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En búsqueda de la verdad sobre el conflicto armado colombiano, periodismo recibe un reconocimiento

Cuando el gobierno colombiano firmó el Acuerdo de Paz con la entonces guerrilla de las Farc, hace cuatro años, uno de los asuntos fundamentales en él era la consecución de justicia y verdad sobre lo que pasó en el conflicto armado más largo de América Latina. Algo que también ha buscado el periodismo colombiano que ha investigado y cubierto intensamente los 60 años de violencia.

Narrar el conflicto armado ha sido también escribir la memoria del país. Un proceso en el que también, si cumple con ciertos estándares, puede dignificar a las víctimas.

Por eso, cuando el sitio periodístico Rutas del Conflicto y el proyecto La Paz en el Terreno entregaron a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición todas sus investigaciones y bases de datos se convirtió sin duda en un hecho histórico también para el periodismo del país y una especie de reconocimiento a su labor. Un mes después, según Óscar Parra, director de Rutas del Conflicto, el medio sería el primero en dar información de manera oficial a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Tanto la JEP como la Comisión de la Verdad fueron creadas en ese Acuerdo de Paz firmado el 26 de septiembre de 2016 y posteriormente, tras unas modificaciones, el 24 de noviembre de ese mismo año. De manera simplificada, la JEP es el tribunal que se encarga de juzgar los delitos cometidos en el marco del conflicto armado, mientras que la Comisión de la Verdad tiene como función esclarecer y dar una explicación histórica al conflicto a través de un gran informe final. 

Sitio colombiano Rutas del Conflicto

Captura de pantalla de la página de inicio del sitio Rutas del Conflicto.

Fue en febrero de este año cuando la JEP contactó por primera vez a Rutas del Conflicto, le contó Parra a LatAm Journalism Review (LJR)*. La JEP estaba interesada en el especial “Ríos de Vida y Muerte”, un trabajo periodístico que con ayuda de técnicas forenses narra las historias de personas desaparecidas en ríos así como de los cuerpos que aparecen en estos: comunidades aledañas a ríos que encuentran cuerpos y los entierran en fosas comunes, familias que buscan a sus seres queridos en los ríos, lugares desde los que lanzaban cuerpos a los ríos, entre otros hechos. 

“Hemos hecho un esfuerzo grande porque es una cosa extraña, es un híbrido de periodismo y otras cosas. Cuando hacemos reportería tratamos de buscar otros elementos técnicos que les podría facilitar el trabajo a estas entidades”, dijo Parra a LJR. “Además de ir a contar las historias de las personas alrededor, [...] íbamos y tomábamos una coordenada, construíamos una base de datos y eso revuelto un poco con la historia en general, desde el periodismo”.

Para lograr estas coordenadas geográficas, el equipo periodístico contaba con un especialista forense. “Toda esta información es pública [en nuestro sitio], pero hay una que está estructurada en plan base de datos entonces [desde la Jurisdicción] nos pidieron si era posible acceder a esa información para que entrara al sistema de la JEP y pudiera ser analizada”, dijo Parra.

Aunque la JEP buscaba de manera específica información sobre el Río Magdalena debido a que había solicitado medidas cautelares para proteger unos cementerios del área, la JEP le preguntó al equipo de Rutas del Conflicto si era posible que les entregaran toda la información del sitio.

“No es muy usual [que un medio le entregue datos a una institución], pero bueno, nosotros estamos felices porque si la información que uno trabaja puede servir en un instancia de estas, maravilloso”, dijo Parra.

1.500 registros entre bases de datos e investigaciones periodísticas

Desde 2014 Rutas del Conflicto, un medio nativo digital, busca contar a través de la convergencia de formatos periodísticos las historias del conflicto armado colombiano que no han sido documentadas. El sitio además de sus reportajes e investigaciones más tradicionales se ha caracterizado por desarrollar una metodología de construcción de bases de datos y mapear lugares de una manera periodística.

“Lo que se hace es construir una base de datos que permita comunicar, una base de datos para el periodismo”, dijo Parra quien agregó que se trata de un documento que va más allá de lo cuantitativo. “Lo que hacemos es construir unas bases de datos que nos permitan clasificar, construir unos mapas, pero además que nos permitan clasificar esos registros por otro tipo de información”.

Sus investigaciones periodísticas van acompañadas por siete bases de datos que reúnen diferente tipo de información y les lleva a afirmar que el sitio conserva “el archivo periodístico más completo e interactivo de la memoria de la guerra en Colombia” con al menos 1.500 registros.

Esas bases de datos hacen parte de diferentes proyectos que cubren masacres, historias de desaparecidos en ríos, tierras en disputa e incluso un gran mapeo de sobrevivientes o familiares de víctimas.

Tras la firma del acuerdo de paz, nació La Paz en el Terreno, un proyecto hecho en conjunto con Colombia 2020creado para cubrir el proceso de paz por el diario El Espectador – que tiene dos objetivos principales: cubrir la violencia en contra de líderes sociales y cubrir la reincorporación de los excombatientes de las Farc.

Para el caso de la violencia contra líderes sociales el sitio ya ha registrado 220 casos de asesinatos y esa base de datos puede ser clasificada por datos como si el líder hacía parte de la comunidad LGBTI, de un sindicato, si luchaba por restitución de tierras, si hacía parte de una comunidad indígena o afrodescendiente, entre otros detalles. Debido a que el número de asesinatos les “pasó por encima” el equipo ha logrado hacer reportería más en profundidad en 130 de los 220.

Proyecto periodístico La Paz en el Terreno - Colombia

Captura de pantalla del proyecto La Paz en el Terreno y su especial sobre líderes asesinados en el país tras la firma del acuerdo de paz.

Todas estas investigaciones también le interesaron a la Comisión de la Verdad. Desde que esta había empezado su mandato de tres años, que termina en 2021, Rutas había trabajado en algunos proyectos con ella. Sin embargo, hacia abril, otras áreas de la Comisión, que nunca habían tenido contacto con el sitio, comenzaron a preguntarles por información.

Según Parra, estaban interesados en una de sus investigaciones sobre empresas y tierras que daba cuenta sobre presuntos convenios firmados por la Fuerza Pública y la Fiscalía con empresas minero-energéticas en áreas sensibles por el manejo de tierras. Usualmente estos convenios se daban en lugares donde líderes sociales protestaban por la actividad de esas empresas quienes además terminaban presos. “Un dilema ético terrible […] estos convenios demostraban que las empresas financiaban finalmente Ejército, Policía y Fiscalía”, explicó Parra.

“Para mayo, cada vez que una persona [de la Comisión nos pedía documentos] decíamos como ‘oiga es que nos están pidiendo de a cosita’. Entonces nos dijeron: ‘¿hay alguna posibilidad de que nos entreguen todo lo que tienen?’”, dijo Parra. “Y decidimos que sí, que era un honor que nos hubieran pedido para poder contribuir en este momento y con la labor de la Comisión, que sentimos, que es tan importante”.

Según Parra, tanto la JEP como la Comisión de la Verdad recibieron esos 1.500 registros. Las investigaciones periodísticas vienen listadas con sus url, mientras que para las siete bases de datos se entregaron enlaces de descarga en la que “ellos simplemente oprimen un botón y empiezan a descargarse las tablas y luego se les reconstruye esa información”.  Parra agregó que ingenieros de las entidades trabajan para hacer que los datos se suban a sus respectivos servidores y así cruzar la información con la que ellos tienen.

El periodismo para construir la verdad y ayudar en procesos de reparación

 “El periodismo es un agente de memoria y merece seguirlo siendo en contextos de conflicto y guerra, y ahí Colombia es un caso uno muy notorio”, dijo Ginna Morelo, periodista colombiana con 25 años de experiencia cubriendo el conflicto armado, a LJR. “Las razones son que las herramientas del periodismo fortalecen y ayudan a la presentación de las distintas caras de los hechos; desde el periodismo se favorece el encuentro de los actores del conflicto a través del canal del que dispone; y desde nuestro oficio se propone la reconstrucción de una memoria política de eventos violentos, sus víctimas, victimarios y contextos”.

Para Morelo, quien también es la directora de la maestría de Periodismo Científico de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, en efecto, tanto medios y periodistas han cumplido un rol importante al narrar el conflicto que “ha derivado no pocas veces en aportes a investigaciones de corte histórico y también judicial”.

La entrega de documentos a la JEP y a la Comisión es para Morelo un reconocimiento, de alguna manera, al trabajo de los periodistas que han cubierto el conflicto durante estos 60 años de conflicto

“Es tal el aporte y la importancia del periodismo en la reconstrucción de la memoria del conflicto, que los insumos trabajados con responsabilidad y ética coadyuvan al esclarecimiento desde instancias como [la JEP y la Comisión]”, dijo Morelo. “Eso me parece maravilloso que ocurra, porque allí hemos aportado varios desde distintos frentes en épocas específicas y eso demuestra que nuestro ejercicio es útil, contribuye a la democracia y aporta al esclarecimiento de la guerra”.

Un tema en el que también concuerda Ricardo Corredor, director de comunicaciones de la Comisión de la Verdad, quien cree que el trabajo de la Comisión se hace en un contexto particular precisamente porque “llega a hablar de un conflicto del que se sabe mucho”, aunque claro, no se sabe todo, le dijo a LJR.

“En el caso de Colombia hay que reconocer que el conflicto que vivimos no es que haya pasado desapercibido. [...] Uno puede tener observaciones, críticas frente a la manera como se cubrieron ciertas cosas o que se cubría más de un lado que de otro, con tendencia ideológicas, en fin, uno puede hacer críticas por supuesto, pero realmente este es un conflicto del que se ha hablado, y que fue cubierto por los medios de comunicación”, dijo Corredor.

La Comisión tiene un mandato específico de tratar de dar una explicación, desde el punto de vista histórico, del conflicto armado de 60 años. Al final de los tres años de su mandato, la Comisión deberá entregar un informe final donde haga esta explicación basada especialmente en los testimonios de las víctimas, pero también de los victimarios.

“Todo ese trabajo que ha hecho el periodismo es una fuente que la Comisión tiene y ha estado y seguirá usando para ese mandato de ofrecer nuevas comprensiones sobre nuestro conflicto”, dijo Corredor.

 Según dijo, además de la información de Rutas de Conflicto y La Paz en el Terreno, la Comisión ha recibido al menos 500 informes de organizaciones de todo tipo: de derechos humanos, de la sociedad civil, de las Fuerzas Armadas, organismos internacionales, centros de investigación y de pensamiento entre otros.

“Lo importante es insistir en que todo eso lo recibe la Comisión y eso se vuelven insumos para el trabajo de investigación de la Comisión, y que la lectura de todos estos informes, más la lectura de los miles y miles, creo que ya son 9.000 testimonios, […] todo eso se convierte en material con el que la Comisión está trabajando”, explicó Corredor.

El próximo año, la Comisión deberá entregar su informe final, el cual estará basado en las fuentes que esta ha recopilado, verificado, corroborado y contrastado, dijo Corredor.

La información de Rutas del Conflicto tiene un uso similar dentro de la JEP. Durante la entrega oficial el 23 de julio, la magistrada Julieta Lemetre, en representación de la JEP, explicó que la información suministrada por Rutas de Conflicto es un insumo más en su proceso de contrastar información ofrecida por quienes de manera voluntaria u obligatoria comparecen ante la Jurisdicción para hablar de su participación en el conflicto.

“Estas versiones las contrastamos, las comparamos con el acervo de las investigaciones que ha tenido el Estado, especialmente la Fiscalía, y hasta ahí ustedes se dan cuenta por la misma normatividad que nos creó de la insuficiencia de esa contrastación. Entonces una tercera fuente de contrastación es lo que nos entrega la sociedad civil y lo que las mismas víctimas también que son llamadas a participar y que deciden participar como intervinientes en los casos, nos cuentan”, explicó la magistrada Lemetre.

Según dijo, cuando estas versiones no coinciden, la JEP debe hacer más pruebas y profundizar en el tema. “Y ahí se imaginarán entonces, lo que nos están entregando se convierte en una fuente más de contrastación que nos facilita la labor”, aseguró.

Las investigaciones periodísticas también le permiten a la JEP construir casos, afirmó. “A diferencia de la justicia ordinaria donde un hecho es un caso, en la JEP un hecho no es un caso, los casos son acumulaciones de hechos, se buscan patrones”, dijo. “Entonces [esta entrega] es un insumo más para las sugerencias de acumulación y de identificación de patrones”.

Para Morelo el impacto de esta entrega en el periodismo colombiano puede ir más allá de este evento, y espera que se pida información a otros medios.

“Debo decir que en espacios concretos ya comenzaron a suceder cosas que demuestran que los periodistas hemos aportado como agentes de memoria”, dijo Morelo. “Uno de esos asuntos es sumar un granito de arena a esa conciencia ética que requiere nuestro ejercicio; otro es que se han abierto más espacios de debate, lugares de encuentro en el que hoy día – ante el desafío de una sociedad siempre en guerra – todavía nos asombramos y formulamos más y nuevas preguntas que necesitamos abordar desde la investigación”.

Estas preguntas sobre cómo mejorar, estudiar y fortalecer el trabajo periodístico se dieron, según Morelo, por la cobertura en extremo del conflicto. Fue así como en su momento la organización de periodistas Medios para la Paz creó la herramienta “Para desarmar la palabra: diccionario de términos del Conflicto y de la paz”. La organización colombiana de periodistas de investigación Consejo de Redacción realizó tres guías para la cobertura del conflicto: “Pistas para narrar la paz”, “Pistas para narrar la memoria”, “Pistas para cubrir la implementación del acuerdo de paz”, de las cuales Morelo es coautora.

A esto se suma el trabajo de la Unesco con su caja de herramientas “Comunicar derechos” y de la Fundación Gabo con el libro “La paz con los ojos abiertos: periodismo, comunicación y construcción de paz en Colombia”.

Ilustración de Leonardo Parra “Leo”. Violencia contra prensa

Ilustración de Leonardo Parra “Leo”. Tomada del informe 60 años de espionaje a periodistas en Colombia de la Fundación para la Libertad de Prensa. Colombia, 2014. (Cortesía FLIP)

A pesar de que la entrega formal ya tuvo lugar, Parra aseguró que toda la información que siga siendo investigada y publicada por el medio será también compartida. Para Corredor esto es importante toda vez que cree que tanto el periodismo como la Comisión comparten un mismo objetivo.

“Veo un paralelo como en el espíritu que ambos tenemos, estamos en el mismo – voy a decirlo entre comillas – ‘negocio’ que es la verdad, la búsqueda de la verdad”, dijo Corredor. “Pero nosotros entendemos que no es que exista una verdad absoluta, que la verdad es una construcción social, la verdad son narrativas compartidas, y narrativas compartidas sobre las que hay un consenso a nivel social. Ambos – tanto el periodismo como la Comisión – de alguna manera entienden que su trabajo de hacer una investigación muy rigurosa que les permita verificar y al mismo tiempo luego hacer un relato que sea verosímil, que dé cuenta, que conmueva y que logre impactar a quienes sean los destinatarios de ese relato”.

Rutas del Conflicto espera por su parte seguir con su trabajo que, según Parra, siempre se ha movido en esa línea de aportar a la verdad, “una verdad incluyente, una verdad que no sea la verdad del Estado, que no sea una verdad que revictimice, que además permita entregarle a entidades judiciales como la JEP información para que tome sus decisiones, y que le aporte también a la Unidad de Desaparecidos”.

Y es que estos documentos han sido usados no solamente por la Unidad de Desaparecidos sino también por la Unidad de Víctimas, la Unidad de Restitución de Tierras e incluso por víctimas al momento de exigir sus derechos.

Precisamente cuando una víctima logra recuperar su tierra gracias a una investigación periodística de Rutas, es para Parra ejemplo de esas pequeñas victorias en medio de esa lucha “frustrante” que comparten todos los periodistas por querer cambiar el mundo, a pesar de saber que esto no va a pasar.

“Si uno no se levanta pensando que va a cambiar esto, pues no. Lo que pasa es que nunca va a cambiar, pero le toca a uno levantarse pensando que sí”, aseguró.

 

* LJR tuvo entrevistas en dos ocasiones diferentes con Óscar Parra durante las respectivas entregas a la Comisión de la Verdad y la JEP.

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