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Periodistas mexicanos que buscan asilo a causa de la violencia tienen que luchar contra la burocracia y los estereotipos

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  • 11 octubre, 2012

Por Lynn Romero

Después de vivir una violenta pesadilla en México, la llegada a las puertas de Estados Unidos debería sentirse como un alivio para los periodistas mexicanos amenazados.

La realidad, sin embargo, es mucho más sombría a medida que los periodistas se encuentran frente a una sociedad llena de percepciones negativas y estereotipos de inmigrantes mexicanos, y se estancan tratando de navegar a través de un anticuado proceso de asilo que no incluye las nuevas formas de persecución.

No hay duda de que la situación que enfrentan los periodistas en México es devastadora. Un estudio reciente afirma que los periodistas mexicanos experimentan los mismos niveles de trauma psicológico que los corresponsales de guerra, pero pueden estar incluso en desventaja ya que no están en capacidad de alejarse de la situación.

Entre el 2006 y julio de 2012, 67 periodistas fueron asesinados en México y 14 más fueron reportados como desaparecidos, solamente uno de los casos ha sido llevado ante la justicia. Recientemente, importantes medidas legislativas y mecanismos de protección fueron creados para proteger a los periodistas, pero las autoridades mexicanas siguen siendo lentas al actuar, y de hecho están involucradas en la mayor parte de los actos de violencia.

En enero, el Instituto Internacional de Prensa (IPI, por sus siglas en inglés) catalogó a México como el país más peligroso del mundo para los trabajadores de los medios.

Por lo anterior, no es ninguna sorpresa entonces que un gran número de periodistas mexicanos estén siendo desplazados, muchos de los cuales buscan asilo en países como Estados Unidos. Reporteros Sin Fronteras (RSF) estima que 20 periodistas mexicanos se han trasladado a Ciudad de México desde la escalada de violencia y otros 15 han buscado refugio en el extranjero.

Estados Unidos es el país que más periodistas exiliados recibe a nivel mundial.

La concesión de asilo, sin embargo, no es una tarea fácil. La solicitud no puede hacerse hasta que la persona esté en los Estados Unidos, por lo que el primer gran obstáculo es simplemente llegar al país. Para muchos periodistas mexicanos amenazados esto significa estar permanentemente mirando a sus espaldas a lo largo del viaje, mientras atraviesan su país hacia la seguridad.

Luego, una vez los periodista llegan a Estados Unidos y solicitan asilo, estos potencialmente podrían ser detenidos si no tienen los documentos legales necesarios para entrar al país. El periodista mexicano Emilio Gutiérrez Soto sufrió esta experiencia cuando fue separado de su hijo adolescente y detenido durante más de siete meses.

"Fue uno de los eventos más tristes de mi vida, sobre todo porque estaba separado de mi hijo. Mi hijo fue detenido durante dos meses y medio en un centro de detención de menores", dijo Soto al Metropolitan, periódico estudiantil del Metropolitan State College de Denver.

Los solicitantes de asilo, una vez puestos en libertad, son luego lanzados a una sociedad extranjera sin trabajo ni vivienda, y se enfrentan a considerables barreras idiomáticas y culturales al tiempo que se preocupan por sus familiares, y tratan de navegar en la complejidad del sistema migratorio estadounidense. Y luego los periodistas deben sentarse a esperar.

De acuerdo con un informe del Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC), el número de casos de inmigración está subiendo constantemente, aunque las nuevas solicitudes presentadas ante los tribunales están disminuyendo. En agosto, los casos de inmigración esperaron un promedio de 529 días antes de ser escuchados.

Soto originalmente presentó su solicitud de asilo en 2008, y obtuvo una cita para presentarse ante el juez, para dos años y medio después, en mayo de 2012. Todavía no ha habido ningún anuncio público sobre la resolución de su caso.

Luego está el temor que después de la detención, las dificultades y los años de espera, la solicitud de asilo sea rechazada y que los periodistas sean enviados de regreso a las amenazas de las cuales huyeron. Este es un tema especialmente importante para los mexicanos, a quienes les niegan el asilo en números desproporcionadamente altos.

Según el TRAC, de 2001 a 2006, el 90.6 por ciento de los 3.147 casos de asilos de mexicanos fueron negados. En 2011, 104 solicitudes fueron concedidas y 1.073 fueron negadas.

Hasta agosto de este año, sólo dos periodistas mexicanos han recibido el estatuto de asilados políticos en los Estados Unidos, desde que la violencia empeoró en 2008.

Soto y su abogado, Carlos Spector, le dijeron al Latin American Herald Tribune que creen que las motivaciones, detrás del alto numero de solicitudes negadas, son políticas, y que Estados Unidos está reacio a concederle asilo a Soto y a otros mexicanos porque no quieren reconocer que el ejército mexicano - financiado por los Estados Unidos - está cometiendo abusos contra la población civil, incluidos los periodistas.

Incluso para aquellos periodistas a los que se les concede el asilo, la victoria puede ser agridulce. "Es difícil celebrar cuando eso significa que nunca voy a regresar a mi país. Extraño a mi familia, mis amigos, mi ciudad y mi casa", dijo el camarógrafo mexicano Alejandro Hernández Pacheco en una entrevista con el diario El Paso Times.

A pesar de los desafíos que enfrentan quienes solicitan asilo, parece que los periodistas mexicanos no tendrán más opciones que huir hacia los Estados Unidos.

En junio pasado, 15 periodistas huyeron de la violencia en Veracruz, y otro más, Miguel Ángel López Solana, presentó una solicitud de asilo en los Estados Unidos. Para escuchar la historia de López vea el video de su entrevista durante el 10º Foro de Austin de Periodismo en las Américas.

Reporteros Sin Fronteras publicó una guía actualizada para ayudar a los periodistas que son forzados al exilio.

Para más información sobre los ataques contra la prensa en México vea el mapa del Centro Knight de los ataques contra periodistas y medios en México.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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