Ejercer el periodismo en contextos autoritarios representa un desafío. Pero, cuando esa persona es mujer el nivel de vulnerabilidad incrementa. Comentarios machistas en redes sociales, invasión a la privacidad, intimidaciones que involucran a hijos y familiares, amenazas de violación e insultos con corte de género son algunas de las situaciones que deben enfrentar las mujeres periodistas en varios países de Latinoamérica.
El pasado mes de abril, el equipo de Chicas Poderosas realizó un foro en línea en el que invitó a un grupo de periodistas mujeres a hablar sobre sus experiencias ejerciendo en Cuba, Venezuela, Nicaragua y El Salvador, países donde la democracia se ha visto debilitada.
“Siempre me impresiona mucho cómo se repiten los patrones de represión en los contextos de Nicaragua, Cuba, Venezuela. Son países con procesos históricos distintos pero cuando analizamos cómo funciona la represión a la libertad de prensa notamos muchas similitudes. La región tiene que observar esto porque no es exclusivo de un solo país, puede pasar en cualquier lado. Ahora también vemos cómo El Salvador se está convirtiendo en un Estado autoritario”, dijo la periodista cubana Mónica Baró Sánchez durante el foro.
En LatAm Journalism Review (LJR) analizamos la situación de las mujeres periodistas en cada uno de estos países y entrevistamos a las participantes del foro.
Con el aumento de la accesibilidad de internet en la isla, la red de medios públicos cubanos ha tenido que competir con la llegada de un sistema de medios independientes que, en la mayoría de las ocasiones, manejan un discurso contrario al oficial. Estas plataformas independientes están prohibidas en Cuba por lo que sus reporteros han sufrido represión, arrestos, cortes de comunicaciones y amenazas por parte del gobierno cubano.
Recientemente, la Asamblea Nacional de Cuba aprobó reformas al Código Penal que prohíben que los grupos de medios independientes reciban financiamiento extranjero. De esta manera, el gobierno cubano podría criminalizar aún más el trabajo de los periodistas independientes en la isla.
Una de estas periodistas independientes es Mónica Baró Sánchez, quien formó parte del equipo fundador de Periodismo de Barrio, donde fungió como reportera y miembro de su Consejo Editorial hasta 2018. Actualmente sigue escribiendo para CiberCuba, Revista El Estornudo y 23yFlager. Baró se encuentra exiliada en España luego de que decidiera salir de Cuba producto de las amenazas e impedimentos para ejercer su profesión.
“El ser mujer es una situación extra con la que tenemos que cargar. Muchas de las agresiones que yo sufría en redes sociales eran machistas, violatorias de mi intimidad, cuestionaban si yo tenía o no una pareja, exponían temas de mi vida personal, etc.”, contó Baró a LJR. “Cuando haces periodismo y eres mujer estás exponiéndote a que no solo te agredan por ser periodista sino por ser una mujer que hace periodismo”, agregó.
En 2016, Baró fue detenida por fuerzas de seguridad cubanas junto a 8 periodistas más mientras intentaba cubrir el paso del huracán Matthew por el oriente de Cuba. Durante esa detención vivió la vulnerabilidad a la que se está expuesta al ser periodista y mujer.
“Nos pidieron que nos desnudáramos, que nos levantáramos el cabello, quedamos en ropa interior, nos pidieron también que nos agacháramos y que tosiéramos para asegurarse que no teníamos nada introducido en nuestras vaginas. Fue una situación muy humillante”, dijo Baró a LJR. “Fueron mujeres militares quienes nos revisaron pero, de todas formas, quedó muy claro que en esa práctica había un sesgo de género importante, porque a ninguno de los hombres le pidieron que se desnudara”, agregó la periodista.
En los últimos años, el periodismo nicaragüense ha vivido persecución y criminalización por parte del gobierno. No hay separación de poderes y todos están en manos de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
La violencia estatal con el consecuente incremento del riesgo para el ejercicio de la labor ha provocado que al menos 120 periodistas nicaragüenses se hayan marchado al exilio (desde abril de 2018) para preservar su vida, libertad e integridad personal; según registra el colectivo Nicaragua Nunca Más.
Marling Balmaceda es jefa de prensa de Artículo 66, uno de los medios más críticos con el gobierno de Daniel Ortega, y actualmente se encuentra exiliada luego que decidiera salir de su país por miedo a lo que pudieran hacerle a su familia.
“He conversado con mis compañeras mujeres del medio Artículo 66 y ellas me mencionaban que, solo por ser mujeres, los emisarios del régimen las atacan con información personal e involucran a los hijos o hijas en las amenazas. A una de nuestras compañeras, que tiene una pensión alimenticia, le decían que era una mantenida del gobierno y por lo tanto no podía criticarlo”, dijo Balmaceda en el foro de Chicas Poderosas. “Es llamativo que a las que no tenemos hijos nos amenazan con nuestro núcleo familiar más cercano (padres, sobrinos, abuelitos). Esto genera un miedo generalizado en nuestras familias también. Yo me vine a España ya no por lo que me pudiera pasar a mí sino por ellos”, agrega la periodista.
Balmaceda contó que muchas de sus compañeras mujeres están en terapia psicológica por el miedo que el régimen nicaragüense ha sembrado entre sus adversarios y críticos.
“Tengo una compañera que llegaron a amenazar con violarla, no solo la amenazaron sino que le decían con detalles cómo se lo iban a hacer, cuándo se lo iban a hacer, etc. Relatos macabros que no solo lo hacen a través de redes sociales, sino que te dejan una nota o se lo dicen a algún amigo o familiar. Generan un cerco de miedo que se va ampliando y termina siendo un miedo colectivo”, explicó la periodista.
La Asociación de Periodistas de El Salvador (Apes) ha denunciado que desde la llegada de Nayib Bukele al poder ha aumentado la limitación y criminalización del ejercicio periodístico en El Salvador. La Apes registró un total de 421 casos de vulneraciones a periodistas en El Salvador entre 2019, año en el que Bukele asumió el poder, y 2021.
Estas vulneraciones incluyen amenazas físicas y verbales, investigaciones judiciales, espionaje, entre otros.
La periodista independiente salvadoreña Carmen Valeria Escobar dijo en el foro de Chicas Poderosas que “El Salvador va a pasos agigantados acercándose a Nicaragua”, en términos de violaciones a la libertad de expresión. Además, hizo hincapié en cómo las mujeres periodistas sufren ataques distintos a los hombres que comparten la misma profesión.
“Las mujeres sentimos los ataques muy diferente a los hombres. A nosotras nos amenazan con violación, feminicidio y los insultos son con corte de género, 'perra, puta'. A mis colegas hombres no los van a atacar así”, contó Valeria Escobar.
La periodista actualmente cubre la región centroamericana para AJ Plus (editor de redes sociales que se enfoca en noticias y temas de actualidad. Es propiedad de Al Jazeera Media Network, conglomerado internacional de medios públicos de Qatar) lo que le ha dado más exposición y, a su vez, mayor espacio para ser atacada. “Hace poco publiqué un video con AJ Plus y no medí que iba a tener cuatro veces mayor impacto que cuando publico en un medio independiente. Me insultaron por redes sociales, buscaban información personal, tuve que apagar varios días las notificaciones porque eran demasiadas”, dijo.
Organizaciones no gubernamentales en Venezuela han denunciado que, desde 2004 a la actualidad, el régimen chavista ha cerrado más de 200 medios de comunicación. A estos cierres se les une ataques contra periodistas, intimidaciones y exilio forzado.
El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela registró 380 violaciones a las garantías de libre expresión e información en entornos tradicionales y digitales en el país solo en 2021.
La periodista y corresponsal del medio digital independiente Crónica Uno, Gregoria Díaz sigue en Venezuela a pesar de haber sufrido acoso e intimidación. “Los periodistas en las regiones hemos llegado a un punto de autocensurarnos porque sabemos que cualquier cosa que podamos decir o difundir (aún cuando la información está documentada y acreditada) siempre vamos a ser considerados farsantes. Hay un juego muy perverso. Hay temor”, dijo la periodista a LJR.
Díaz cree, a diferencia de las otras periodistas en el foro, que cuando se trata de ataques, desprestigios y amenazas no hay género de por medio. Pero acepta que, en algunos casos, sí puede haber reacciones misóginas.
“En los últimos años ha habido una escalada en contra de mujeres periodistas donde se juega con nuestra vida personal. Exponen nuestros datos personales en redes sociales, por ejemplo. Con esto no quiero decir que seamos más vulnerables. Pero, ciertamente, ya no hay tanto cuidado por parte del régimen para amedrentar a una mujer periodista. Antes se cuidaban mucho más y eran los hombres en su mayoría quienes eran agredidos, amenazados, acosados y detenidos. Últimamente, las mujeres hemos entrado en esa espiral del gobierno para silenciarnos. Pero aquí seguimos”, concluyó Díaz.