En los dos últimos años, la migración de cubanos hacia Estados Unidos se ha disparado exponencialmente a raíz de factores como la crisis económica desatada tras el impacto del COVID-19 en la isla y tras las reformas monetarias aprobadas por el régimen a principios de 2021.
Lo anterior, sumado a cambios en las políticas migratorias estadounidenses, ha provocado un éxodo de niveles récord entre 2021 y 2022, periodo en el que más de 220 mil cubanos llegaron a puntos fronterizos terrestres de Estados Unidos, y más de 3 mil ingresaron por mar, tras atravesar el Estrecho de Florida.
Si bien las cifras indican que la mayoría de quienes salen de Cuba con dirección a Estados Unidos logran su cometido, en el camino se quedan algunos que mueren o desaparecen.
Ante tal emergencia migratoria, DeFacto, la unidad de verificación y periodismo de datos del medio digital independiente cubano elTOQUE, quiso poner el foco justamente en los migrantes muertos y desaparecidos, de quienes se habla poco en la prensa y cuyas historias quedan diluidas entre estadísticas.
El resultado fue “Migrar: Una decisión de vida y muerte”, un especial multimedia y de periodismo de datos que busca compilar las identidades e historias de los migrantes cubanos que no lograron llegar a Estados Unidos, al tiempo que ofrece un servicio de acompañamiento e información para las familias de las personas desaparecidas y un tributo a quienes perdieron la vida.
“Hay un drama detrás de esto, no solo hay historias felices, también hay gente que no lo ha logrado y eso es lo que queremos contar”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Jessica Domínguez, coordinadora editorial del proyecto y directora de DeFacto. “Por muy pequeños que sean los números [de migrantes que no logran llegar a Estados Unidos], necesitamos contarlo, necesitamos saber cuántos son, dónde están, quiénes son las personas que no lo han logrado. Esa fue la motivación esencial para partir de este producto y no de otro. Intentamos ir a los datos y a las informaciones que no se tenían”.
“Migrar: Una decisión de vida y muerte” consiste en una base de datos sobre las personas fallecidas y desaparecidas en su travesía migratoria, obtenida de fuentes como artículos de prensa, reportes oficiales y publicaciones de redes sociales. La base de datos está organizada por eventos migratorios (deportación, detención, muerte, desaparición o rescate), tipo de migración (terrestre o marítima), lugar (país, ciudad y coordenadas), número de personas involucradas, entre otros.
La base de datos, que es de libre acceso y puede ser descargada, se logró tras más de un año de monitoreo de las distintas fuentes hasta recabar suficiente información que reflejara un panorama general de la situación. Sin embargo, la base de datos sigue creciendo conforme el proyecto avanza.
“El especial no es el cierre del trabajo periodístico, sino el punto de partida. Es un trabajo vivo”, dijo Domínguez. “Ha sido muy difícil el proceso de identificación de las personas porque la información está absolutamente regada, dispersa. [...] Lo que hicimos fue empezar a construir una base de datos donde sistematizamos todos los eventos asociados a la migración cubana que íbamos detectando en una serie de fuentes oficiales y de medios de comunicación que trataban los temas y a partir de ahí empezamos a hacer cruzamientos”.
A partir de la base de datos, el equipo de DeFacto elaboró una sección con los perfiles de las más de 118 personas fallecidas que han logrado identificar hasta el 25 de marzo de 2023. Los perfiles incluyen el nombre, la edad, la fotografía y las circunstancias de muerte de los fallecidos.
También desarrollaron una sección con los perfiles de los migrantes desaparecidos, que hasta el 25 de marzo sumaban 357. Esa sección tiene el propósito de ayudar a las familias a dar con el paradero de sus desaparecidos. Para ello, el medio digital recurrió a un proceso de crowdsourcing mediante un formulario abierto, con el cual invitan a los lectores a contribuir con datos para completar la información sobre los desaparecidos que pudiera ayudar a dar con su paradero.
“Cuando la persona desaparece, puede estar en ese estado meses y la familia no sabe absolutamente nada. Entonces queremos ayudar por lo menos a dar luz, a publicar esa información, a tratar de facilitar contactos, facilitar información en la medida de nuestras posibilidades. Porque entendemos también que no somos una autoridad migratoria y que no podemos dar respuestas certeras, pero sí que podemos ayudar con información”, dijo Domínguez.
A partir de la publicación del especial, el 27 de febrero, DeFacto ha aumentado el número de casos de migrantes desaparecidos o muertos gracias a la información aportada por familiares y que el equipo verificó con instituciones y organizaciones cubanas que también llevan monitoreo de migrantes. De 91 personas fallecidas consignadas al momento de la publicación, el número se incrementó a 118 menos de un mes después.
Pero el proceso de crowdsourcing no se limita al formulario abierto. El equipo tiene un rol proactivo que involucra toda una estrategia de gestión de comunidades. Esta incluye lo que el equipo llama “levantamiento activo”, que consiste en la búsqueda en redes sociales de familiares de los migrantes fallecidos o desaparecidos con la intención de obtener información que les ayude a llenar los vacíos en la base de datos.
“Hemos levantado mucha data, pero hay muchas personas que están en incógnito, no se sabe quiénes son”, dijo Loraine Morales Pino, quien está a cargo de la gestión de comunidades del proyecto, a LJR. “[Intentamos] saber de qué parte de la isla provienen, entonces nos damos a la tarea de, a partir de las propias denuncias de los familiares o recabando la información con los familiares, que ellos nos den la información”.
Facebook y Facebook Messenger son las plataformas que han resultado más útiles al equipo de DeFacto para entrar en contacto con los familiares de los migrantes, explicó Morales, quien personalmente dialoga con las personas y gestiona la información. Una vez entablada la comunicación, la periodista pregunta a los parientes si desean pasar a otras plataformas para una interacción más segura, como WhatsApp.
Desde que el especial fue publicado, Morales se ha puesto en contacto con al menos 50 familias. En el proceso, la periodista y su equipo se han topado con personas abiertas a proporcionar información, pero también con gente que desconfía y duda en proporcionar información sensible de sus familiares.
“Está este sentimiento de persecución. La familia como que entra un poco temerosa a veces, porque a la par se han dado casos de extorsión, principalmente de grupos que residen, por ejemplo, en México, que les llaman y les dicen que tienen a su familiar secuestrado”, contó Morales. “Ahí también viene el mecanismo de la delicadeza, de ponerse en su lugar. Yo les digo ‘este es mi perfil de Facebook, yo soy la gestora de información, si gustas podemos hacer una videollamada y puedes comprobar que soy la persona que digo ser’”.
La periodista agregó que, hasta el momento, ninguna persona a la que ha contactado se ha negado a colaborar. Sin embargo, también hay personas que no solo acceden a proporcionar información sin dudarlo, sino que piden al equipo que los ayuden a localizar a sus familiares migrantes.
“Siento que hay una especie de orfandad de voluntad política de ayudar a estos familiares desde las instancias gubernamentales o diplomáticas. Las familias se sienten muy solas, es lo que yo he podido percibir”, dijo Morales. “Siempre le digo a los familiares que tenemos toda la disposición [de ayudar] y que estamos totalmente sensibilizados con su situación, aunque no logramos entender a cabalidad lo difícil que debe ser para ellos. Pero sí los queremos acompañar, precisamente para que sientan que su dolor importa”.
Luego de hablar con los familiares, el equipo cruza la información con los registros existentes y la vacía en la base de datos. Tras algunos días, entran nuevamente en contacto con las familias para dar seguimiento e indagar si existen nuevos datos.
En una siguiente etapa del proyecto, DeFacto buscará entablar rutas para fungir como intermediarios entre las familias de migrantes y autoridades de los diversos países donde mueren o desaparecen los migrantes. Morales, quien reside y trabaja desde México, ha comenzado a investigar cuáles serían los canales de gestión ideales para llegar de forma más efectiva a instancias que pudieran ayudar a las familias cubanas.
“En el caso de México, aquí hay muchos colectivos que se dedican a la búsqueda de personas desaparecidas o migrantes desaparecidos. Son experiencias de las cuales nos podemos nutrir [...] para avanzar un poco más rápido”, dijo Morales. “Queremos establecer estos nexos o estas colaboraciones con organizaciones de la sociedad civil que al mismo tiempo ya tienen este camino andado, que nos den tips o formas de llegar quizás de una manera más efectiva a los autoridades”.
La periodista dijo que en abril se darán a la tarea de contrastar la base de datos de “Migrar: Una decisión de vida y muerte” con los registros de autoridades no solo de Estados Unidos y de México, sino también de Bahamas, a dónde cientos de cubanos han llegado en su intento por alcanzar los cayos de Florida.
Cuando se trata de obtener cifras oficiales de cualquier tema, los periodistas cubanos siempre se topan con la opacidad que caracteriza a las autoridades cubanas, las cuales raramente hacen pública información sobre sus acciones.
Y en el tema de la migración no es la excepción. Para la producción del especial multimedia, el equipo de DeFacto ha tenido que recurrir a datos oficiales de otros países y a información de medios independientes cubanos que operan desde fuera de la isla.
“De Cuba no hay nada. Todo lo que hemos buscado no ha sido de fuentes cubanas. Cuba no da esa estadística. Ni siquiera sabemos, por ejemplo, cuánta gente ha salido legalmente, porque mucha de esta migración sale legal pero continua ilegal en el resto de las fronteras”, explicó Domínguez. “El resto de las fuentes [que hemos consultado] han sido en México, en Estados Unidos, en Bahamas, en Nicaragua y en otras regiones”.
Sin embargo, el mayor reto para el equipo detrás de “Migrar: Una decisión de vida y muerte” no ha sido el acceso a la información, sino el manejo correcto de ésta. Los creadores del especial multimedia están conscientes de que están trabajando con un tema por demás sensible que afecta a miles de cubanos. No obstante, DeFacto se lanzó a hacerlo en aras de dejar un testimonio gráfico de las consecuencias de la migración y ponerle cifras y rostros al fenómeno.
“Sabemos que es un tema doloroso que además está vivo, en pleno desarrollo y que no ha terminado, por lo tanto estamos contando prácticamente en tiempo real situaciones de dolor para las familias”, dijo Domínguez. “Manejar eso para nosotros es un reto importante. Hay un nivel de especialización o un nivel de sensibilidad que hace que los periodistas que trabajan con estos temas sean diferentes a los que trabajan con otros tipos de materiales”.
A un mes de su publicación, el especial ha causado impacto dentro y fuera de la isla. Ha sido retomado por medios como Telemundo, en Florida, y los medios independientes Incubadora (Cuba) y Descifrado (Venezuela).
Además de las bases de datos y los perfiles de migrantes, del especial se han desprendido una decena de reportajes sobre el fenómeno migratorio, además de videos para el canal de YouTube de elTOQUE y sus redes sociales.
“Para nosotros, el impacto en la en la comunidad cubana es relevante también. [El especial] ha abierto la puerta para un debate social en múltiples medios en torno a este tema”, dijo Domínguez. “Ha sido el detonante para poder hablar contundentemente de cifras, datos, pero sobre todo de nombres de personas, de ponerle rostro a un fenómeno que toca a muchas familias”.
Foto del banner: DukeUnivLibraries vía Creative Commons