Por Claudia Bueno, Teresa Mioli y Silvia Higuera
Casi 100 periodistas de 15 países de América Latina y el Caribe trabajaron en la investigación mundial conocida como Panama Papers que está acaparando titulares en todo el mundo esta semana.
Panama Papers es una investigación internacional de alrededor de 11,5 millones de documentos de la firma panameña Mossack Fonseca que el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) alega es “una de las creadoras más importantes del mundo de empresas fantasmas, estructuras corporativas que se pueden utilizar para ocultar la propiedad de los activos”.
El proyecto inició luego de que una fuente anónima filtrara los documentos al diario alemán Süddeutsche Zeitung, que luego compartió los documentos con el ICIJ para que éste pudiera indexar, organizar y analizarlos, de acuerdo con ICIJ. Después, un grupo de 353 periodistas en 25 idiomas y 80 países de todo el mundo se unió a las investigaciones del ICIJ.
Destacados periodistas latinoamericanos estuvieron involucrados con el proyecto al más alto nivel como parte del equipo principal del ICIJ. La argentina Marina Walker Guevara, directora adjunta del ICIJ, fue una de los dos directores de proyecto para la investigación y también se desempeñó como editora del proyecto. A ella se le unieron periodistas de Venezuela, Costa Rica y México.
Los documentos filtrados incluían correos electrónicos, hojas de cálculo financieras, pasaportes y registros corporativos para ser analizados, de acuerdo con el ICIJ. La organización utilizó 35 servidores para extraer e indexar la información de los archivos, de acuerdo con Univisión. A continuación, la información fue traducida a un formato de fácil búsqueda para que los periodistas la pudieran utilizar.
Emilia Díaz-Struck, Global I-Hub) y finalmente una para la visualización de los datos que permitía hacer conexiones entre nombres y documentos (Linkurious).
, dijo al Centro Knight que para poder compartir esta información el proyecto utilizó tres plataformas: una base de datos investigable para los documentos, otra que funcionaba como un centro de comunicación entre los periodistas (Con datos que abarcan el período de 1977 a diciembre de 2015 hubiera sido imposible para una sola organización analizar los documentos.
El ICIJ contactó a periodistas de todo el mundo que formaban parte del consorcio para colaborar con el proyecto. Díaz-Struck dijo que el número de participantes creció con el tiempo una vez que los primeros colaboradores entendieron la dimensión de la información e invitaron a nuevos periodistas a participar.
Para ser parte del grupo, los periodistas debían cumplir dos condiciones básicas: estar dispuestos a compartir la información y adherirse a los estrictos protocolos de seguridad, dijo Díaz-Struck. Explicó también que como parte del proceso de investigación, los periodistas no solo se capacitaron y aprendieron sobre todos los casos conectados al proyecto Panama Papers, sino que también lo hicieron sobre tecnología de punta y sobre medidas de seguridad cibernética.
Los periodistas de América Latina y del Caribe que trabajaron en el proyecto procedían de organizaciones periodísticas y de centros de investigación en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
La importancia de Panama Papers, no obstante, no recae en que 2,6 terabytes de datos fueron filtrados. Sino en el trabajo periodístico que hubo detrás de esta filtración, y que como en cualquier proyecto de investigación grande exigió a los periodistas llevar a cabo ejercicios rigurosos de investigación y verificación de datos.
“Algo que he estado explicando es que los documentos son el punto de partida. La gente habla de una filtración, pero es una investigación y por eso este proceso dura un año revisando los documentos”, dijo Díaz-Struck. “Una vez revisados los documentos comenzaron a hacer la reportería que corresponde en una investigación. Es decir, a buscar documentos en sus países de origen, documentos públicos, bases de datos internacionales y también a hacer entrevistas y trabajo de campo”.
Explicó también que como parte de este proceso de búsqueda de nuevos documentos, los periodistas podían, a través de las diferentes plataformas, subirlos de tal manera que pudieran ser cotejados y compartidos con otros reporteros.
Además, para poder comprender los datos, Díaz-Struck recordó que los periodistas se vieron obligados a entender el contexto en que estos se dieron como por ejemplo cómo funciona un paraíso fiscal, cómo operan este tipo de empresas, las políticas aplicables a éstas, entre otros temas.
La mayoría de los países involucrados en el proyecto adoptaron un proceso similar para analizar los datos, según el periodista Fernando Rodrigues de UOL, quien fue uno de los 12 brasileños que trabajaron en el proyecto. En un texto para UOL, Rodrigues explicó que los datos se mantuvieron en secreto hasta la fecha y hora de publicación acordadas por todos los socios.
Después de un año de investigaciones, el proyecto y las investigaciones se dieron a conocer el 3 de abril.
Las historias sobre esta filtración se han apoderado de las portadas de las publicaciones y sitios de noticias en todo el mundo. Las organizaciones de noticias y los centros de periodismo de toda Latinoamérica como La Nación de Argentina, CIPER de Chile, El Comercio de Ecuador, ABC Color de Paraguay, La Prensa de Panamá, Proceso de México y el portal de noticias brasileño UOL han publicado historias sobre este tema.
Los datos “contienen información sobre más de 214.000 entidades offshore conectadas a personas en más de 200 países y territorios”, según el ICIJ. La investigación presuntamente involucra desde multimillonarios y estrellas del deporte hasta criminales.
“Creo que este tipo de ejercicios con alto impacto confirma una metodología en la que varios periodistas cada vez creemos más y es la posibilidad de trabajar de manera colaborativa entre diferentes periodistas para temas complejos y de alto alto impacto”, le dijo al Centro Knight Carlos Eduardo Huertas, director de Connectas que también trabajó en el proyecto. “Y que se pueden lograr con equipos serios y responsables, y eso creo que es lo que ha sucedido en este caso”.
Desde que el proyecto fue dado a conocer, algunos lo han visto como una señal positiva para el futuro del periodismo en la región y en todo el mundo.
“Sí es importante para el periodismo en América Latina, pero también para el periodismo global. Hablamos que el periodismo se está muriendo, que se está acabando, pero yo creo que un proyecto como este nos muestra por el contrario cómo el periodismo puede avanzar, cómo puede valerse de las tecnologías para mejorar y puede ofrecer trabajos de calidad y de investigaciones a la audiencia”, dijo Díaz-Struck. “Y cómo la colaboración periodística en estos casos, cuando son historias muy complejas, ayudan a contar unas historias que tiene un impacto global. Y, que si vemos ahora las reacciones de la audiencia, realmente interesan. La audiencia ha estado interesada, ha estado leyendo y ven que el papel del periodismo es importante”.
Después de la publicación, Mossack Fonseca emitió un comunicado en el que dijo que “recientes informes de prensa han retratado una visión inexacta de los servicios que ofrecemos y, a pesar de nuestros esfuerzos para corregir los registros, han desvirtuado la naturaleza de nuestro trabajo y su papel en los mercados mundiales financieros”.
Algunos gobiernos han abierto investigaciones como resultado de la publicación periodística.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.