Empleados de la agencia estatal de noticias Télam y miembros de sindicatos de trabajadores de la prensa de Argentina acampan frente a la sede del medio público en Buenos Aires desde el 4 de marzo.
Pero no están solos.
El día anterior, elementos de la policía ingresaron a las dos sedes de Télam en Buenos Aires, mientras los periodistas y otros empleados estaban trabajando. La policía colocó vallas y se situó frente a los edificios para impedir la entrada de los empleados de la agencia. Un correo electrónico fue enviado a todos los empleados de Télam informándoles que se les otorgaría una dispensa laboral con goce de sueldo durante siete días. El sitio web de la agencia, con todo su archivo de publicaciones, quedó fuera de línea.
“Estamos permanentemente haciendo guardia para evitar que ataquen los archivos, los materiales de trabajo, y también para dialogar con todas las personas que están cerca y se solidarizan”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Tomás Eliaschev, delegado gremial de Télam, desde uno de los campamentos.
“Estamos muy angustiados, porque están en riesgo 770 puestos de trabajo y también la libertad de expresión y el federalismo, porque Télam es el único medio nacional que puede conectar a todo el territorio”, dijo. “Hay mucha angustia, pero también estamos con mucha fuerza, con mucho apoyo, con mucha participación de las compañeras y los compañeros”.
El 10 de marzo, los empleados de Télam recibieron otros dos correos electrónicos firmados por el interventor Diego Chaher, designado a principios de febrero por el presidente argentino Javier Milei para “reorganizar” los medios públicos. Uno de los mensajes decía que el plazo para despedir empleados se había prorrogado siete días más, mientras que el otro informaba de la puesta en marcha de un programa de retiros voluntarios para los trabajadores de Télam.
A pesar de las medidas que suspendieron las operaciones de la agencia, el gobierno todavía está trabajando en un plan para cerrar efectivamente la empresa estatal, dijo el portavoz presidencial Manuel Adorni.
Mientras tanto, los trabajadores de Télam están organizando una campaña para defender la agencia, que incluye la publicación de un sitio web alternativo para concienciar sobre la importancia de su trabajo.
La llegada de la policía a la agencia se produjo dos días después de que Milei, en la apertura del año legislativo en el Congreso argentino, hablara de cancelar la publicidad estatal en los medios de comunicación y cerrar agencias estatales como medidas para “reducir el tamaño del Estado a su mínimo indispensable y purgarlo de privilegios para los políticos y sus amigos”.
“En esta misma línea, vamos a cerrar la Agencia Télam que ha sido utilizada, durante las últimas décadas, como agencia de propaganda kirchnerista”, dijo Milei.
La Agencia Télam, fundada en 1945, es una de las empresas estatales -al igual que otros medios públicos como la TV Pública y la Radio Nacional- que Milei prometió privatizar.
Como empresa estatal, Télam sólo puede ser liquidada por el Poder Ejecutivo con autorización del Congreso, según establece la ley 20.705. Según el periódico La Nación, la intención del Gobierno es derogar esta ley, tal como lo establece el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23, que está vigente pero aún se debate en el Congreso argentino.
Una de las justificaciones de Milei para cerrar Télam es reducir el gasto público. El portavoz presidencial dijo que el Gobierno calcula que la agencia tendría pérdidas por 20 billones de pesos argentinos (cerca de US $23.9 millones) en 2024. Un reportaje de Chequeado afirma que en 2021, el último año con datos disponibles, Télam tuvo un déficit operativo de 1.800 millones de pesos (cerca de US $2.1 millones). En 2023, el presupuesto de Télam era de 18.000 millones de pesos (US $21.5 millones), señaló Chequeado.
No es la primera vez que un gobierno argentino intenta cerrar la agencia estatal de noticias, que cumplirá 79 años en 2024. El intento más reciente tuvo lugar durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019). En 2018, el Gobierno de Macri despidió a 357 trabajadores de Télam, equivalentes al 40 por ciento de la plantilla de la agencia en ese momento. La movilización de los trabajadores, quienes hicieron huelga en protesta por los recortes, y las demandas que los empleados despedidos presentaron contra el Estado lograron la reincorporación de los despedidos.
El 4 de marzo, horas después de la suspensión de las actividades de Télam y de la llegada de la policía a la agencia, empleados de la empresa estatal y sindicatos de trabajadores de prensa argentinos promovieron un “abrazo simbólico” en defensa de Télam. También instalaron campamentos permanentes frente a las dos sedes de la agencia en Buenos Aires, que permanecen rodeadas de vallas y policías.
Unidos en la campaña “Somos Télam”, los trabajadores de la agencia también crearon un sitio web con el mismo nombre para seguir haciendo su trabajo y defendiendo la existencia de la empresa estatal. Uno de los artículos publicados en el sitio incluye datos de la propia Télam que muestran que, en octubre de 2023, la agencia tenía 803 clientes que pagaban por usar sus contenidos en texto, fotos, infografías, audio y video.
Ese mes, según esas cifras, Télam produjo 12.844 artículos; 6.030 fotografías; 761 boletines informativos; 72 infografías; 152 audios y 402 videos. Sus clientes descargaron 395.000 historias de su servicio de noticias por cable y utilizaron 24.996 fotos. El sitio web de la agencia, que ofrece gratuitamente sus contenidos periodísticos al público, fue visitado por 8.7 millones de personas.
Télam es uno de los pocos medios argentinos con presencia en las 23 provincias del país y no sólo en Buenos Aires, donde se encuentra su redacción central. Esto le permite cubrir zonas que no cubren los grandes medios nacionales y que carecen de medios locales. Y tanto medios locales como nacionales dependen de los contenidos producidos por Télam y los reproducen o utilizan para elaborar sus propios contenidos, como se puede leer en un artículo del sitio Somos Télam.
Eliaschev dijo que los trabajadores seguirán realizando protestas públicas en defensa de la agencia, y que también están trabajando en un proyecto de ley cuyos detalles aún no se han dado a conocer. La pieza legislativa en desarrollo, dijo, “tiene que ver con el control parlamentario [de la agencia] y tiene que ver con que Télam no quede sometida a los designios del gobierno de turno”.
“Vamos a accionar muy fuerte sobre el Congreso para aprovechar esta situación tan desgraciada para que Télam mejore. Estamos tomando esta situación tan mala como ‘bueno, al menos nos brinda la posibilidad de contarle a todo el país por qué es importante que haya medios públicos’”, dijo Eliaschev. “La Argentina es un país muy grande y muy desigual que necesita un medio estatal donde la noticia no sea una mercancía, o no sea la búsqueda de rating la prioridad, sino el servicio social que presta la agencia para que todos los sectores del país puedan informar y ser informados”.
Martín Becerra, profesor universitario e investigador especializado en políticas de comunicación, dijo a LJR que Télam, bajo todos los gobiernos argentinos desde su fundación, “ha tenido un trato favorable al oficialismo”. Coincide en que existe un sesgo editorial en la agencia estatal, pero discrepa con el cierre o la privatización de Télam, que son las propuestas del gobierno de Milei.
“La solución para el sesgo editorial no es el cierre de un medio de comunicación gestionado por el Estado, sino su profesionalización y un diseño institucional que garantice que no esté el medio estatal tan vinculado editorialmente al gobierno de turno”, dijo.
El cierre de Télam “priva a la mayoría de los argentinos y de las argentinas de la producción noticiosa federal más sólida que hay en este país”, dijo.
La última gran agencia de noticias que existía en Argentina, Diarios y Noticias (DyN), que pertenecía a los grupos Clarín y La Nación, cerró en 2017 tras 35 años de existencia.
Becerra ve paralelismos entre Milei y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien cerró la agencia estatal de noticias Notimex, que había cumplido 55 años. Para el profesor argentino, los dos presidentes tienen “un menosprecio muy visceral [...] sobre la actividad periodística, que consideran que puede hacer cualquiera”.
“Cuando aquí en Argentina escuchas argumentos del entorno de Milei favorables al cierre de Télam, lo que te dicen es ‘está Twitter’. Como si todas y todos los argentinos tuvieran Twitter, lo cual es falso. Como si todas y todos los argentinos tuvieran datos en el teléfono móvil para acceder a Twitter, lo cual también es falso”, dijo Becerra. “Esa cosmovisión tan simplificada y errada de lo que es la práctica de la comunicación social hoy en América Latina los conduce también a este tipo de medidas”.
El investigador sostiene que Télam y todos los medios públicos deben contar con la participación de diversas fuerzas políticas y sociales no sólo en su gestión institucional, sino especialmente en su gestión cotidiana: desde las fuerzas políticas representadas en el Congreso hasta los sindicatos de periodistas, las organizaciones de derechos humanos y las universidades que dictan carreras de comunicación y periodismo.
Para Becerra, los medios públicos deben garantizar que el servicio que prestan sea lo suficientemente plural y representativo de la diversidad de la población para que la sociedad en su conjunto salga en su defensa ante medidas como las impuestas a Télam por Milei.
En su opinión, el presidente argentino actuó para cerrar las operaciones de Télam antes de clausurar Radio Nacional o TV Nacional debido a la escasa visibilidad de la labor de la agencia entre el público.
“[Télam] es el eslabón menos visible de modo directo por parte de la comunidad, porque como es una agencia de noticias, los servicios de Télam son intermediados por los medios de comunicación que son los clientes. Entonces, tú lees Infobae, Clarín, La Nación, Página 12, El Destape, cualquiera de los medios digitales de Argentina, o escuchas cualquiera de las emisoras de radio y de televisión privadas, y ahí están los servicios de Télam: la fotografía, las infografías, los videos y los textos que produce Télam. Solo que el público no ve que eso lo hizo Télam”, dijo.
Eliaschev dijo que uno de los objetivos de la campaña de los trabajadores de Télam es precisamente informar a la sociedad sobre la importancia del trabajo de la agencia.
“Hasta ahora tenemos el apoyo masivo de los colegas [de otros medios], porque son quienes trabajan con el material que provee Télam. Pero tal vez el público en general, la sociedad, no sabe de qué se trata Télam ni por qué es importante, por qué no es un gasto, sino que es una inversión para que el país esté comunicado y para que haya información de calidad, chequeable, con todo el rigor periodístico en todos los territorios del país y no centralizado en la ciudad de Buenos Aires”, dijo.
LJR intentó ponerse en contacto con el gobierno argentino, pero no obtuvo respuesta hasta la publicación de este artículo.