Casi cuatro años después de que el periodista radial brasileño Gleydson Carvalho fuera asesinado dentro de la emisora en la que trabajaba, la justicia brasileña condenó a tres personas por su implicación en el crimen.
Después de los asesinatos de dos comunicadores brasileños, dos periodistas investigativos salieron de Río de Janeiro y de São Paulo hacia las ciudades en el interior del país donde las muertes habían ocurrido. Allí, ellos ayudaron a revelar las redes de intereses e intrigas que pudieron haber motivado los dos crímenes. Investigaciones policiales sobre los dos casos motivaron acusaciones judiciales contra 17 personas, hoy presas y esperando juicio.