Tras una convocatoria de la organización periodística mexicana Quinto Elemento Lab, un periodista y un fotógrafo expertos en cobertura de migraciones recorrieron y retrataron las ahora rutas fantasmas a causa de la pandemia que transitan los migrantes que cruzan la frontera sur de México.
“Migrar bajo las reglas del COVID” es la serie de cinco historias que fueron producto de un viaje de diez días entre julio y agosto por los estados de Veracruz, Oaxaca y Chiapas. El periodista Rodrigo Soberanes y el fotógrafo Javier García regresaron nuevamente al camino de los migrantes que ingresan a México –muchos de ellos con la esperanza de llegar hasta Estados Unidos–, pero esta vez cuidándose también de no contagiarse del mortal coronavirus que ha puesto en jaque al mundo entero.
En entrevista con LatAm Journalism Review (LJR), Soberanes dijo que al empezar el recorrido se dieron cuenta de que los escenarios que García y él conocían estaban muy cambiados. “Los migrantes ya no estaban en las rutas migratorias”, relató.
A partir de la pandemia, el Instituto Nacional de Migración empezó a vaciar sus instalaciones, dejando a muchos migrantes nuevamente en la frontera, de acuerdo con el reportaje de la primera entrega de la serie. También, según el reportaje, hubo ataques xenófobos contra los migrantes en los poblados mexicanos sureños y fronterizos, y rumores de linchamiento contra ellos.
“La ruta migrante es una ruta donde hay mucha violencia también, y ahora con el COVID, era otra de las cosas de las qué cuidarse”, dijo a LJR Marcela Turati, cofundadora de Quinto Elemento Lab.
Turati, que acompañó todo el proceso editorial de las historias, contó que hubo varios puntos riesgosos en el camino del reporteo. Los periodistas tuvieron que recorrer algunas zonas muy inseguras de Veracruz, y otras en Oaxaca, principalmente porque, de acuerdo con los reportajes, encontraron todo cerrado. Los albergues, las ciudades de esos estados sureños estaban cerrados, y el ambiente era muy tenso. “También fueron encontrando historias distintas, que ellos fueron hilando y siguiendo”, dijo Turati.
El editor invitado para la serie fue el periodista peruano Diego Salazar. Él contó a LJR que lo más importante en todo momento era ayudar a los periodistas a no perder de vista la pandemia, que era el enfoque central del reporteo. “La migración centroamericana que ingresa a México por la frontera sur es un tema tan grande y fascinante que nos preocupaba un poco perder el foco y que el fenómeno migratorio en sí termine devorando las historias”, contó.
De acuerdo con Soberanes, el recorrido empezó por el albergue de migrantes Las Patronas, en Veracruz, en donde recogieron bastante información y encontraron su primera historia, “El COVID puso de cabeza el mapa de la migración”, tras conocer al salvadoreño Óscar Rivas.
“Óscar era un migrante que había venido caminando. Entonces esto nos reforzó la idea de que el migrante al no poder interactuar con la población, pues iba a buscar caminos ocultos y su camino, digamos, lo más orgánico para ellos es seguir las vías del tren”, dijo Soberanes. “Es como una cosa del ADN del migrante del triángulo norte de Centroamérica, seguir las vías del tren en México, y es lo que hicimos, los buscamos por ahí. Era noticia lo que encontrábamos, pero también se empezó a volver noticia lo que no encontrábamos”, subrayó.
Una de las cosas que Salazar y el equipo editorial de Quinto Elemento Lab les pedían a los periodistas, según el editor, era que documentaran qué había cambiado, qué había hecho la COVID-19 con las rutas, los peligros y las situaciones "habituales" que enfrentan los migrantes.
“Por supuesto, que ambos tuvieran experiencia en materia de migración y conocieran la zona ayudaba muchísimo, ya que eran capaces de percibir diferencias y matices del momento actual del fenómeno frente a, por decir, un año atrás. Matices que para mí, si hubiera aterrizado ahí como reportero, seguramente habrían pasado desapercibidos. No perder nunca de vista eso creo que fue la clave del trabajo de Rodrigo y Javier”, destacó Salazar.
Sobre las medidas de seguridad, Turati contó que hicieron juntos el protocolo que se hace para zonas riesgosas. “Primero, se usa Signal, no se usa WhatsApp, para comunicarnos. Desde temprano, ellos mandaban su ubicación, nos decían dónde estaban y teníamos toda la ruta que iban a seguir, los planes, y a qué hora iban a llegar, y en cada lugar, a quién había que contactar si había problemas”, contó.
También dejaban fotos de ellos mismos en el automóvil y le enviaban a sus editores fotos de como estaban vestidos ese día, según Turati. “Quizás, a otros reporteros de otros países les parecen muy crudas, pero pues en México ya son comunes, como no sabes si te va a pasar algo en la ruta, si te pueden retener, o cosas peores”, dijo.
Había mucho calor en la ruta, casi todo el tiempo tuvieron que reportear a más de 35 grados C, usando cubrebocas, lentes y caretas para poder aproximarse a sus potenciales entrevistados, contó Soberanes.
“Hubo un punto en el que fue complicado, por ejemplo, con una comunidad de haitianos que estaban todos sentados en una banqueta, en Tapachula (Chiapas)”, dijo el periodista. “Todos sin protección y yo llegué y me senté con ellos a conversar en medio de todos. Me rodearon hombro con hombro, y yo con todo este outfit de Breaking Bad”.
De acuerdo con el periodista, el ambiente era muy sofocante, los entrevistados haitianos casi no lo escuchaban, y tuvo que quitarse la careta y quedarse solo con la mascarilla porque los lentes se le empañaban.
Salazar y Turati siempre les pedían que no relajaran las medidas de seguridad, pero los periodistas tuvieron que lidiar con ello lo mejor posible durante el registro de sus historias. Al finalizar los días de reporteo en el terreno y pasar unos días aislados y alejados de sus familias para esperar que no haya habido contagio ni posteriores síntomas, pudieron regresar a sus casas.
“Conversamos mucho al respecto y les pedimos que, por favor, fueran particularmente escrupulosos, que estaban yendo a zonas donde la pandemia estaba más descontrolada que en otros y que no queríamos que tomaran riesgos innecesarios. Por suerte y gracias a su responsabilidad, ambos cumplieron la misión sin contagiarse ni tener ningún otro problema de salud”, dijo Salazar.
El resultado, para Turati, fue muy bueno. “Las cinco historias son súper diferentes, son buenas. Me siento, primero, muy contenta porque se pudo hacer y no hubo riesgo. También me siento muy orgullosa de ellos porque fueron valientes, pero también porque sé que su espíritu y su compromiso hacia la población migrante es muy fuerte”, dijo.
La historia de Óscar, el migrante salvadoreño que caminó por cuarenta días, y la de la bebé haitiana y sus padres Velnays y Sergoi, que migraron de Haití a Chile y luego atravesaron media América hasta quedar varados en el sur de México, fueron las historias que particularmente le gustaron a Salazar.
“Creo que son historias muy personales, que cuentan un drama particular y que, a pesar de ser situaciones que pueden ser muy alejadas de las que viven la mayoría de lectores, consiguen que quien las lee entienda las innumerables dificultades y peligros que enfrentan estas personas que no tienen más remedio que emigrar, y cómo esos peligros y dificultades se han visto multiplicados debido a la pandemia de COVID”, expresó.
“El COVID puso de cabeza el mapa de la migración”; “Tres meses de camino esquivando la pandemia”; “Las Patronas sobreviven y se reinventan durante la pandemia”; “Las rutas oscuras de la pandemia y la xenofobia”, “El COVID frenó a la nena haitiana que cruzó la selva del Darién”, son las cinco entregas de la serie que fueron publicadas en el sitio de Quinto Elemento Lab durante el mes de octubre y también en otros medios latinoamericanos como el portal chileno Ciper, Univisión y Aristegui Noticias.
De acuerdo con Turati, esta serie logró retratar entre julio y agosto una pieza del rompecabezas sobre la cual se preguntaban académicos, defensores de derechos humanos y personal humanitario, periodistas, gente interesada en el tema migratorio: ¿qué estaba pasando con los migrantes?
“Pudimos tomar varias fotos fijas de ese momento, en diferentes puntos de la ruta migratoria sur y a través de varios protagonistas, para ver qué pasaba, qué tendencias había [a partir de la pandemia]”, comentó Turati.