Este año comenzó de forma trágica para los periodistas en América Latina y el Caribe. A finales de enero, ya cinco periodistas en la región habían sido asesinados. Infortunadamente, esto fue un presagio de lo que estaba por venir.
Al finalizar 2025, los registros muestran el asesinato de al menos 17 periodistas en la región, lo que ha generado gran preocupación entre las organizaciones de defensa de la libertad de prensa.
Esto representa más de una cuarta parte (26,87%) de los asesinatos de periodistas ocurridos a nivel mundial por ejercer su profesión, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
“Tenemos una vez más a América Latina con un triste protagonismo”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Artur Romeu, director de la oficina para América Latina de RSF.
La mayoría de los asesinatos de la región tuvieron lugar en México, el segundo país más peligroso para periodistas en el mundo, solamente detrás de Gaza, reportó RSF.
En México fueron asesinados nueve periodistas durante 2025.
“Algo particularmente triste considerando que es el primer mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum que hizo compromisos importantes de fortalecer las políticas de protección”, dijo Romeu.
Además de las graves cifras de México que, dijo Romeu, sobrepasan “cualquier parámetro que se pueda tener en términos de violencia contra el gremio”, la región como tal prende las alarmas.
Uno de los hallazgos de RSF es la participación del crimen organizado y grupos como los responsables de crear grandes zonas de silencio en los lugares donde los periodistas investigan el crimen y la relación del poder político y grupos criminales, tal como suele ser el caso en México.
En otros países de la región, dijo Romeu, también se ve el mismo modus operandi: periodistas de pequeños medios o con sus propias páginas de Facebook, hiperlocales, sin el respaldo institucional de una gran redacción se ven “particularmente expuestos” y suelen ser asesinados por sicarios.
Esto se puede observar en Ecuador, país que atraviesa una creciente crisis de seguridad y donde dos periodistas fueron asesinados este año. También está ocurriendo en Perú, un país que no había registrado asesinatos de periodistas desde 2016, y antes de eso en los años 90, durante el conflicto armado interno.
“Ya son tres [asesinatos] en lo que va del año en Perú y es algo absolutamente inédito para el país”, dijo Romeu, quien explicó que el balance incluye dos porque el tercer crimen sucedió ya cerrado el informe. Justamente en Perú, el pasado 13 de diciembre un periodista sobrevivió un atentado contra su vida.
Colombia y Honduras, con el crimen de un periodista en cada uno de ellos, también comparten este modus operandi, dijo Romeu. Muy diferente de lo que sucede en Palestina, “escenario de una guerra, que es un contexto muy distinto”, dijo Romeu.
“La organización llama la atención sobre esa lógica de participación directa del crimen organizado como controladores de áreas y de regiones del país donde impone sus propias leyes de silencio”, dijo Romeu. “Van a enviar señales al asesinar periodistas que son señales de los temas de los no se pueden hablar, la ley de silencio sobre la operación de sus grupos, su relación muchas veces cercanas a agentes públicos”.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), también registró un aumento en los asesinatos de periodistas en la región, dijo a LJR Cristina Zahar, coordinadora para América Latina del CPJ. Aunque su informe oficial será presentado a inicio del año que viene, hasta mediados de diciembre el CPJ había registrado 12 crímenes de periodistas en la región, mientras que en 2024 fueron 7. Esto representó un 71% de crecimiento, dijo Zahar.
“Es alarmante el crecimiento de casos de asesinatos de periodistas en América Latina en 2025, cuando se compara con 2024. Aún solo dos casos estén claramente conectados con la labor periodística, según nuestros datos, preocupa el hecho de que sea tan fácil matar periodistas en la región”, dijo Zahar. “La impunidad, sin duda, colabora para este terrible panorama”.
Los dos casos “confirmados” para el CPJ fueron los asesinatos de Gastón Medina (en Perú) y del salvadoreño Javier Hércules (ocurrido en Honduras).
Es importante señalar que los criterios para registrar el asesinato de un periodista difieren entre organizaciones. Por lo tanto, las cifras pueden variar.
Defensores de libertad de prensa también observan un deterioro general de la libertad de expresión en la región. Según un nuevo informe de la Unesco, la libertad de expresión disminuyó un 6,86% entre 2012 y 2024. Las mayores disminuciones, señala el informe, se registraron en la autocensura de medios, restricciones a medios y a la libertad académica y cultural.
“Estas tendencias no solo indican una creciente presión sobre periodistas y medios independientes, sino también un debilitamiento de los entornos institucionales que tradicionalmente fomentan el debate y el pluralismo”, dice el informe.
Un elemento transversal que destaca RSF en su informe anual, explicó Romeu, es que el odio y la impunidad son “motores de legitimación de la violencia” contra profesionales de la prensa en todo el mundo.
“La crítica a los medios es algo saludable, pero el odio es motor de violencia”, dijo Romeu. “Y es necesario que como sociedad entendamos las razones por las cuales los periodistas son asesinados: son asesinados porque son incómodos para los que se benefician del silencio”.
En la región, Romeu citó varios líderes como ejemplos. Javier Milei en Argentina ha dicho que “el problema” es que no se odia suficiente a los periodistas; mientras que en Nicaragua y Venezuela, Daniel Ortega y Nicolás Maduro respectivamente, usualmente señalan a los periodistas como “traidores a la patria” o “vendidos”.
“Ese tipo de discursos crea una hostilidad permanente hacia la prensa y ese odio tiene razones políticas claras”, dijo Romeu. “Abre el camino a que se avance con más desinformación, propaganda y menos escrutinio público de parte de los gobernantes”.
A continuación, LJR presenta los nombres de periodistas asesinados en 2025 que fueron reportados por la Unesco, RSF, CPJ, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH y por organizaciones locales. No está claro en todos los casos si el crimen estuvo relacionado con su trabajo como periodista.
17 de enero: Jesús Guerrero Calletano (México)
19 de enero: Diomedes Farid Manrique (Colombia)
20 de enero: Gastón Medina (Perú)
24 de enero: Óscar Gómez Agudelo (Colombia)
24 de enero: Alejandro Gallegos (México)
20 de febrero: Jesús Alberto Camacho Rodríguez (México)
2 de marzo: Kristian Zavala (México)
4 de marzo: Patricio Aguilar (Ecuador)
14 de marzo: Raúl Irán Villarreal Belmont (México)
21 de marzo: Ismael Alonzo González (Guatemala)
7 de mayo: Raúl Celis López (Perú)
15 de mayo: José Carlos González Herrera (México)
27 de mayo: Luís Augusto Carneiro da Costa (Brasil)
1 de junio: Javier Hércules (Honduras)
1 de junio: Carlos Gilberto Aguirre (Honduras)
23 de junio: Salomón Ordóñez Miranda (México)
7 de julio: Ángel Sevilla (México)
7 de julio: Melvin García (México)
9 de julio: Ronald Paz Pedro (México)
21 de agosto: Xavier Ramos (Ecuador)
28 de octubre: Fernando Álvarez Vera (Ecuador)
20 de noviembre: Miguel Ángel Beltrán (México)
26 de noviembre: Darwin Baque (Ecuador)
5 de diciembre: Fernando Núñez (Perú)
16 de diciembre: Jorge Agustín Zapeta Aguilar (Guatemala)