* Este artículo fue actualizado para incluir nueva información sobre la legislación que determina cómo clasificar el nivel de secreto.
Entre junio de 2017 y mayo de 2018, más de 73 mil documentos fueron puestos bajo secreto por el Gobierno brasileño, pero hay poca transparencia sobre los motivos de esa clasificación, según el sitio Fiquem Sabendo.
Fue por esa razón que el grupo de periodistas del sitio se propuso la hercúlea tarea de revelar cuál es el contenido de los documentos que estuvieron bajo ese secreto levantado en los últimos años – y descubrir cuál es la justificación dada por los funcionarios para ocultar esa información del ojo público.
Con Projeto Sem Sigilo (Proyecto Sin Secreto) van a analizar la información clasificada como “reservada” – el nivel más bajo de secreto que garantiza cinco años de confidencialidad.
Para tener acceso a estos documentos es necesario hacer numerosos requerimientos a la administración pública por medio de la Ley de Acceso a la Información (LAI), ministerio por ministerio, según Fiquem Sabendo. Los periodistas voluntarios también van a solicitar los Términos de Clasificación de Información (TCI), en los que el gobierno explica la razón para hacer esa información secreta.
“Creo que vamos a encontrar muchos documentos sorprendentes, interesantes o reveladores”, dijo la gerente de proyectos de Fiquem Sabendo, Maria Vitória Ramos, al Centro Knight. “Probablemente vamos a encontrar también muchos casos que no son de mala fe, sino tal vez de desatención, falta de práctica o de protocolo por parte de los funcionarios públicos”.
Antes incluso del comienzo de la fuerza de tarea, el equipo de periodistas ya encontró algunos sucesos curiosos de clasificación de secreto. Es el caso de la Universidad Federal de Mato Grosso (UFMT), que hizo “reservadas” investigaciones sobre la enseñanza de flauta dulce, antropología del blues y violencia contra travestis, según Fiquem Sabendo.
“Tiene todavía otras investigaciones bajo secreto que son caras para la sociedad, como una sobre el virus del zika. Es algo fundamental y actual, dentro de cinco años tal vez no tenga sentido”, puntualiza Ramos.
La UFMT clasificó cerca de 600 documentos, como los estudios citados anteriormente, con el sello reservado. Según Fiquem Sabendo, es la única universidad pública federal que figura entre los órganos públicos que más ponen información bajo secreto.
El interés de buscar documentos confidenciales y sus justificaciones surgió tras la publicación de un decreto del vicepresidente a finales de enero que alteraba la regla para la clasificación de información ultrasecreta, que pueden quedar 25 años fuera del conocimiento público.
La nueva legislación amplió el número de servidores públicos que podrían usar el sello más severo de confidencialidad, hecho que causó controversia. En una derrota para el Gobierno, con un amplio margen de votos, la Cámara de Diputados decidió anular el decreto la semana pasada y el tema iba a ser considerado por el Senado Federal, según el portal G1. El 27 de febrero, el Gobierno retiró y derogó partes del decreto, según Estadão.
“Cuanto más transparencia haya sobre el secreto, mejor”, dijo el vicepresidente de Fiquem Sabendo, Luiz Fernando Toledo, al Centro Knight. “La existencia de secreto es importante, realmente hay documentos importantes para la seguridad nacional y la ciencia. El problema es que nadie sabe cómo se pone, y ahora tenemos todo ese trabajo para descubrir el por qué”.
Obstáculos en la ejecución del proyecto
Antes de acceder al material desclasificado, sin embargo, los periodistas todavía necesitan pasar otro obstáculo: ellos deben saber qué documentos están bajo secreto y cuáles se volvieron públicos de nuevo. Toledo dice que según la legislación brasileña los organismos públicos deben divulgar listas con todos esos datos, llamadas rol de informaciones clasificadas y rol de informaciones desclasificadas.
“En general, ningún sitio tiene eso, solo algunos de los más grandes, como el de la Defensa y de la Salud”, explicó Toledo. “Pero no siempre está actualizado. Generalmente solo ponen a disposición el número del documento y tienes que pedir a través de la LAI para que te la envíen”.
El equipo de la fuerza de trabajo es totalmente voluntario – actualmente, los periodistas buscan nuevos colaboradores que tengan conocimiento e interés sobre el tema. Hasta ahora, hay cerca de 15 personas involucradas en Projeto Sem Sigilo. Ellos tendrán un largo trabajo por delante: Toledo estima que serán más de 50 mil documentos por analizar. La idea es que la información obtenida sea entregada poco a poco al público.
Fiquem Sabendo, fundado por el periodista Léo Arcoverde, también montó una campaña de financiamiento colectivo (crowdfunding) para cubrir algunos costos de la operación. La contribución es mensual y pretende pagar un pasante y un abogado para dar soporte a los periodistas.
Además de revelar documentos anteriormente bajo secreto, el grupo de reporteros también quiere traer más concientización respecto a la transparencia en Brasil. Otro proyecto que tiene Fiquem Sabendo es el boletín “Don’t LAI to me”, con consejos sobre la Ley de Acceso a la Información.
“Queremos que más personas usen la LAI, para saber sobre la propia ciudad o barrio”, dijo Toledo. “Cuanto más gente la use, más difícil será para el gobierno ocultar un documento, y se puede crear presión para que sea obligado a producir el documento”.