Por Carolina Peredo
Después de fisurarle la mandíbula de un golpe, los agresores de Susana Morazán pronunciaron su amenaza: “dejá de estar hablando mal del Gobierno”. El hecho ocurrió el 19 de enero pasado, cuando dos hombres en motocicletas interceptaron a la conductora de TV Azteca Guatemala mientras conducía su auto, según informó Prensa Libre.
El de Morazán se suma a los recientes casos de amenazas y ataques contra periodistas en el país, en pleno inicio de la campaña electoral rumbo a las elecciones generales de septiembre. Así por ejemplo, Juan Luis Font, director de la revista semanal Contrapoder, y Pedro Trujillo, columnista del matutino Prensa Libre, fueron amenazados por criticar a Manuel Baldizón, precandidato del partido Libertad Democrática Renovada.
Como muestra de que el clima de hostilidad se había agravado incluso antes del lanzamiento de la campaña electoral, a finales del año pasado, elPeriódico acusó al gobierno de espionaje en su redacción.
En este contexto el Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala, Cerigua, emitió un comunicado repudiando las “distintas agresiones cometidas contra miembros de la prensa en los últimos días, las cuales evidencian nuevamente la vulnerable situación de los periodistas y comunicadores nacionales, pero especialmente de quienes ejercen el oficio en el interior del país”.
En el mismo comunicado, el Observatorio de Periodistas de la agencia Cerigua denunció el incumplimiento por parte del gobierno del Programa de Protección a Periodistas, el cual fue anunciado el 3 de mayo del 2012 y firmado en 2013. “La construcción de este mecanismo no ha tenido ningún avance más que los trámites y las reuniones de burócratas nacionales e internacionales”, sentenció.
“La idea es, además de proteger la vida de los periodistas, buscar el proceso de la judicialización, que los autores de estas amenazas vayan a los tribunales de justicia”, habían sido las palabras de un vocero del gobierno cuando en 2013 Guatemala decidió implementar un plan de protección a periodistas como el que ya tenían México y Colombia.
El Observatorio de Periodistas de Cerigua reportó que entre enero de 2010 y el 31 de octubre de 2014 se registraron 195 violaciones a la libertad de expresión y de prensa en Guatemala.
Tras el reciente ataque a Morazán, el vocero del presidente Otto Pérez Molina se encargó de inmediato de desligar al Gobierno del hecho. Si bien la periodista acudió de inmediato a la justicia, el caso al día de hoy continua sin esclarecerse.
Por su parte la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) emitió un comunicado para advertir que “se está creando un ambiente hostil y peligroso para frustrar el periodismo en Guatemala antes de las elecciones”, según publicó The Tico Times. Además, señalaron su preocupación respecto de los casos de Font y Trujillo, en donde “la situación ha empeorado debido a que la acusación fue hecha por medios de comunicación supuestamente al servicio de un político de campaña”.
Ya en 2013 Guatemala se situaba entre los 15 países más peligros del mundo para el ejercicio del periodismo, según los informes anuales de la Campaña Emblema de Prensa, una organización internacional sin fines de lucro con sede en Ginebra para proteger a los periodistas.
Entrevistada por la publicación mexicana Lado B Ileana Alamilla, directora de Cerigua, dijo que los recientes ataques en contra de la libertad de expresión deben analizarse como “un mensaje directo en el inicio de un año electoral al que hay que estar atentos. Ya no es sólo de plantearme una autocensura, de publicar o no algo. Sino de entender que si pueden callar a alguien relativamente importante, pueden callar a cualquiera. Si callan a uno solo, nos callan a todos. Ese, de fondo, es el problema”.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.