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Medio colombiano Mutante crea “ciclo de conversaciones” con la audiencia y busca convocar a lectores a actuar

El medio colombiano Mutante ha iniciado conversaciones sobre temas difíciles desde que fue lanzado hace más de dos años. Violencia sexual, abuso en ambientes de trabajo, salud mental. Asuntos que muchos prefieren evitar, pero que el equipo de Mutante parece dispuesto a abordar.

El medio, que hoy está conformado por 12 personas y tiene su sede en Bogotá, se describe como un “movimiento digital de conversación ciudadana”, que invita al público a hablar, comprender y actuar ante los problemas más urgentes de la sociedad colombiana.

Equipe de Mutante em escada

Equipo de Mutante. (Foto: Cortesía)

Los fundadores de Mutante estaban preocupados por la distancia que existe entre los medios periodísticos tradicionales y las audiencias. Creían que era necesario desarrollar estrategias para acercar al público y reconstruir la confianza perdida en los medios de comunicación.

“Nos parecía que justamente era a través de la conversación que podríamos hacer call to action, que permitieran una mayor apropiación de los públicos sobre lo que estábamos investigando”, dijo Juan Camilo Maldonado, director y cofundador de Mutante, a LatAm Journalism Review (LJR).

Es decir, no querían solo publicar reportajes y entregarlos al público “como descubrimientos”, sino que la audiencia asimilara y tomara acción sobre el tema, generando retroalimentación, a través de técnicas de crowdsourcing y lo que ellos llaman conversación digital. Por lo tanto, el objetivo es combinar periodismo y estrategias digitales para movilizar al público.

Además de esos motivos, los fundadores también consideraron que había muchos debates y conocimiento que estaban siendo generados en el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil que no estaban llegando a un público más amplio.

“Mutante nace con la vocación de ser un medio periodístico que articulara y vinculara las conversaciones de las organizaciones de la sociedad civil con la ciudadanía amplia. [...] Y ahí fue cuando fuimos dibujando el método de la conversación social que básicamente parte de la premisa de que para que las audiencias se vinculen a un problema o a un tema de investigación ellas deben ser interpeladas en tres niveles: hablar, comprender y actuar. Cada uno de esos niveles se traduce en una serie de acciones digitales a lo largo de varias semanas que, en su conjunto, componen un ciclo de conversación”, dijo Maldonado.

Otra idea detrás de la propuesta del ciclo de conversación, de acuerdo con el periodista, es la creencia de los fundadores de Mutante de que cada persona tiene una experiencia y un conocimiento que pueden ayudar a solucionar los problemas.

“Entonces, de alguna manera, Mutante busca activar, con optimismo, la fe en las personas, y en que ellas tienen muchos recursos para contribuir [...] para la transformación de un problema”.

El ciclo de conversaciones consiste de tres etapas. En la primera, hablar, Mutante busca exhortar a las personas a interactuar y discutir sobre el tema del ciclo, que puede ser propuesto inicialmente con la publicación de reportajes - las investigaciones también pueden ser lanzadas a la mitad o al final del ciclo, dependiendo del caso.

Por ejemplo, cuando Mutante abordó violencia sexual contra niñas, preguntaron al público en las redes sociales sobre sus experiencias personales.

“Entonces cuando eras niña, ¿cómo te hablaron de sexualidad? ¿Qué tipo de educación sexual recibiste cuando vivías con tu familia? ¿Cómo se habló de la violencia sexual en tu casa, si es que se habló? O sea, preguntas que activan la memoria personal y el relacionamiento de las personas en torno del tema que investigamos”, explicó Maldonado.

En la etapa de comprender, Mutante invita a especialistas a explicar las causas y las consecuencias del problema - también en ese momento el público es invitado a opinar.

Finalmente, en la fase de actuar, el medio desarrolla piezas de comunicación para motivar a tomadores de decisiones y ciudadanos a actuar, de alguna forma, para ayudar a solucionar el problema. Dentro del tema de violencia contra niñas, Mutante hizo dos piezas en la etapa de actuar. Después de publicar un reportaje, el medio invitó a una especialista para hablar sobre el asunto en una transmisión en vivo.

“Le preguntamos qué le diría a una mujer o una niña que ha sido abusada y quiere denunciar penalmente ante la justicia a su agresor. Y esta mujer, que es una exmagistrada del Consejo de Estado, feminista, dijo que ella le diría a una mujer que se prepare. A partir de eso, nosotros decidimos hacer un manual, dirigido a las víctimas de violencia sexual contando tips de preparación antes de hacer una denuncia”, dijo Maldonado.

La otra pieza que crearon surgió de uno de los reportajes. Maldonado contó que supo de una metodología pedagógica aplicada por la Fiscalía General de la República, que usaba una especie de baraja para sensibilizar a los jueces sobre la violencia de género y evitar la repetición de sentencias injustas. De acuerdo con el periodista, las cartas de esta baraja guiaban una conversación que ayudaba a revelar prejuicios de género.

“A partir de esa metodología, decidimos crear una baraja digital para que las personas en casa tuvieran conversaciones con los hombres o las personas de sus familia alrededor de los estereotipos de género y cómo esos victimizan y responsabilizan a las víctimas”.

Uno de los aspectos más interesantes de la metodología de Mutante es que siguen un proceso que se retroalimenta. Es decir, los comentarios y el diálogo con el público generan nuevos reportajes, otros enfoques y productos.

Además de interactuar con el público en redes sociales, el medio usa los comentarios para hacer un análisis de conversación, publicada en un boletín al final de cada ciclo. También promueven encuentros -ahora virtuales- con el público para debatir los temas e invitar a los lectores a participar en el consejo editorial.

Como ejemplo del aprovechamiento de la retroalimentación de la audiencia, Maldonado contó cómo abordaron las protestas en Colombia, que ya cumplieron más de dos meses. De acuerdo con el periodista, ese asunto tiene polarizadas las opiniones en el país.

“Hay una opinión mayoritaria que está indignada porque la policía dispara y asesina jóvenes manifestantes. Y hay un sector minoritario que considera que los manifestantes son vándalos que están destruyendo la ciudad”, dijo. “Entonces entre esos dos grupos se empezaron a generar conversaciones muy complicadas. Nosotros intuimos que eso estaba pasando entonces le hicimos una pregunta a la audiencia, si estaban teniendo conversaciones difíciles en sus núcleos familiares y amigos a raíz del paro nacional”.

Mutante recibió más de 120 respuestas y, en muchas de ellas, los lectores contaban cómo estaban solucionando los problemas de comunicación y generando consensos en sus familias. El medio entonces compiló esas estrategias y creó un manual para conversaciones difíciles.

“El manual fue alimentado por la audiencia y lo publicamos para la audiencia y fue una pieza muy exitosa. Entonces ese es el tipo de loop que nosotros generamos”.

¿Y cuando la conversación con la audiencia va por un camino tóxico o de falta de respeto a los derechos humanos? Maldonado afirmó que los comentarios agresivos son normalmente ignorados, bajo la lógica “don’t feed the trolls [no alimente a los trolls]”.

O jornalista Juan Camilo Maldonado

Juan Camilo Maldonado, director y fundador de Mutante. (Foto: Cortesía)

“Hemos aprendido que hay un segmento de la población que lo que quiere es vociferar verdades mezquinas o mentiras mezquinas que son difíciles de desactivar. [...] Nos enfocamos más en aquellas personas que llegan a aportar”.

En los casos en los que notan una opinión tendenciosa o desinformada, procuran involucrar al individuo en una conversación, con preguntas que lo lleven a reflexionar sobre la construcción de esas “narrativas comunes que la gente tiene sobre esos problemas”.

De acuerdo con Maldonado, el periodismo de Mutante puede ser descrito como participativo, de soluciones, de servicio y constructivo. Dijo que todavía no ve problema en llamar activismo el trabajo de su medio.

“Yo creo que el periodismo es activismo. Primero porque busca controlar al poder, busca que el poder le rinda cuentas al ciudadano, busca denunciar irregularidades y problemas sociales justamente para que los problemas se cambien. Y en esa medida siento que lo que hacemos no es distinto al periodismo tradicional. El periodismo tradicional ha educado toda la vida, tiene un rol importante de pedagogía, y Mutante es un proyecto muy pedagógico”, dijo.

Para él, llevar al público a tomar acción es una necesidad de nuestros tiempos, porque hay problemas urgentes, como las desigualdades sociales y el calentamiento global, que requieren cambios rápidos y la participación activa de la ciudadanía. Por eso, cree que el periodismo actual no puede únicamente revelar problemas y quedar satisfecho con ello, sino que necesita aportar herramientas para que la situación sea solucionada.

“Nuestro periodismo toma posturas, pero es transparente frente a sus posturas”, dijo el periodista.

Mutante surgió inicialmente como un brazo de un estudio de contenidos especializados en cambios sociales que se llamaba Camino. El estudio fue creado en 2017 y fundado por Maldonado, Nicolás Vallejo y Juliana Zárate. En octubre de 2018 lanzaron Mutante, aún como parte del estudio, pero el proyecto creció y se independizó.

En mayo de 2021, el equipo que trabajaba en el medio creó la Fundación Mutante, una entidad sin fines de lucro, separada del estudio. De esa forma, Mutante fue fundado por 12 personas - 9 de ellas mujeres. El medio de comunicación se financia principalmente (en un 83 por ciento) con becas y fondos.

El 17 por ciento restante provienen de ciclos de conversaciones patrocinados. Hasta ahora, Mutante ha trabajado solo con fundaciones y organizaciones de la sociedad civil con las que comparte valores. También están abiertos a recibir patrocinio de empresas, pero Maldonado afirma que el alineamiento ético es más difícil con este tipo de organizaciones.

“Tenemos un protocolo de independencia editorial que le compartimos a todos los patrocinadores potenciales y les decimos que recibimos el patrocinio, pero que ellos no pueden intervenir en la línea editorial ni en las conversaciones”, dijo. “Nos hemos encontrado con varias fundaciones a las que no les gusta esa cláusula y [...] no trabajamos con ellos. Pero también hemos encontrado muchas organizaciones muy interesadas en que se hable de un tema independientemente de que ellos controlen la línea editorial”.

 

*Este artículo fue escrito en originalmente en portugués y fue traducido por César López Linares.

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