Con la pandemia del coronavirus, científicos relativamente desconocidos para el público en general se convirtieron en estrellas en los medios y redes sociales, y el contenido científico ganó relevancia y visibilidad. En este contexto, se creó Science Pulse, una herramienta social de escucha destinada a ayudar a los periodistas a sacar lo mejor de la comunidad científica en Twitter y Facebook.
Science Pulse selecciona contenido científico en las redes sociales de más de 1.600 perfiles seleccionados de instituciones, universidades, organizaciones, científicos, especialistas y médicos de diferentes países. Actualmente, aproximadamente la mitad de las cuentas monitoreadas publican contenido en inglés, el 40% en portugués y el 10% en otros idiomas, como español y francés. Y la base de perfiles incluida en la herramienta aumenta continuamente.
“El objetivo era concentrar, en un solo lugar, los principales posts de los científicos, con el fin de dar más visibilidad a estos descubrimientos. Y para que periodistas y comunicadores puedan crear nuevos contenidos y saber qué está pasando, no solo sobre la pandemia , sino sobre la ciencia en general”, dijo el periodista brasileño Sérgio Spagnuolo, creador de Science Pulse y becarios Knight ICFJ, a LatAm Journalism Review (LJR).
Además de la recopilación de publicaciones, la herramienta organiza y ensambla el contenido en listas, según diferentes criterios. Uno de ellos, por ejemplo, muestra las publicaciones más populares entre pares, es decir, entre los científicos monitoreados por Science Pulse.
Esta lista sigue un poco la lógica de los temas tendencia de Twitter y sirve para que el periodista sepa qué se está volviendo viral o va en aumento entre los científicos. Para aparecer en esta lista, el contenido debe haber sido compartido o publicado por uno de los perfiles monitoreados por la herramienta y, luego, tener mucha participación de esas mismas cuentas seleccionadas.
Hay otras clasificaciones que tienen en cuenta diferentes criterios, como la popularidad proporcional al número de seguidores de la cuenta. Es decir, una publicación puede tener pocos ‘Me gusta’, pero ingresa en esta selección, si la interacción es alta para el total de seguidores de la cuenta. Otra lista reúne una muestra aleatoria de contenido de los perfiles a los que Science Pulse hace curaduría. El propósito de estas otras dos métricas es revelar científicos que pueden ser brillantes en sus campos, pero que, por diversas razones, no destacan en las redes sociales.
La herramienta, que se lanzó oficialmente en julio, cuenta con el apoyo del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés) y una alianza con Agência Bori. El proyecto es de Volt Data Lab, una agencia de periodismo de datos fundada por Spagnuolo. Tres miembros de Volt Data Lab trabajan en Science Pulse con regularidad, pero la herramienta fue diseñada por siete personas.
Desde su lanzamiento hasta diciembre, el sitio tuvo 4.453 usuarios únicos, casi el 20% de los cuales son visitantes habituales. “Vale la pena decir que no queremos tener una gran audiencia, queremos generar un impacto en la comunidad periodística para que puedan encontrar contenido científico en las redes sociales”, dice Spagnuolo.
Aún en su versión beta, la herramienta se está expandiendo y mejorando. Actualmente, el foco son los especialistas vinculados a la salud, la biología y la medicina, especialmente por la pandemia. Sin embargo, el equipo está trabajando para crear una metodología para categorizar áreas de conocimiento. Así, próximamente pretenden incluir perfiles de otros campos en la herramienta como astrónomos o estadísticos, por ejemplo, y permitir a los usuarios de la herramienta realizar búsquedas específicas por área.
Para saber cómo el público usa Science Pulse, el equipo realizó una encuesta a 170 personas, incluidos 125 periodistas. “Muchos dijeron que usan la herramienta para evitar tener que seguir a 1.500 científicos. Queremos mejorar la herramienta para que se convierta en un centro donde los periodistas van a tener conocimiento científico y crear historias”, dice Spagnuolo.
La periodista Jade Drummond, gerente de comunidad y audiencia de Science Pulse y Volt Data Lab, dice que muchos periodistas elogiaron la curaduría hecha por el proyecto. “El principal punto fuerte de la herramienta es la confianza y credibilidad de los perfiles que están ahí. Y el hecho de que sea una lista actualizada también, porque si el periodista lo hiciera solo, podría estar fuera de tiempo”, dijo a LJR.
En el sitio hay un formulario para sugerir cuentas de científicos e instituciones a ser incluidas en el monitoreo. “Nuestro método de escoger perfiles es lo que llamamos efecto bola de nieve, entras en el perfil de un científico reconocido, ves a quién sigue [y sumas a la herramienta]. Entras en otro y, cuando ves, ya has seleccionado varios”, dice Spagnuolo.
El equipo también considera la descripción o breve biografía del científico en la propia red social y ve si existe algún enlace a un sitio oficial de una universidad o institución. Además, evalúan las publicaciones para asegurarse de que el perfil les interesa. “Leemos lo que la persona tuitea, porque de nada sirve ser científico y solo publicar gaticos y memes. Queremos gente que esté difundiendo la ciencia a través de las redes sociales”, dice.
Al mismo tiempo, Spagnuolo se basa en los comentarios de la comunidad de periodistas y científicos para corregir errores. “Estamos muy abiertos a las críticas. Recientemente nos llamaron la atención sobre una persona que decía ser un investigador de astronomía, pero que copiaba las ideas de otros, así que lo sacamos de nuestra base. A veces incluso puede ser un investigador, pero está difundiendo ideas en contra de la ciencia, por eso estamos atentos y contamos con la comunidad para hablar con nosotros cuando hay algún caso así”, dice Spagnuolo, quien garantiza, sin embargo, que las quejas son raras.
A través de la encuesta de retroalimentación, el equipo descubrió que los periodistas usan Science Pulse principalmente para consultas, como “una herramienta tras bastidores para averiguar”, explica Drummond.
“Es muy común que un periodista lo utilice para saber si está al día en la discusión entre científicos o si se ha perdido algo. También para descubrir una fuente diferente que no está tanto en el radar. O para saber qué tema priorizar en la cobertura. A veces el periodista ve algo en Science Pulse, tiene esa idea en la cabeza y hará una historia unos días después”, dice.
Según la encuesta, dos de cada tres usuarios dijeron que la herramienta es muy útil o extremadamente útil: el 57% de los encuestados dice que usa Science Pulse en promedio una vez a la semana y el 20%, varias veces a la semana.
Science Pulse ayuda a encontrar historias, nuevos estudios o fuentes y también sirve para capturar tendencias en la comunidad científica. Drummond dice que la herramienta ha sido utilizada por periodistas de las principales salas de redacción y sitios especializados en ciencia, que pertenecen a institutos y universidades.
La diferencia, dijo, es cómo usan Science Pulse. Es posible ingresar a la herramienta en el sitio o registrarse para recibir resúmenes en boletines diarios o semanales, así como seguir los bots de Science Pulse en Twitter, que traen las tres primeras publicaciones de la comunidad científica en las últimas 12 horas.
“Quien está en la sala de redacción, haciendo noticias y cubriendo la pandemia, no puede ingresar a la herramienta todos los días, por lo que generalmente usan el bot de Twitter. El periodista va allí solo para saber si se perdió algo, si está dentro del debate. Funciona como un teaser”, explica Drummond.
La encuesta también mostró que los periodistas brasileños utilizan la herramienta para conocer científicos de otros países. “A veces, una discusión que tiene lugar en Brasil comienza en el extranjero y puede ser interesante para el periodista encontrar la fuente original”, dice.
Science Pulse no fue diseñado específicamente para brasileños, pero a lo largo del proceso, quedó claro que la audiencia principal eran periodistas del país. “Más del 90% de nuestra audiencia son brasileños. Así que comenzamos a aumentar la base de perfiles brasileños monitoreados con el tiempo”, dice Drummond.
“Al principio, lanzamos el sitio en inglés, pero luego notamos que la mayoría de nuestra audiencia venía de Brasil y traducimos todo al portugués. Hay muchos brasileños que estudian en el extranjero, por lo que no clasificamos los perfiles por nacionalidad, sino según con el idioma en el que la persona escribe”, dice Spagnuolo.
Hasta mayo, el proyecto continuará con el apoyo del ICFJ. Después de este periodo, el plan es buscar nuevo financiamiento. “Eventualmente podemos cobrar por informes y consultoría, pero la herramienta siempre estará abierta”, asegura.
*Este artículo fue escrito originalmente en portugués y fue traducido por Silvia Higuera.