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En medio de la polémica de Sean Penn, periodistas explican por qué rechazaron entrevistar a ‘El Chapo’

La entrevista que Sean Penn realizó con la cabeza del cartel de la droga de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, para Rolling Stone generó una gran controversia en Estados Unidos y México sobre ética, ley y periodismo.

Se generaron preguntas sobre la aprobación previa al artículo de Penn que Guzmán exigió, la seguridad y el acceso otorgados a Penn por el cartel, el contexto que rodea la guerra contra las drogas en México y muchas más.

En la semana siguiente a la publicación del artículo, por lo menos dos periodistas profesionales han dicho que previamente rechazaron entrevistas con Guzmán debido a estas mismas preocupaciones.

Gerardo Reyes, director de la unidad de investigación en la cadena de televisión en español con sede en Estados Unidos Univision, escribió en The Washington Post que Guzmán expresó en dos ocasiones su interés por una entrevista con el medio, la más reciente después de haberse escapado de prisión en julio de 2015.

En 2013, a través de una fuente confidencial, Guzmán aceptó una entrevista en cámara, pero pidió aprobar la historia antes de que saliera al aire.

“En Miami, discutimos la oferta de Guzmán y rápidamente llegamos a la conclusión de que no podíamos someter nuestro trabajo a revisiones por parte del sujeto de nuestro reportaje”, dijo Reyes.

El periodista dijo que un mes después de que Guzmán se escapó de la prisión Altiplano en julio de 2015, una fuente dijo que el capo de la droga de nuevo estaba interesado en una entrevista, “pero él quería grabar el encuentro con las cámaras que él proporcionaba”. Una vez más el canal la rechazó.

“En el momento en que me enteré de la entrevista de Penn, me sentí como si hubiera perdido una larga y agotadora carrera de obstáculos. Pero aún así, nunca me arrepentí de rechazar las condiciones de Guzmán porque sabía que el capo omitiría mucho, especialmente sobre su papel en las violentas guerras contra las drogas en México”, escribió Reyes.

En el caso del artículo para Rolling Stone, Guzmán también exigió aprobarlo previamente. En este caso, se le concedió.

Al comienzo de la historia de Penn, hay una declaración: “un entendimiento fue negociado con el sujeto, que esta pieza se presentaría para su aprobación antes de su publicación. El sujeto no pidió ningún cambio”.

Para muchos periodistas, este hecho ha sido el que más ha generado controversia y discusión sobre ética y la práctica profesional.

Alfredo Corchado, jefe de la oficina en Ciudad de México del Dallas Morning Newsdijo lo siguiente a The Washington Post: “cuando usted no está realmente desafiando a la persona y ha acordado someter la historia para su aprobación, suena más como entretenimiento de Hollywood […] No está a la par con el sacrificio de muchos de mis colegas en México y en todo el mundo que han perdido la vida luchando la censura”.

En una entrevista con Charlie Rose de CBS, que se emitió el 17 de enero, Penn habló del acuerdo previo: “Y si él decía que no, eso no haría ningún daño, no haría falta a ningún lector”. Rose preguntó: “¿nunca se hubiera publicado?”. A lo que Penn respondió: “nunca se hubiera impreso”.

Sin embargo, periodistas como el Director Ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas, Joel Simon, han defendido el derecho a la libertad de expresión de Penn, y otros han dicho que el artículo revela información interesante sobre Guzmán.

“A pesar de sus deficiencias periodísticas – como que Penn le haya dado la aprobación final de la historia a Guzmán, sus preguntas superficiales y el estilo de escritura autoindulgente – el artículo es un documento importante en la historia de la guerra del narcotráfico en México”, dijo el periodista mexicano Javier Garza Ramos.

Garza y ​​otros periodistas compararon la experiencia de Penn con la de los periodistas mexicanos que viven y trabajan para cubrir la guerra contra las drogas diariamente.

Garza, becario del ICFJ Knight International Journalism que supervisa un proyecto de mapeo de los ataques contra periodistas en México, explicó que Penn estaba protegido por personas que “hacen que sea peligroso para cualquier otro periodista cubrir los escondites de El Chapo”.

La periodista de investigación mexicana Lydia Cacho dijo que “ha tenido muchas oportunidades para entrevistar a los grandes jefes” en conversación con Joel Simon. “Las he rechazado, no porque dude que estas entrevistas sean periodísticamente pertinentes, sino porque ellos han matado a muchos colegas, porque ellos han lanzado bombas a periódicos en los que publico. Sé de primera mano el sufrimiento que su crueldad ha causado en mi país y una entrevista de esta naturaleza implica un acuerdo tácito con mafiosos que mi ética me impide aceptar”. Debido a sus reportajes, muchos de ellos sobre violaciones a derechos humanos, Cacho ha recibido múltiples amenazas de muerte y ha sido secuestrada.

Editores y periodistas en las redacciones de todo México tienen en consideración estos peligros al momento de decidir sobre la forma de cubrir la guerra contra las drogas.

En una reciente entrevista para “On the Media”, el periodista Raymundo Riva Palacio le dijo al anfitrión Bob Garfield por qué declinó una oferta para entrevistar a Guzmán en 2008, mientras trabajaba como jefe de redacción en uno de los periódicos más importantes de México, El Universal.

“En primer lugar, dije inmediatamente, no sabíamos si era una trampa. La seguridad de la periodista, no la podíamos garantizar. Debido a que esta periodistas era un gran reportera que en el pasado ya había sido amenazada por los traficantes de drogas, jefes de la droga”, dijo Riva Palacio, exbecario Nieman en Harvard, quien ahora es el editor de Eje Central, un portal de noticias con sede Ciudad de México.

La oportunidad de entrevistar a ‘El Chapo’ se produjo en un momento en que los carteles de la droga estaban involucrados en graves conflictos, explicó Riva Palacio. Como editor, él no quería que la periodista hubiera quedado atrapada en esas batallas.

Él dijo lo siguiente cuando se le preguntó acerca de los consideraciones éticas y el riesgo de ser utilizado para los objetivos de gente poderosa:

“Básicamente, si quieren hablar con nosotros es porque quieren enviar un mensaje. Si ofrecen una entrevista, vamos implícitamente a aceptar sus términos. ¿Y por qué tenemos que aceptar sus términos? Por el bien del argumento, digamos que la periodista va allí y hace la entrevista. ¿Hará ella las preguntas correctas? Entonces, el problema es, ¿El Chapo va a estar cómodo con esas preguntas o vamos a tener problemas ya con esta entrevista? No sabíamos eso. Digamos también, en aras de seguir con este argumento, que él responde las preguntas. Después de eso, publicamos la nota. ¿Qué sucede si no le gusta la historia? Vamos a tener algunos problemas. Pero digamos que le gusta la historia. Habrá rivales de él que no estarán contentos con la historia y la forma mecánica de pensar de ellos es que nos estamos poniendo del lado de los otros carteles, así que ¿para qué nos vamos a meter en problemas con alguno de los carteles? Así que ese es otro riesgo”.

Cuando se le preguntó si un periodista mexicano podría haber entrevistado a El Chapo o a otro jefe del cartel y quedarse a salvo en México, él claramente dijo que no: “si la entrevista fuera una entrevista libre, de ninguna manera”.

Hablando acerca de la entrevista de Penn, Riva Palacio, dijo que no había hecho preguntas más importantes y que fue utilizado como portavoz de El Chapo. Mencionó que la parte más llamativa de la entrevista, el presunto reconocimiento por parte de Guzmán de su condición de narcotraficante, fue rechazada por el abogado de Guzmán.

“No estamos realmente hablando de periodismo, estamos hablando de entretenimiento. Eso fue la pieza de la revista Rolling Stone, simplemente puro entretenimiento”.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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