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Despidos masivos en medios de Brasil generan incertidumbre sobre el futuro del periodismo

En los últimos meses, el término "passaralho" se escucha con frecuencia en varias salas de prensa en Brasil. La jerga despectiva que alude a los despidos en los medios de comunicación ganó terreno gracias a los numerosos recortes que los principales diarios y revistas del país -- como O Estado de S. Paulo, Valor Econômico, Folha de S. Paulo, y las publicaciones de la editorial Abril -- han anunciado desde marzo.

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La situación llamó la atención de Pública, la agencia de periodismo de investigación sin fines de lucro, que encontró y produjo una serie de reportajes en los que aborda temas como la precariedad de la profesión, la influencia de los consejos de administración en las decisiones sobre las redacciones, y el futuro del periodismo, los cambios provocados por el internet a los medios impresos.

Según la agencia, tomando en cuenta sólo a los periodistas con contrato en la ciudad de São Paulo, hubo 280 despidos entre enero y abril de este año, un 37,9% más que en el mismo periodo de 2012, cuando hubo 203 despidos. Los motivos en general son "reestructuración".

El diario Valor Econômico despidió a cerca de 50 empleados de la sala de redacción en mayo; el mismo número de despidos ocurrieron en Estadão el mes anterior. También hubo 14 despidos en la editorial Trip, responsable de las revistas Trip y Tpm, sumándose a nueve despidos en Folha de Pernambuco, cerca de 20 en el Diário Catarinense y 15 en el periódico A Crítica, del Amazonas. Según la publicación Meio & Mensagem, "cerca de 70 puestos, la mayoría de ejecutivos fueron recortados” en el Grupo Abril.

En Folha, el diario brasileño de mayor tiraje y circulación, con un promedio diario de 300 mil ejemplares, unos 40 puestos de trabajo fueron eliminados en general, además de 5% del equipo de periodistas, incluso una reportera ganadora del prestigioso premio Esso en 2011. El diario también anunció cambios editoriales como la eliminación de algunos suplementos, de acuerdo con el sitio Propmark.

Para la defensora del lector, Suzana Singer, la apuesta por un periódico más delgado podría ser insuficiente para enfrentar la creciente competencia de internet en contra de los medios  tradicionales brasileños. "Por aquí, los periódicos no cesan de divulgar datos optimistas sobre ellos mismos. Folha publicó, en marzo, que la publicidad en los periódicos aumentó 0,7% el año pasado. Según 'Estado', la circulación general aumentó 1,8% en ese periodo. Si todo está bien, ¿por qué sacrificar el producto?", cuestionó.

El comienzo del fin

A pesar de no seguir el ritmo de pérdidas de mercado como los casos estadounidense o europeo y presentar buenos resultados financieros, impulsados principalmente por el aumento de la clase media en los últimos años, las empresas de medios brasileños siguen presentando despidos, como si estuvieran a la espera de una futura crisis.

Datos divulgados por la Asociación Nacional de Periódicos (ANJ) indican que no existe razón para el pesimismo. Aún con la competencia de los medios  online, que superó a los medios impresos en las inversiones publicitarias, las inversiones en publicidad en los periódicos en Brasil deben aumentar 5%, conforme a las previsiones de Warc, un centro de investigaciones enfocado en las tendencias del mercado publicitario mundial.

En un escenario favorable, dejar de invertir en el producto puede ser el comienzo del fin, según sugiere una investigación divulgada el 14 de mayo por el Centro de Investigación Pew. Según esta investigación, la disminución en la calidad del contenido informativo es lo que hace que uno de cada tres estadounidenses dejen de leer un medio de comunicación.

La transición para un nuevo modelo de negocio y el futuro de los medios son inciertos. Como observan los investigadores C.W. Anderson, Emily Bell y Clay Shirky, de la Universidad de Columbia, en el informe “El Periodismo Post-industrial: adaptándose al presente”, ya no existe una industria de noticias. "Antes la industria mantenía las condiciones que definen a una industria: métodos similares entre un grupo relativamente pequeño y cohesivo de empresas, y una barrera de entrada competitiva para el resto de aquellos que estaban fuera de este grupo. Esas condiciones ya no se sustentan ahora”.

Nuevos caminos

En cuanto que la industria no encuentre la fórmula mágica para adaptarse al nuevo ecosistema mediático, la precariedad del trabajo periodístico y la reducción del personal en las redacciones siguen en el horizonte. La decadencia del oficio fue divulgada en una investigación del sitio estadounidense CareerCast.com, que avala 200 profesiones y las clasifica a partir de cinco criterios: ambiente de trabajo, salario, nivel de estrés, exigencia física y condiciones de contratación. En 2013, el oficio de reportero de periódico ocupó la última posición, atrás de leñador, militar y trabajador ganadero.

Después de los anuncios sobre los despidos, muchos periodistas expresaron en blogs y redes sociales su deseo de ejercer el periodismo de otra forma, fuera de las empresas tradicionales de comunicación.

“La semana pasada vi la alegría de muchos amigos que perdieron el trabajo. Y vi la depresión, el llanto de los que se quedaron en la redacción, ahora acumulando funciones, haciendo el trabajo de tres, repitiendo una rutina que no parece tener otro propósito que mantener un sueldo ya precario", clos que despiden son, en realidad, 'Ficarlhos.' Los que se quedan están jodidos", comentó en su blog el periodista Bruno Torturra, quien participa en una iniciativa de comunicación llamada Ninja (Narrativas Independentes de Periodismo y Acción).

"Mi esperanza es que el mismo internet que ha causado la fuga de lectores a consecuencia de los recortes en los periódicos, proporcione un nuevo modelo de empresa de comunicación, alguna experiencia individual, quizá conjunta o hasta cooperativa, en la que podamos ser patrones de nosotros mismos, para variar", escribió la bloguera y columnista de la Carta Capital Cynara Menezes.

Algunas de esas experiencias ya comenzaron a despuntar en Brasil. A Pública, que nació de esa misma insatisfacción con los caminos escogidos por los medios tradicionales, es un ejemplo. Fundada en marzo de 2011 por las reporteras Marina Amaral y Natália Viana, la agencia que se mantiene con patrocinios de fundaciones ha demostrado una exitosa alternativa para financiar reportajes de largo aliento. Sus fundadoras ya contemplan la posibilidad de mantenerse a través de donaciones colectivas (crowdfunding) de sus propios lectores.

 

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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