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Periodistas venezolanos lanzan Soy Arepita, un boletín que busca acercarse a su audiencia y evitar la censura

Dariela Sosa sintió la urgencia de documentar lo que estaba sucediendo en su país de origen, Venezuela, así como el deber moral de aumentar el alcance de los medios que se están atreviendo a producir contenido veraz y oportuno.

En tiempos en los que el control gubernamental sobre los medios está aumentando cada día más y las páginas web de noticias son frecuentemente bloqueadas o sacadas de línea, ella y su equipo decidieron lanzar un boletín de noticias.

El resultado fue Soy Arepita, un boletín de correo electrónico gratuito que llega a las bandejas de entrada de los venezolanos todas las mañanas, justo a tiempo para el desayuno.

“Ocurren demasiadas cosas en Venezuela y es difícil mantenerse al día con las noticias. Hay censura en los medios tradicionales y mucha desinformación en la web”, informó Sosa, directora y fundadora de Soy Arepita, al Centro Knight. “También es un proceso emocionalmente fuerte enterarte de lo que está pasando. Por eso surge Arepita en marzo 2017, por una necesidad de optimizar la experiencia informativa de los venezolanos”.

Según Sosa, además de proteger contra los bloqueos en redes sociales, el formato del boletín es un espacio más íntimo" que las redes sociales.

“Promueve cinco minutos de exclusividad con el lector. Esos cinco minutos son vitales para brindar más contexto sobre una noticia”.

El equipo de Arepita es parte de un movimiento periodístico en crecimiento que crea boletines personalesque pueden desarrollar conexiones más íntimas con los lectores.

‘Arepita’ es el diminutivo de arepa, un pan de harina de maíz con relleno muy popular en Venezuela y Colombia, “nos conecta fácilmente con el desayuno venezolano”, explicó Sosa.

La Arepita diaria se construye en tres partes: el relleno (información principal), la masa (artículos de contexto/análisis) y la concha (imagen curiosa/humor). Para dividir la información en estas tres secciones, el equipo hace una revisión profunda de las noticias diarias y es ahí cuando deciden cuál es la información imprescindible.

“Queríamos hacer algo periodísticamente riguroso, pero coloquial, creativo e irreverente”, dijo Sosa.

“Aquí todo huele más a Cuba, mientras en Cuba descubanizan”. En Cuba, el régimen ha decidido decir adiós formalmente a la construcción de una sociedad comunista al eliminar el concepto en el anteproyecto de la reforma constitucional mientras que en Venezuela todo parece empeorar. Este es un ejemplo del lenguaje creativo e irreverente que utilizan en cada sección del boletín.

Ella afirmó que el equipo no puede caer en un optimismo ciego y que es por eso que trabajan día a día para cubrir de manera exhaustiva la crisis que se vive en el país, “pero a la vez añadimos en la experiencia informativa otras noticias positivas, que generen orgullo en el gentilicio venezolano y hagan que la gente quede con un mejor sabor de boca después de ‘comerse su Arepita’, añadió.

Sosa es graduada en periodismo de la Universidad Católica Andrés Bello y con Maestría en la Universidad de Columbia. Después de graduarse nació la idea de “Soy Arepita” como un proyecto paralelo mientras trabajaba en Washington, D.C. para la cadena de televisión colombiana NTN24.

Junto a ella, hay un equipo de profesionales ‘detrás del budare’ que comparten el mismo objetivo. Entre ellos, José de Bastos, periodista y socio; Melanie Pérez, periodista y editora; Laura Solórzano, licenciada en filosofía; Alexis Correia, periodista y gerente de redes sociales; Juancho Pinto, sociólogo; María Antonieta Ramírez, economista y gerente de mercadeo; y Clavel Rangel, periodista y coordinadora editorial.

La mitad del equipo reside en Caracas, Venezuela, mientras que la otra mitad trabaja desde Chile y Perú. Sosa, junto a dos de las editoras se dedican a este proyecto a tiempo completo mientras que los otros cinco tienen trabajos paralelos.

El boletín, emplea la redacción colaborativa, en donde nadie firma una pieza (al estilo de The Economist) lo cual, de acuerdo con Sosa, es vital para obtener altos niveles de información y creatividad.

Alcanzando más de 5.000 lectores, Arepita se financia a través de anunciantes, un programa de mercadeo de afiliación en Amazon y contribuciones de Patreon, una plataforma en la que los lectores pagan un monto mensual y a cambio reciben beneficios como asistir a charlas con figuras públicas, historiadores o economistas.

De acuerdo con Sosa, uno de los retos del momento es llegar a los 20 mil suscriptores. “En este modelo de negocio necesitas más alcance para que realmente el proyecto comience a ser sostenible y rentable”.

En un futuro, esperan desarrollar la marca ‘Arepita’, utilizando las habilidades del equipo para crear productos que tengan valor para el público, como franelas y juegos de mesa.

“Mientras más fuentes de financiamiento tengamos, más respaldo hay para un periodismo independiente”, expresó Sosa. “El reto es hacer estas cosas sin desviarnos del objetivo principal que tenemos, que es el periodístico y el de informar a las personas”.

La idea comenzó dirigiéndose a una audiencia de mujeres milenios. Pero sin esperarlo la receptividad fue creciendo por avenidas diferentes: actualmente son adultos entre 35 y 55 años, con una composición de 45% mujeres, 55% hombres. El 75% de los lectores son venezolanos, 8% se encuentra en Estados Unidos, un 4% en España y el resto se distribuye en otros países de Latinoamérica.

Pero, como muchos de los medios de comunicación en Venezuela, este proyecto también enfrenta desafíos. De acuerdo con Sosa, el acceso a varias de las fuentes noticiosas que ellos siguen como El Pitazo, NTN24 o Armando.info han sido bloqueadas dentro de Venezuela y sus periodistas han sido perseguidos.

Sin embargo, el equipo sigue llevando la realidad venezolana a sus suscriptores de lunes a viernes. Al igual que en semanas pasadas, una de las historias de esta mañana fue un vistazo a la crisis que se vive con respecto a la compra de dinero en efectivo por tres veces su valor para poder pagar algunos servicios.

Sosa espera no tener que escribir más titulares de este tipo en un futuro. “Sueño con el día en que el hambre ya no sea noticia en Venezuela”, expresó.

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