En un momento de empeoramiento de la libertad de prensa en Brasil, al menos 15 proyectos de ley buscan proteger a los profesionales de la prensa de ataques y agresiones. Entre ellos, hay propuestas para considerar como delitos atroces contra periodistas, federalizar la investigación de estos delitos, agravar las penas de lesiones personales y homicidios e incluso tipificar como delito el acoso a los profesionales de la prensa. Con los 15 proyectos de ley, hay ocho partidos representados por los autores, incluido el expartido del presidente Jair Bolsonaro.
Doce de estos proyectos fueron presentados en los últimos dos años, es decir, durante la administración del presidente Bolsonaro, cuya retórica antiperiodista es percibida como un riesgo para los profesionales de la comunicación.
Durante ese periodo crecieron los casos de violencia física y virtual, según organizaciones como la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji, por su acrónimo en portugués). La Federación Nacional de Periodistas (Fenaj) contabilizó al menos un ataque diario de parte de Bolsonaro contra periodistas y medios de comunicación en 2020.
La mayoría de las propuestas (11) endurecen las penas por delitos ya existentes en el Código Penal, como agresión y homicidio, cuando la víctima es un periodista en ejercicio. También hay dos proyectos que establecen reglas para la participación de la Policía Federal en la investigación de delitos contra periodistas. Estos 13 proyectos se fusionaron en uno y actualmente se encuentran en la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara.
Otro proyecto tipifica como delito de abuso de autoridad las conductas que impiden o dificultan el libre ejercicio del periodismo. El proyecto prevé una pena de hasta cuatro años de prisión por el acto de impedir o dificultar el libre ejercicio de la profesión de periodista. La misma sanción se aplicaría a las autoridades públicas que fomenten el acoso dirigido a periodistas.
“Con tantos ataques a periodistas, especialmente mujeres, es fundamental crear un marco legal que garantice el libre ejercicio del periodismo, sin el cual no existe democracia”, escribió en Twitter la diputada Shéridan Oliveira (PSDB-RR), autora de la propuesta. El proyecto está siendo procesado por las comisiones de la casa.
El agravamiento de la violencia contra periodistas en Brasil es también una de las justificaciones del senador Fabiano Contarato (REDE-ES) para proponer el proyecto de ley que tipifica como delito hostigar a un profesional del periodismo en el ejercicio de su función, algo común en la cobertura de protestas, mítines y otros eventos públicos, y ese es a menudo el punto de partida de agresiones físicas y otros tipos de ataques.
“Tanto el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) como la organización Reporteros Sin Fronteras colocan a Brasil entre los países más peligrosos para los periodistas. Esta violencia se manifiesta en diferentes escenarios: en la cobertura de protestas y conflictos urbanos; en el campo y en pequeños municipios; e incluso cuando se trata de altos funcionarios, como el Presidente de la República, que habitualmente ofenden y acosan a los periodistas” dijo Contarato a LatAm Journalism Review (LJR).
El proyecto del senador, que se encuentra en su primer mandato, cita el caso del fotoperiodista Dida Sampaio, de Estadão, agredido con patadas, puñetazos y tirones cuando cubría la participación de Bolsonaro en una manifestación oficialista frente al Palacio Planalto.
En ese momento, los atacantes primero acosaron al fotógrafo y a otros periodistas con gritos de “fuera Estadão” y “basura”. Si el proyecto se convierte en ley en los términos actuales, los agresores estarían sujetos a 6 meses de prisión por acosar a un profesional de la prensa y otro año por el hecho de resultar en agresión física.
Organizaciones escépticas de proyectos para proteger a periodistas
La Fenaj cuenta con un grupo de trabajo para evaluar los distintos proyectos de ley que se encuentran en trámite en el Congreso sobre el tema de la violencia contra los periodistas. Sin embargo, la entidad está más preocupada por la impunidad que tienen los agresores con la legislación ya vigente.
“El problema de la violencia contra los periodistas no es la falta de legislación aplicable. En la mayoría de los casos, ni siquiera se identifica a los agresores. Cuando se identifica y se denuncia en el ámbito penal, las investigaciones a menudo no llegan a ninguna parte”, dijo a LJR la presidente de la Fenaj, María José Braga.
La preocupación está justificada: Brasil es uno de los peores países en casos de impunidad por homicidios de periodistas. Según la clasificación 2020 del CPJ, el país ocupa el octavo lugar, uno más que el año anterior y dos detrás de México, el país más letal para los periodistas en el hemisferio occidental.
“Las autoridades no investigan, ni siquiera nombran a los perpetradores, y muchas veces los responsables o asesinos quedan libres de un proceso. Entonces, si ni siquiera los homicidios son castigados, no sé si este tipo de delito tendría mejores resultados”, dijo el presidente de Abraji, Marcelo Träsel, a LJR.
A pesar del escepticismo, el presidente de Abraji considera loable que los parlamentarios estén preocupados por la seguridad de los periodistas.
“Estamos cada vez más expuestos a la agresión, la hostilidad en las redes sociales o en vivo. Cada vez somos más incapaces de hacer nuestro trabajo. Así que es muy bueno que el Congreso esté abordando este problema y tratando de encontrar soluciones”, dijo Träsel.
Contarato, por su parte, quien antes de ocupar un escaño en el Senado fue delegado policial, sostiene que las autoridades policiales y judiciales deben emplear más recursos para investigar, en general, los delitos contra periodistas, especialmente los casos de homicidio y violencia grave.
“El derecho penal tiene una función disuasoria al demostrar, para quienes eventualmente pretendan cometer estos delitos, la gravedad de la sentencia que les espera”, dijo el senador. “Tiene una función educativa y simbólica al demostrar que la sociedad y el Estado valoran – y actuarán para proteger – un bien, un derecho o una libertad, como la libertad de prensa”.
Lista de proyectos de ley en Brasil que aumentan protección legal a periodistas
Proyecto de ley | Descripción |
7107/2014 | Califica como delito atroz el crimen cometido contra la vida, seguridad e integridad física del periodista. |
4777/2016 | Tipifica el crimen contra la vida de un periodista o profesional de la prensa. |
5098/2016 | Clasifica como atroz el crimen cometido contra la vida, la seguridad y la integridad física de un periodista radial. |
1052/2019 | Califica como atroz el crimen cometido contra la vida, seguridad e integridad física de comunicadores. |
1838/2019 | Califica como atroz el crimen cometido contra la vida, seguridad e integridad física del periodista. |
3288/2019 | Establece la participación de la Policía Federal en la investigación de crímenes contra la actividad periodística. |
3347/2019 | Establece la participación de la Policía Federal en la investigación de crímenes contra la actividad periodística. |
2378/2020 | Tipifica, como crimen de abuso de autoridad, la conducta que impide u obstaculiza el libre ejercicio del periodismo. |
2393/2020 | Agrava la pena cometida por el crimen de lesión corporal cometido contra profesionales de la prensa en el ejercicio de su profesión o con motivo de ella. |
2896/2020 | Aumenta la pena por homicidio y agresión si la víctima es un profesional de la prensa en el ejercicio de su función. |
2914/2020 | Agrava los crímenes cometidos contra periodistas y locutores radiales en el ejercicio de su profesión. |
2982/2020 | Establece sobre los crímenes cometidos contra periodistas y profesionales de la prensa en el ejercicio de su profesión. |
3082/2020 | Aumento de la pena por delitos contra el honor cometidos contra periodistas profesionales. |
4522/2020 | Penaliza el hostigamiento a los profesionales de la prensa. |
5151/2020 | Establece el aumento de pena por crímenes cometidos contra periodistas en el ejercicio de su profesión. |
*Este artículo fue escrito originalmente en portugués y fue traducido por Silvia Higuera.