Estados Unidos, para desarrollar su propia metodología de investigación. A través de un formulario, los investigadores identificaron a 2.464 medios y 13.597 periodistas.
“Lo más difícil y sorprendente: tomar consciencia de la falta de transparencia que hay en el sector de los medios de comunicación. Es un tema poco conocido porque, en general, los medios investigan y no son investigados. En este estudio encontramos barreras para el acceso a la verdad y secretismo que ponen en duda el compromiso democrático de un número significativo de esta organizaciones, y llevan a pensarlas como fachadas donde las noticias son, en verdad, propaganda”, dijo Benito.
Cláusula de transparencia para incentivar el periodismo local
Los investigadores prestaron especial atención a la ciudad de Buenos Aires, la capital del país y la ciudad más poblada, rica y desarrollada. Allí, los investigadores investigaron barrio por barrio para conocer la situación de cada comunidad local. Y el resultado es que 25 de los 48 barrios de la capital argentina (52,2%) son desiertos por las noticias. Solo 6 de ellos (12,5%) se consideran bosques.
“Ahí quisimos mapear la prensa de los barrios en una gran urbe. Buenos Aires tiene la prensa de alcance nacional, pero en sus barrios la ciudadanía tiene información despareja. Igual el gobierno de la ciudad de Buenos Aires es el único en el país que tiene un sistema de cierta promoción de la prensa local. Mi barrio, por ejemplo, está desertificado. Las noticias que me entero sobre el barrio en redes no son confiables y no hay un medio periodístico que las brinde”, dijo Ruiz.
Además del diagnóstico, la investigación también ofrece sugerencias sobre cómo mejorar el ecosistema de información en Argentina. Incluyen propuestas de formación profesional y económica para promover la prensa local. Según Fopea, la sugerencia más importante es la implementación de la llamada cláusula de transparencia.
“Consiste en que los grandes contratistas públicos que realizan obras o servicios en esas zonas tienen la obligación de informar a la ciudadanía, debidamente, comprando espacios en los medios locales. Hasta ahora la información sobre esos contratos es muy poca en los lugares donde se realizan esos contratos. Así, de esta forma, en esta zonas donde hay poco periodismo se fomenta que se pueda desarrollar”, explicó Ruiz. “Mejorando la gestión de la publicidad oficial para que no sea una herramienta de control del trabajo de los periodistas”.
*Este artículo fue escrito originalmente en portugués y fue traducido por Silvia Higuera.