Casos de censura, desiertos informativos, amenazas de grupos criminales, desinformación difundida por el gobierno, problemas financieros: esos son algunos de los muchos retos a los que se enfrentan quienes insisten en hacer periodismo independiente en Venezuela, como muestran decenas de artículos publicados a lo largo de los años por LatAm Journalism Review (LJR).
Si la situación en la capital, Caracas, ya es precaria, los problemas se intensifican a medida que uno se aleja del centro del poder político y económico del país hacia zonas donde circula menos dinero y las infraestructuras son más limitadas. Es el caso de los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, los tres estados del sur donde se encuentra la Amazonia venezolana, explica la periodista María de los Ángeles Ramírez, de Guayana, la ciudad más poblada del estado Bolívar.
“Si en Caracas ya existen limitaciones para ejercer el periodismo, cuando te desplazas hacia el sur del país, esas limitaciones se vuelven mucho más profundas. Esto se debe no sólo a la escasez de recursos, sino también a los altos costos para cubrir todo lo relacionado con la Amazonía”, afirmó Ramírez Cabello a LJR. “Estamos hablando de un territorio que representa prácticamente la mitad de Venezuela. En cuanto a la logística de desplazamiento, por ejemplo, todo se vuelve mucho más complicado. Las amenazas también son un factor a tener en cuenta”.
Para hacer frente a estos y otros retos sumando fuerzas, distribuyendo recursos y formando un frente común de cooperación, Ramírez y sus compañeras Clavel Rangel y Laura Clisánchez fundaron el año pasado la Red de Periodistas de la Amazonía. La idea de la red nació de la necesidad de hacer frente a problemas como las dificultades económicas y las amenazas legales y criminales en la región.
La iniciativa pretende promover la formación, el intercambio de experiencias y la colaboración entre periodistas de la Amazonia venezolana, desde reportajes producidos conjuntamente hasta cursos específicos adaptados a la región. Los tres periodistas querían crear un mecanismo para obtener financiación, apoyar y formar a periodistas, y colaborar para cubrir la región de forma más completa. La red acaba de celebrar su primera reunión presencial los días 13 y 14 de octubre, tras un encuentro virtual el año pasado y varios reportajes conjuntos.
La primera colaboración del trío, junto con otros periodistas, fue la serie de reportajes Fosas del silencio, de 2019. Realizados a lo largo de dos años y financiados por el Fondo de Resiliencia de la organización contra el crimen organizado Global Initiative, los reportajes investigaron casos de desaparecidos en minas venezolanas.
Anteriormente, las tres periodistas habían trabajado en el Correo del Caroní, el periódico más importante de la región. Según Rangel, la redacción del diario ha funcionado durante años como una segunda escuela de formación para los periodistas egresados de la Universidad Católica Andrés Bello de Ciudad Guayana (UCAB Guayana). Sin embargo, esto está cambiando.
"El Correo del Caroní ha sido un ejemplo de cobertura en varias partes del estado Bolívar, especialmente en la frontera [con Brasil]. Nuestra experiencia en el Correo era que estudiábamos en la universidad y luego trabajábamos en una redacción para formarnos, pero eso ha cambiado debido a la asfixia económica y legal impuesta por el gobierno contra los medios independientes", dijo Rangel a LJR. "Debido a la crisis, no solo el Correo, sino también otros medios, recortaron a sus corresponsales, y muchos periodistas se vieron obligados a emigrar. Esto erosionó la cobertura de la Amazonia y la formación de periodistas en la región".
La idea de la red surgió del deseo de hacer algo a largo plazo. Ramírez y Rangel, ambas de 38 años, eran conscientes de que el mercado de la región estaba cambiando rápidamente y necesitaban adaptarse. A partir de esta constatación, invitaron a Clisánchez, una especialista en periodismo de datos 12 años más joven que ellas, a unirse y crear una iniciativa conjunta para apoyar el periodismo local.
A finales de 2021, el trío elaboró el primer producto en nombre de la red: un estudio realizado con 35 periodistas de la Amazonía venezolana, con un diagnóstico de la situación que viven los periodistas en la región.
“En el sur de Venezuela, el ejercicio periodístico se realiza en un contexto hostil por la presencia de grupos armados que se reparten el territorio prácticamente sin resistencia estatal. La investigación arrojó que 60% de los participantes ha recibido amenazas o agresiones durante su ejercicio profesional”, según el estudio.
“Otro de los factores que les impiden hacer coberturas son la desmotivación por bajos salarios; falta de equipos; problemas de conexión a internet; autocensura del medio; y falta de acceso a información pública”, concluye el estudio.
Según Rangel, la encuesta ofrecía “un pequeño panorama” de las necesidades de los profesionales de los medios de comunicación locales. Una de ellas destacó: la necesidad de apoyo editorial. A medida que los medios de comunicación se han ido debilitando, muchos periodistas se han convertido en autónomos, por lo que ya no cuentan con editores.
“Muchos están trabajando como independientes y eso tiene sus ventajas, pero la desventaja es que estás desprotegido. Porque al final tú respondes por ti mismo”, dijo Rangel, quien es periodista independiente.
Con este diagnóstico, las fundadoras de la red se lanzaron a la búsqueda de apoyo financiero y encontraron tres organizaciones que les respaldaban; de ellas, sólo Global Initiative accedió a revelar su identidad, ya que las otras temían represalias. Las periodistas empezaron entonces a ofrecer apoyo editorial para reportajes en profundidad, consiguiendo editar una primera tanda de cuatro reportajes, publicados en Correo del Caroní y El Pitazo.
En mayo, Madelen Rocio Simó Sulbarán publicó dos largos perfiles de líderes indígenas del estado de Amazonas. También ese mes, se publicó un reportaje de Morelia Morillo sobre las inundaciones en la ciudad fronteriza de Santa Elena de Uairén. En julio, Clisánchez publicó un artículo sobre el cultivo tradicional del cacao en Bolívar. En octubre, se publicó un artículo conjunto sobre el uso del mercurio en la minería. Varios de estos reportajes, como el del mercurio, entran en conflicto con poderosos intereses.
“Es un territorio hostil, con un clima bastante violento y donde muchos temas son objeto de censura. Nosotras, las periodistas aquí, enfrentamos amenazas tanto de empresas, como de grupos criminales, como del Estado”, explica Clisánchez.
La propia Clisánchez, que vive en Ciudad Guayana, ha sufrido intimidaciones. Entre marzo y junio de este año, tras publicar reportajes en Correo del Caroní sobre contratos públicos presuntamente ganados de forma irregular por una empresa local, comenzaron a aparecer en internet falsas acusaciones anónimas contra ella, según declaró a LJR. Con el verdadero propósito de difamarla, cuentas falsas creadas bajo su nombre pretendían vender reportajes.
Esta no fue la única persecución sufrida por una de las fundadoras de la red. En 2020, tras publicar un reportaje en el sitio Armando.info, Rangel fue objeto de una demanda, que pedía que se le prohibiera salir del país. La periodista actuó con rapidez y se trasladó a Miami, donde vive desde hace tres años.
A pesar de este difícil contexto, muchos periodistas permanecen en la Amazonía venezolana. Cuarenta y tres periodistas de cinco estados venezolanos se reunieron los días 13 y 14 de octubre en Ciudad Guayana para celebrar la primera conferencia presencial de la Red de Periodistas de la Amazonía Venezolana. La conferencia, que incluyó varias charlas y talleres, tuvo lugar en la UCAB Guayana, alma mater de las tres fundadores de la red, donde Ramírez es profesora y Rangel también lo fue.
La conferencia se había planeado desde la pandemia, y tuvo lugar después de una iniciativa virtual similar el año pasado. Además de la conferencia, las periodistas están actualmente buscando fondos y preparando una segunda serie de reportajes, que se publicarán en un futuro próximo. A medio plazo, en principio no hay planes de crear un medio de noticias. En su lugar, el equipo de la red tiene previsto ayudar a los medios locales financiando reportajes y ofreciendo apoyo.
En la conferencia presencial, una de las ponentes, Helena Carpio, periodista de Prodavinci y becaria del Centro Pulitzer, pronunció un discurso en el que destacó el papel de la colaboración en la región, según un informe de Runrun.es.
“Creo que estamos acostumbrados a pensar mucho en el periodismo desde términos individuales”, dijo Carpio. “La colaboración es fundamental y creo que hasta que no demos ese paso como gremio, no vamos a superar esos obstáculos que tenemos como profesión”.
El coordinador del Centro de Estudios Regionales de la UCAB Guayana, Aiskel Andrade habló sobre la sostenibilidad ambiental.
“El bienestar humano incluye el territorio Amazónico. Por eso levantamos los sentires y padeceres de quienes habitan el territorio, para buscar alternativas de desarrollo económico y sostenible a pesar de la minería”, dijo.
Según un reportaje publicado por la propia red, Ramírez dijo que hay dos elementos clave para mirar a la Amazonía: entender quién está detrás de la devastación ambiental desde un punto de vista sistémico y hacer reportajes centrados en las personas y sus objetivos de vida.
Ramírez explicó a LJR a qué se refería. Según ella, la red busca promover una cobertura interdisciplinaria y multidisciplinaria. En sus palabras, deben reconocer que el medio ambiente es un tema interseccional con diversas dinámicas, que el periodismo debe estar atento.
“En la Red de Periodistas, no solo vemos la Amazonía como un pulmón vegetal o la selva mejor preservada del mundo, sino como un sistema con diversas dinámicas. Promovemos un periodismo que abarca temas ambientales y de sostenibilidad, pero también derechos humanos. Queremos destacar que el derecho a un ambiente sano está estrechamente ligado al derecho a la vida y la salud”, dijo Ramírez.
(Foto del banner: Heribert Dezeo/Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0)