El 30 de noviembre se celebra en Guatemala el Día del Periodista. No obstante, este año los periodistas de ese país consideraron que no había mucho que celebrar. Por el contrario, tomaron la decisión de usar esa fecha para levantar la voz y tratar de visibilizar ante la sociedad de su país la represión que vive la prensa guatemalteca de unos años hasta hoy.
Un grupo de comunicadores que comenzó como un chat en WhatsApp que buscaba dar apoyo a colegas que estaban bajo ataque hoy es un colectivo naciente que busca convertirse en una resistencia y base de lucha contra las agresiones a la libertad de prensa en Guatemala.
Ese colectivo, denominado Prensa contra la Censura, convocó a cerca de 150 periodistas este 30 de noviembre frente al Palacio Nacional de la Cultura, en el centro de la Ciudad de Guatemala, para marchar hacia la Casa Presidencial y emitir un pronunciamiento en defensa de la libertad de expresión.
Las acciones, dijeron, obedecieron a un reciente aumento en los ataques a periodistas y medios de comunicación por parte de funcionarios y entidades del gobierno del presidente Alejandro Giammattei, el cual ha alarmado a los comunicadores.
“Si bien el deterioro de la libertad de prensa y de la libertad de expresión en Guatemala se ha dado de forma paulatina, en los últimos dos gobiernos los periodistas hemos visto con espanto un agravamiento”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Enrique Naveda, coordinador general del medio de periodismo independiente Plaza Pública. “En las últimas semanas en concreto ha habido muchas agresiones a la libertad de prensa, desde algunos periodistas emblemáticos en el país a los que se les está intentando imputar delitos claramente falsos, hasta periodistas de los departamentos que se han visto criminalizados mientras ejercían su labor”.
En un informe dado a conocer durante la protesta, la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) indicó que solo en lo que va del gobierno de Giammattei, se han registrado 265 ataques de distinta índole a comunicadores. De esos, 116 fueron reportados entre el 1 de enero y el 31 de octubre de este año.
Entre las formas de represión usadas por funcionarios y entidades de gobierno, la APG destacó la obstaculización al acceso a información pública, el uso de acciones penales para censurar a periodistas, el pronunciamiento de comentarios despectivos y estigmatizantes hacia los trabajadores de los medios y el uso de las fuerzas de seguridad para agredir y acosar a periodistas.
A la lista se suma lo que la organización consideró intentos del Presidente por instalar una censura generalizada mediante una reforma legal que imponía un “estado de calamidad”, el cual obligaba a los medios de comunicación a evitar publicar contenidos que pudieran “generar confusión o pánico”, en el contexto de la pandemia por COVID-19.
“Ante la multiplicidad y el aumento de los ataques en contra del periodismo y de los medios independientes, empezamos a ver la necesidad de visibilizar esta situación y de organizarnos para alzar nuestra voz”, dijo a LJR Marielos Monzón, periodista independiente y columnista del periódico Prensa Libre. “Nos pusimos en contacto varios periodistas, reporteros, fotógrafos, columnistas y editores y empezamos a intercambiar ideas a través de un chat. La idea era ahí respaldarnos, acuerparnos”.
Ese chat, que desde entonces tomó el nombre de Prensa contra la Censura, sirvió para intercambiar información y buscar formas de apoyar a colegas que estaban sufriendo asedio o amenazas. Poco a poco se fueron sumando periodistas de todo el país y de todo tipo de medios hasta sumar 65 miembros actualmente.
El grupo en WhatsApp acordó, a principios de noviembre, que era necesario saltar del chat a las calles para tomar acciones más contundentes. El colectivo diseñó una serie de acciones con dos objetivos: hacer conciencia ante la población de la importancia del periodismo para la sociedad y exigir a las autoridades el freno a las agresiones, hostigamiento y criminalización a los periodistas, así como respetar el derecho a informar.
Esas acciones incluyeron un par de campañas en redes sociales, una de ellas bajo el lema #NoNosCallarán, que consistió en dar a conocer algunos de los casos más emblemáticos de ataques a la prensa en años recientes en Guatemala.
La otra fue titulada #SinPeriodismo, que busca mostrar a la población por qué es necesario defender el periodismo independiente citando ejemplos concretos de logros que ha aportado el oficio en la lucha contra la corrupción y en defensa de la democracia.
“Lo que nosotros queremos hacer notar es que los derechos a la libertad de expresión no son derechos para periodistas ni para los medios. Son derechos de toda la sociedad y lo que queremos es que la gente comprenda que cuando se silencia a la prensa independiente, que cuando se ataca a periodistas, lo que se está atacando es su derecho a saber, a informarse, a participar, a elevar su voz”, dijo Monzón.
Aunque aún no está registrado oficialmente como una ONG o asociación, el primer acto oficial de la Prensa Contra la Censura fue la protesta del 30 de noviembre, la cual transcurrió sin incidentes de violencia y bajo el resguardo de agentes de la policía. El acto sirvió para la presentación de un manifiesto en el que el colectivo llama a la sociedad a respaldar al periodismo crítico e independiente, el cual fue firmado por casi 300 periodistas y organizaciones defensoras de la libertad de prensa.
“Me parece esperanzador. Lo que hemos vivido hoy en esa manifestación ha sido una primera puesta en común y una toma de contacto que nos ha permitido reconocernos y también sentir la fuerza que tenemos cuando no andamos dispersos”, dijo Naveda. “Hoy por hoy sabemos que no podemos esperar demasiado del gobierno, que está absolutamente pertrechado y encapsulado en el cinismo. Y no van a responder, su consigna es aplastar y aplacar”.
Hasta la publicación de este artículo, el Gobierno de Guatemala no había emitido ningún pronunciamiento sobre la manifestación ni sobre el manifiesto de Prensa contra la Censura.
Un asunto regional
Los ataques al periodismo y a la libertad de expresión no son un problema exclusivo de Guatemala. Comunicadores de países vecinos en Centroamérica enfrentan situaciones de acoso, censura y criminalización similares o incluso más graves.
Aunque la represión a la prensa en Guatemala se ha venido agravando, esta no tiene la resonancia a nivel internacional que los casos en Nicaragua, donde el asedio de la administración de Daniel Ortega ha forzado al exilio a decenas de periodistas; o en El Salvador, donde recientemente el presidente Nayib Bukele presentó un proyecto de ley que obstaculizaría el financiamiento extranjero de organizaciones, incluidos medios de comunicación, por mencionar algunos ejemplos.
“A veces [la situación del periodismo en Guatemala] queda opacada por la gravedad de los ataques a la libertad de prensa que ocurren en otros lugares de la región, fundamentalmente Nicaragua y El Salvador, que hacen que Honduras y Guatemala pasemos un poco desapercibidos”, dijo Naveda. “En buena medida es porque lo que está pasando en Nicaragua es más grave, sin lugar a dudas, y por la espectacularidad de hombre que es Bukele. Pero, sin duda, estamos viendo en la región un deterioro de la libertad de prensa y de la democracia inaudito”.
Por su parte, Monzón considera que la situación de la prensa y la libertad de expresión en Centroamérica obedece a una regresión al autoritarismo que está viviendo la región, la cual no solo apunta al periodismo, sino a toda persona o institución que no se alinee con esos regímenes autoritarios.
“No solo estamos bajo acoso los y las periodistas, están bajo acoso juezas y jueces independientes, fiscales independientes, defensores de derechos humanos, líderes de pueblos indígenas y autoridades ancestrales, líderes sociales… Es decir, todo aquel que se oponga a la dictadura de la corrupción y de la impunidad es atacado”, dijo.
La periodista dijo que Prensa contra la Censura se ha acercado a periodistas de países vecinos con el fin de unir esfuerzos y extender las acciones del colectivo a esos países en un futuro.
“Pensamos también que es un fenómeno generalizado el que se quiera desacreditar el trabajo de medios y periodistas, a través de campañas diciendo que somos medios mentirosos, que desinformamos, medios de fake news”, dijo. “Hemos tenido acercamientos con colegas de El Salvador y Honduras y hay una idea de poder reunirnos y poder hacer acciones conjuntas de defensa a la libertad de expresión en nuestros tres países”.