Este artículo fue originalmente publicado por Nieman Lab y ha sido reproducido en este sitio con su permiso.
Por Natasha Madov*
Han sido turbulentos los últimos años para los medios noticiosos de Brasil. Un año después del frenesí de la Copa Mundial de Fútbol y de las elecciones presidenciales que terminaron meses después en juicio político, las redacciones empezaron a mirarse a sí mismas: ¿Quién será la siguiente en reducir personal? Mientras empresa tras empresa despedía empleados, algunos periodistas en São Paulo comenzaron a preguntarse cuántos reporteros y editores habían quedado sin trabajo durante la reducción de la industria de medios en Brasil en los últimos años.
Sérgio Spagnuolo era uno de los que se hacía esa pregunta. Spagnuolo, que en ese momento era periodista independiente de temas económicos y había trabajado en la ONU, Reuters, y Yahoo, empezó recientemente a incursionar en periodismo de datos y decidió que la pregunta sobre los despidos en redacciones de todo el país generaba el espacio perfecto para explorar nuevas técnicas con datos.
Llegar a un número real resultó ser una ardua tarea. No había nada parecido a una base de datos centralizada que contabilizara las pérdidas de empleos. “El Ministerio de Trabajo y Empleo de Brasil cuenta a todos los periodistas acreditados, sin diferenciar si trabajan en redacciones, agencias de relaciones públicas, o empresas de comunicación, pero solo considera a los empleados a tiempo”, dijo Spagnuolo. “Los sindicatos y las asociaciones tampoco los cuentan. Muchas compañías emplean a periodistas como contratistas, lo cual es ilegal, por eso tampoco estuvieron muy dispuestos a ayudar”. Entonces, Spagnuolo obtuvo los números de reportes noticiosos y de amigos, y luego de un mes completo, publicó su proyecto autofinanciado en Medium, bajo el banner de Volt Data Lab. Lo tituló “A Conta dos Passaralhos” (lo que traducido de la jerga brasileña al español sería “La cuenta de los despidos”).
Spagnuolo descubrió que más de mil periodistas habían sido despedidos en 50 salas de redacción en todo el país desde 2012. El proyecto causó sensación en la industria de noticias brasileña y el nombre Volt Data Lab cobró relevancia, en ese entonces era solo un proyecto secundario.
Volt ha evolucionado; de ser un blog que solo contenía datos de las exploraciones personales de Spagnuolo pasó a ser una agencia especializada en periodismo de datos. Hoy en día provee historias basadas en datos y reportes a salas de redacción tradicionales de Brasil, startups de noticias digitales, y a organizaciones sin fines de lucro, así como también a agencias de relaciones públicas y de publicidad. El equipo está compuesto actualmente por Spagnuolo y otro reportero a tiempo completo, con trabajadores independientes contratados para asignaciones específicas.
Depois de um 2016 com menos demissões em redações, vimos uma disparada de ocorrências de "passaralhos" neste ano, segundo balanço mais recente da Conta dos Passaralhos, projeto do @voltdatalab https://t.co/H3nRu8BT9q pic.twitter.com/2dKz2nWYa6
— Sérgio Spagnuolo (@sergiospagnuolo) December 19, 2017
Volt comenzó solo como un espacio de trabajo personal de Spagnuolo para experimentar con datos y codificación. En su tiempo libre, Spagnuolo buscaba conjuntos de datos disponibles públicamente y publicaba historias sobre sus hallazgos (por ejemplo, la de los asesinatos de ambientalistas brasileños).
“A nadie le importaban y nadie las leía”, me dijo Spagnuolo, riendo. Pero luego del éxito de “La cuenta de los despidos”, empezó a recibir asignaciones freelance de historias basadas en datos, las que publicó con la firma Volt.
Esta evolución coincidió con el creciente interés de las salas de redacción brasileñas, reducidas como estaban, en hermosas historias de datos en línea, impulsadas por la aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública en 2012.
"Eso desenterró un tesoro de información del gobierno que era de difícil acceso o que no estaba disponible antes", dijo Tai Nalon, cofundadora de Aos Fatos, un startup de verificación de datos sobre política que trabaja regularmente en colaboración con Volt haciendo artículos y otros proyectos periodísticos. (Su más reciente trabajo en conjunto es sobre un bot de verificación datos, financiado por Facebook).
Desde 2012, al menos cuatro redacciones tradicionales han creado mesas de redacción, como Estadão Dados de O Estado de S.Paulo. Una de las piezas producidas por Estadão Dados fue sobre préstamos universitarios federales, que se convirtió en el primer trabajo de periodismo de datos en ganar el Premio Esso, el premio de periodismo más importante de Brasil. En lo digital, un ejemplo prominente es Nexo Jornal, un startup digital explicador de noticias que está dominando los cuadros, gráficos e interactivos.
"Nos dimos cuenta que tenemos una demanda por mejores experiencias en línea por parte de nuestra audiencia, que proviene específicamente de nuestros lectores millennial. Ellos consumen noticias digitales naturalmente y no están dispuestos a suscribirse a la edición impresa", dijo Leandro Demori, que fue el editor online de Piauí, una revista de periodismo de formato largo, cuando hablé con él por primera vez (luego de eso empezó a trabajar en The Intercept Brazil, como director ejecutivo). Cuando Demori contactó a Spagnuolo por primera vez estaba trabajando en el lanzamiento de Medium en Brasil, y buscaba buen contenido en portugués para publicar en la plataforma. Encontró así el reportaje de Volt sobre los despidos. Posteriormente, ambos trabajaron en varias historias de periodismo de datos para el sitio de Piauí.
La nueva disponibilidad de conjuntos de datos y la apertura de reportajes sobre bases de datos en las redacciones fueron acogidas por periodistas ansiosos por perfeccionar sus propias habilidades respecto a los datos. No todas las escuelas de periodismo brasileñas ofrecieron clases exhaustivas sobre periodismo de datos, pero iniciativas como los MOOC del Centro Knight sobre datos y programación en portugués atrajeron a miles de estudiantes. Los cursos en línea de la asociación brasileña de periodismo investigativo Abraji, sobre periodismo de datos y la ley de libertad de información, tienen una alta demanda consistente.
Spagnuolo experimentó de primera mano el boom del interés. Volt abrió su propia beca de periodismo el año pasado y recibió una cantidad abrumadora de 360 solicitudes en pocas semanas, sin más promoción que la de boca a boca ("Pensé que recibiría 20 o 30 solicitudes como máximo", me contó Spagnuolo). La beca de tres meses pagados la obtuvo Renata Hirota, una exrreportera que se especializó en estadística, quien se convirtió en la segunda empleada a tiempo completo de Volt.
Sus proyectos consumían mucho tiempo, y Volt seguía en búsqueda de un modelo de negocio sostenible. Como parte de la promoción de estudiantes de 2016 del Centro de Periodismo Emprendedor de Tow-Knight, Spagnuolo empezó a pensar seriamente sobre cómo convertir a Volt en un negocio real (confesión: yo asistí al mismo programa en 2014). Ideó un modelo B2B escalable que ofrecería paquetes de visualización de datos a salas de redacción pequeñas. De regreso en Brasil, él se dio cuenta de que no había suficiente demanda para hacer funcionar el modelo, y comenzó a enseñar cursos de periodismo de datos, mientras continuaba trabajando como Volt en proyectos extras.
Pero siguió confiando demasiado en las personas de su red de contactos para que lo refieran en proyectos, sin buscar clientes por sí mismo.
"Como muchos periodistas, no estaba a gusto con ese rol. Quería que alguien más lo hiciera por mí", dijo. Pero luego de la motivación que recibió de uno de sus mentores, cambió su manera de pensar. "Me di cuenta de que nadie vendería Volt mejor que yo mismo. Fue un punto de inflexión". Una semana después de esa conversación, Spagnuolo firmó contratos con nuevos clientes: agencias de publicidad y de relaciones públicas. Había encontrado una nueva fuente de ingresos en reportajes firmados sobre bases de datos para otras compañías.
Spagnuolo no reveló sus ingresos anuales, pero esos proyectos de gran escala y los reportajes firmados conforman actualmente el 84% de los ingresos de Volt. El resto se divide entre reportajes periodísticos, consultorías, y cursos de capacitación de datos. Él mantiene una magra actividad a tiempo completo, pero en 2017 logró trabajar con 18 trabajadores independientes, contando entre ellos a periodistas, diseñadores y desarrolladores.
A Volt Data Lab como agencia no le ha faltado trabajo. Uno de los proyectos de gran escala, Atlas da Notícia (Atlas de las Noticias), el cual trabajó en colaboración con la organización sin fines de lucro Projor, y que fue publicado en noviembre pasado, mapeó la precariedad de medios locales impresos y digitales en Brasil. Descubrió que solo 1.125 de 4.500 ciudades brasileñas tienen al menos un medio de noticias, es decir que 35% de la población del país no tiene una fuente de noticias local substancial.
Atlas da Notícia (News Atlas) now has an English landing page! In this project you can check out a database of more than 5,000 media companies in Brazil, as well as aggregate analysis #ddj #localjournalism #datajournalism https://t.co/psq8RCA45G
— Volt Data Lab (@voltdatalab) December 11, 2017
El año 2018 será otro año importante, durante el cual se producirán las primeras elecciones presidenciales luego de la destitución política de Dilma Rousseff a fines de 2015, y tendrá lugar la Copa Mundial FIFA de Rusia. El próximo trabajo de Volt incluirá proyectos de datos relacionados a estos dos eventos, además del trabajo continuo del Atlas de las Noticias, y otros proyectos con las más importantes salas de redacción. Además, están trabajando en un podcast sobre el impacto de los datos abiertos en la vida diaria.
A fines de 2017, Spagnuolo volvió a actualizar Conta dos Passaralhos, el proyecto sobre despidos con el que todo empezó. El año 2017 ha demostrado ser el segundo peor en cuanto a número de empleos en la industria periodística desde 2012. Volt Data Lab tiene su trabajo hecho para eso.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.