Por Monica Medel
Hace dos años y medio cruzó la frontera con su hijo tras recibir amenazas de muerte mientras cubría la sangrienta guerra antidrogas en México, que endureció el presidente Felipe Calderón a fines del 2006. Desde entonces, el periodista mexicano Emilio Gutiérrez Soto ha estado esperando que se resuelva su petición de asilo político en Estados Unidos, que comenzó a ser analizada por un juez de migración el viernes 21 de enero del 2011 en El Paso, Texas.
Gutiérrez trabajó durante 8 años en “El Diario del Noroeste”, en Ascención, municipio del estado de Chihuahua que limita con el estado estadounidense de Nuevo México. Pero en sus últimos años como corresponsal, comenzó a recibir constantes amenazas a raíz de artículos en los que denunciaba abusos en contra de la población civil de parte de los militares que habían llegado a la zona como parte de la ofensiva contra el narcotráfico. Incluso, relata que su casa fue allanada por un grupo de uniformados que se identificaron como soldados, quienes lo encañonaron, y que poco tiempo después una fuente de su confianza le comunicó que había planes para matarlo.
Sin pensarlo más, Gutiérrez tomó a su hijo y dejó su casa y bienes atrás y cruzó hacia Estados Unidos en junio del 2008. Pasó siete meses en un centro de detención federal en El Paso. Ahora, ya en libertad, sigue a la espera de la decisión del tribunal de migración, que podría sentar un precedente para otros casos de periodistas mexicanos que han sido amenazados al cubrir la guerra contra el narcotráfico y también buscan asilo. Por ejemplo, el reportero de Radio Cañón Ricardo Chávez, quien fue amenazado por integrantes de un grupo de traficantes de drogas, y el camarógrafo de Televisa Alejandro Hernández, quien tras ser secuestrado por el cartel de Sinaloa se trasladó a Estados Unidos.
En septiembre del 2010, el director del sitio web de noticias La Polaka, Jorge Luis Aguirre, recibió asilo político en Estados Unidos tras recibir amenazas de muerte a través del teléfono. Fue el primer periodista al que Estados Unidos le otorga asilo político desde que la violencia ligada al narcotráfico transformó a los periodistas en posibles blancos en México. Si el tribunal de migración así lo decide el próximo 4 de febrero, cuando tiene programado continuar con la audiencia, Gutiérrez podría ser el segundo.
Gutiérrez conversó el sábado 22 de enero con el Centro Knight sobre su odisea.
Centro Knight: ¿Cómo fue el primer día de audiencias y cómo está de ánimo?
Emilio Gutiérrez: Fue un mal día porque nos encontramos con una fiscal rechazando muchas pruebas que presentamos de participación, de opinión política mía aquí en Estados Unidos y en donde mi abogado, Carlos Spector, opina. Eso no les pareció al juez ni a la fiscal. Es, decir mi abogado tiene que guardar silencio (…) no puede opinar por instrucción del juez, lo que nos parece una aberración jurídica y que nos coarta la libertad de expresión.
CK: ¿Cuáles son sus expectativas sobre la decisión del tribunal? ¿Tiene un plan B en caso de que el fallo sea negativo?
Gutiérrez: Estamos en la lucha, vamos a seguir trabajando. Tenemos una próxima audiencia el 4 de febrero. Lo que sí les debe quedar claro al juez y a la fiscal es que, en el remoto caso de que se me niegue el asilo político, de todos modos no me voy a ir de Estados Unidos. No tengo a donde ir, buscaré otra patria, buscaré otro país, pero a México no me puedo regresar nunca más (…) El Estado mexicano ni nos garantiza seguridad ni tampoco podemos llevar un juicio allá porque obviamente me van a asesinar. Tengo pruebas de las amenazas de muerte por parte de un alto mando militar y tengo las pruebas del allanamiento de mi casa buscando armas y drogas.
CK: ¿Cuáles son los motivos para la petición de asilo?
Gutiérrez: No estamos aquí para arreglar papeles, estamos buscando preservar nuestras vida. A mí nunca me interesó venirme a vivir a Estados Unidos, yo tenía mi casa, mis amigos, mi familia, tenía mi Patria, mi trabajo. Todo eso me lo quitaron, lo tuve que abandonar. No vengo aquí a buscar papeles de residencia como otras personas. Ese no es el motivo de nuestra estancia en Estados Unidos. Y eso no le queda claro al juez ni a la fiscal. No es posible que Estados Unidos, que impulsa a nivel mundial los derechos humanos, se los niegue a unas cuantas personas que huyen de la violencia, que en cierta forma Estados Unidos propicia en mi país.
CK: ¿A qué se dedica ahora en Estados Unidos, está ejerciendo el periodismo?
Gutiérrez: No he encontrado trabajo. Trabajé unos meses en El Diario de El Paso, también de la empresa para la que yo trabajaba. Pero no me pude integrar y finalmente me despidieron pero no me pagaron lo que me corresponde en indemnización de México. Ahora, ¿de qué vivo? Vivo de donativos de gente que ha conocido nuestro caso, vivo de chambas (trabajos menores) y ahorita que cuelgue con usted me voy a ir a limpiar un jardín. Vendo entre mis amigos en las madrugadas burritos (plato mexicano tradicional) y lo que salga.
CK: ¿Cómo calificaría la situación actual de la prensa en México, tras el aumento de la violencia en el marco de la guerra antidrogas?
Gutiérrez: En México, sobre todo en Ciudad Juárez, yo considero a mis colegas unos héroes porque están trabajando sin ningún apoyo de sus empresas y sin ningún respaldo de las autoridades. Están trabajando en un campo de guerra, creo yo, más difícil que en Irak. En Irak los Marines y los militares británicos tuvieron el cuidado de proteger a los periodistas, aunque hubo bajas. En México no existe ni siquiera el ánimo por brindarles tantita protección. La única protección que se nos dio a los periodistas a México fue la recomendación de utilizar chalecos antibalas y el grito de tírense al piso. Entonces yo considero que mis colegas en México realizan un trabajo excepcional por seguir informando a la ciudadanía poniendo en alto riesgo sus vidas. Son unos héroes.