El año 2018 ha planteado diversos desafíos para las iniciativas de verificación de datos en Brasil. Además de unas elecciones generales impregnadas por una polarización política intensa y el nuevo peso de las redes sociales en la diseminación de rumores, profesionales del llamado fact-checking también se enfrentan a la desconfianza del público, que aún duda sobre el papel del chequeo en el ambiente mediático brasileño.
Para navegar con un poco más de seguridad en el mar de desinformación durante el periodo electoral, Agência Lupa, pionera en la verificación de datos en Brasil, innovó recurriendo a un cargo bien conocido en el periodismo profesional: el de ombudsman o defensor de audiencias. La periodista y editora Fernanda da Escóssia se acaba de estrenar como la defensora de audiencias de Lupa.
Cristina Tardáguila, directora y fundadora de la agencia, le dijo al Centro Knight que desde enero ya pensaba en traer un defensor de audiencias para el proyecto. En mayo, Lupa empezó a participar en el proyecto de verificación de noticias con Facebook, junto a la agencia Aos Fatos, también de fact-checking, y Agence France-Presse (AFP). La iniciativa fue recibida con hostilidad por parte del público, que acusó a los medios y la red social de intento de censura y de actuar con sesgo ideológico – de izquierda o derecha – dependiendo de la fuente de las críticas. Los profesionales de Lupa y de Aos Fatos fueron objeto de ataques virtuales e incluso de amenazas de muerte, según Tardáguila.
“En medio de todo el odio y amenazas de muerte que recibimos, había críticas que tenían sentido y tenían razón de ser, y que acabaron mezclándose en todo”, dijo la directora de Lupa. “En ese momento vimos que la idea era más que vital, que hubiera alguien que centralizara la crítica dentro de la agencia de forma profesional y pudiera dedicarse exclusivamente a escuchar lo que llegaba y que no fuera, obviamente, discurso de odio sino críticas constructivas”.
La agencia quería a alguien “con un pie en la redacción y un pie en la academia” para la tarea, dijo Tardáguila. Escóssia correspondía a las expectativas: trabajó como reportera en varios medios y como editora de país en el periódico O Globo, además de tener experiencia con investigación académica y como profesora en la Escuela de Comunicación de la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro).
Como editora en O Globo, Escóssia fue una de las compañeras de Tardáguila en el blog Petro no Branco, la primera iniciativa de verificación de datos de un periódico principal de Brasil, lanzado para la cobertura de elecciones generales de 2014.
Ella fue invitada entonces a ocupar este puesto de mediados de agosto al comienzo de noviembre, después de las elecciones. Su trabajo será seguir las críticas de los lectores de Lupa, tanto las que llegan por redes sociales como las recibidas por correo electrónico (ouvidoria@lupa.news), y evaluar el contenido producido por la agencia. A partir de esto, ella va a escribir cada semana un informe interno, para la redacción, y una columna, que será publicada en el sitio de Lupa todos los jueves.
“Me parece importante ese papel de representante de los lectores, que es el papel del ombudsman. Es un ejercicio de transparencia que es importante para que los lectores puedan hacer sus críticas y sus acusaciones”, dijo Escóssia al Centro Knight. “Es bueno cuando los lectores están atentos y participan. Al final, el lector es el propósito de nuestra actividad. No escribimos para nosotros, escribimos para ellos”.
Su primera columna fue publicada el 23 de agosto. El texto tiene comentarios sobre la cobertura de Lupa la semana anterior, respondidos por la redacción, y una afirmación de la verificación de datos como un ejercicio periodístico en la búsqueda de precisión y relevancia.
“El chequeo está siendo entendido como un intento de censura y hubo acusaciones de las más variadas, pero entiendo que esa idea está equivocada”, dijo la defensora de audiencias. “El chequeo no se arraiga ser esa palabra final, ese ministerio de la verdad, como acusan algunos. Lo que la verificación quiere es saber si lo que la gente afirma tiene sustento en los hechos, en la realidad. Es un ejercicio importante para el periodista y es un servicio al lector, que favorece la democracia, no al revés. El periodismo es un pilar de la democracia, y la verificación de datos es una parte de esa actividad”.
La primera intervención de la defensora de audiencias ya tuvo su efecto en la redacción de Lupa.
“Todos coincidieron con las críticas de la primera columna”, dijo Tardáguila. El “punto más sensible”, según la directora de la agencia, fue una crítica de Escóssia a Lupa por no producir material sobre el pronunciamiento del Comité de Derechos Humanos de la ONU en defensa de los derechos políticos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que se encuentra preso y es candidato a la presidencia en 2018. Tan pronto como recibió el comentario de la ombudsman, la redacción se movilizó y publicó ese mismo día una verificación de frases hechas por figuras públicas sobre el asunto. “Realmente sacudió la sala de redacción”, dijo Tardáguila.
Para la directora de la agencia, uno de los principales desafíos para el equipo de Lupa y para la defensora de audiencias en el periodo electoral será la presión por dar información a una velocidad mayor que el trabajo de verificación de datos es capaz de entregar.
“La ombudsman va a ser presionada por el universo digital, por las personas que están en las redes. Normalmente son personas que quieren información muy rápida. Las redes tienen ese cobro inmediato”, evalúa Tardáguila. “Sólo hay verificación en vivo cuando el chequeador consigue prepararse. Creo que tienes que tener un entendimiento de ese tiempo, de que para que la verificación sea bien hecha, el verificador necesita tener acervo. Sólo cuando tiene acervo, consigue ser inmediato”.
Además de la lucha contra el tiempo, la gran batalla de la verificación de datos en el periodo pre-electoral de Brasil se da entre “hechos y datos” y “creencias, gustos y deseos”, dijo la directora de la agencia. “La única salida es seguir verificando. Lupa no tiene la menor posibilidad de deconstruir un gusto, una creencia, un deseo. Solo puede presentar un dato y un hecho. Es decisión de la persona elegir si va a quedarse con los primeros o prestar atención a los segundos. Lo que Lupa hace es presentar esa posibilidad, nada más que eso”.