Por Teresa Mioli y Paola Nalvarte
“Son 17 años de esta cuenta roja en la que no se ha dejado de contar periodistas asesinados. Son 109, y una buena parte de ellos en las últimas dos administraciones”, dijo Daniela Pastrana, directora de la organización Periodistas de a Pie. “Pero empezó la cuenta cuando paradójicamente empezó la transición democrática. Esa es una de las cosas que yo todavía no me termino de explicar”.
Pastrana, una de las panelistas en el evento realizado el 13 de septiembre, “Foro Urgente: Periodistas Mexicanos Confrontando la Violencia”, en la Universidad de Texas en Austin, agregó que ya son 25 los periodistas desaparecidos en el país.
“Yo he buscado qué otro país en democracia tiene periodistas desaparecidos y no hay o no los he encontrado aún”, dijo Pastrana.
En México, se agrede a un periodista cada 15,7 horas. Este es el promedio que ha regido durante el primer semestre de 2017. En poco más de la mitad de los casos, las agresiones han sido cometidas por funcionarios públicos, según la organización defensora de la libertad de expresión Artículo 19 de México. Los medios de comunicación han reportado ya más de 11 asesinatos de periodistas en lo que va del año, y la impunidad es la norma en estos casos.
“Como dice un colega, en México es más peligroso investigar un asesinato que cometerlo”, dijo Pastrana durante el foro.
A la luz del incremento de la violencia, el Teresa Lozano Long Institute de Estudios Latinoamericanos hizo la convocatoria a este foro urgente con el apoyo del Centro Knight para el Periodismo en las Américas y el Mexico Center de la Universidad de Texas en Austin.
Además de Pastrana, los panelistas asistentes fueron Alejandro Sicairos, cofundador del semanario de Sinaloa Ríodoce; Alfredo Corchado, corresponsal en Ciudad de México del The Dallas Morning News; y Ramón Cantú, editor de El Mañana en Nuevo Laredo. Ricardo Ainslie, director del Mexico Center de LLILAS Benson, fue el moderador.
Cantú explicó cómo los asesinatos de periodistas han cambiado en las últimas décadas, haciendo alusión al asesinato de Roberto Mora García en 2004, entonces director editorial de El Mañana, quien reportaba sobre la expansión del tráfico de drogas en la frontera.
“No podían asesinarlo en aquel tiempo a mansalva, como ahora, cínicamente. Hicieron todo un show, montaron todo un show, hicieron declarar (a los sospechosos), con declaraciones falsas, bajo tortura, a estas personas, y nunca pudimos llegar a la verdad”, dijo Cantú. “Ahora ya, desgraciadamente, son tan cínicos que te amenazan por teléfono, te matan en cualquier lugar, en un bar (etc). Estás muy vulnerable, nos sentimos muy vulnerables”.
Alfredo Corchado, corresponsal mexicano-estadounidense del diario con sede en Texas, Dallas Morning News, que tuvo que escapar de México en 2007 luego de saber que había un plan en curso para asesinar a un periodista estadounidense, contó cómo su experiencia fue totalmente distinta a la de los periodistas mexicanos.
“Lo que pasó conmigo es que tuve inmediatamente a todos los poderes del gobierno mexicano interesados en mi caso”, dijo Corchado. “Al mismo tiempo, fui testigo de lo que mis colegas estaban viviendo en otras partes del país, por ejemplo, Sandra Rodríguez, en Ciudad Juárez, Ramón Cantú, en El Mañana, y se puede ver una diferencia abismal”, contó.
Cuando el actual presidente Enrique Peña Nieto entró en funciones en 2012, Corchado explicó que los corresponsales extranjeros empezaron a cubrir otros temas sobre México - más allá del tráfico de drogas y la violencia - en parte por la insistencia del nuevo gobierno en que las cosas cambiarían.
Sin embargo, luego de expandir su rango de cobertura periodística a temas como el desarrollo industrial, Corchado hizo una pausa para poder escribir su segundo libro. Desde hace un mes volvió a México por The Dallas Morning News para retomar su trabajo.
“Las cosas que han cambiado, es decir, lo que se puede ver, son los niveles de corrupción, y cómo estos han invadido absolutamente casi todo”, confesó.
Respecto al cambio en la cobertura periodística que ocurrió cuando entró Peña Nieto, Corchado dijo: “No me culpo, ni a mí mismo ni a mis colegas estadounidenses, ni a otros colegas, pero sí creo que fuimos un poco ingenuos al creer que cambiar la narrativa le iba a hacer bien al país, porque creo que las cosas han empeorado mucho más desde que Peña Nieto tomó la presidencia”.
Pastrana también relató que al principio del gobierno de Peña Nieto hubo un intento de los medios para “invisibilizar el tema de la violencia, que no se detuvo, en ningún momento”.
Todo eso cambió con la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
“El asunto es ¿qué hacemos?, cómo podemos seguir cubriendo esos temas porque, de pronto, es que la vara se pone muy alta,” Pastrana preguntó. “Pero el asunto para mí, y la situación complicada es cómo lo cuentas sin que parezca que es la misma historia de ayer, de antes de ayer, y de antes de ayer, y de hace diez años, porque eso es lo que estamos viviendo hace 10 años”.
México tuvo 23.000 homicidios dolosos en 2016, ubicándose segundo en la lista de la clasificación de países considerados en “conflicto armado”, reportó Reuters. Desde que comenzó la presidencia de Peña Nieto hasta el 17 de agosto de 2017, han muerto 39 periodistas, según Artículo 19 de México.
Desde que el reconocido periodista y cofundador de Ríodoce Javier Valdez fue asesinado el 15 de mayo de este año, algunos periodistas de Sinaloa han resuelto autocensurarse, según Alejandro Sicairos.
“Hay que reconocerlo, después de la muerte de Javier Valdez, no se hace periodismo de denuncia ni de investigación en Sinaloa”, Sicairos dijo durante el foro. “Los periodistas, al tocar cada tecla del computador, vemos signo de muerte. Estamos haciendo periodismo superficial, de seguimiento que publican los medios nacionales, pero el trabajo reporteril al que estamos acostumbrados se está desvaneciendo”.
Sicairos dijo que hay una opinión dividida respecto a qué tipo de periodismo se debe hacer ahora en Sinaloa.
“Unos sostenemos que debemos de seguir por la misma línea que Javier Valdez hacía porque de otra forma le estaríamos dando la razón y propósito a estos grupos criminales que lo mataron”, dijo Sicairos. Sin embargo, según dicen otros, sostuvo, “deberíamos guardar el periodismo valiente para otros tiempos”.
Para Pastrana, este año ha sido particularmente duro. “Nos dimos cuenta de que no hay límites, que todos somos muy vulnerables”, explicó.
“El primer semestre nos paralizó a muchos, que nos hizo quizás sentarnos a pensar ‘¿qué más puedo hacer?’”, dijo. “Ya hemos ido a foros, (…) hemos hecho todo lo posible pero la situación no solo no mejora sino que va para peor”, lamentó.
Como la única mujer periodista del panel, Pastrana explicó que en México es más difícil para las mujeres ejercer el periodismo. Mientras los periodistas hombres enfrentan amenazas directas, las mujeres periodistas son amenazadas sexualmente, y sus familias también son blancos frecuentes, explicó. Esto las lleva a vivir una suerte de doble vida.
Algunos de los panelistas apelaron a la solidaridad de la comunidad internacional, para que condenen la violencia e inacción de las autoridades para investigar y perseguir a los responsables.
La violencia contra periodistas en México se ha convertido en un tema de escala internacional desde la muerte de Valdez, quien tenía muchos contactos internacionales y era toda una referencia para los corresponsales extranjeros que reportan desde Sinaloa. Cada vez más, publicaciones como las de The Washington Post, BBC News, o Columbia Journalism Review señalan la epidemia de violencia contra la prensa mexicana.
“La gente en México, ya sea la Presidencia, ya sea la Gobernación, ya sea el Ministerio de Relaciones Exteriores, cualquiera en México, va a prestar mucha más atención a lo que dice aquí la gente, a lo que la gente aquí demanda, que a las protestas en la avenida Reforma o a cualquier otra protesta que haya”, dijo Corchado, y agregó que las personas que están fuera de México pueden usar las redes sociales para humillar y avergonzar al gobierno, y así captar su atención.
Posteriormente, Corchado agregó: “No quiero simplificar que el tweet va a cambiar a México, pero yo creo que el hacer más alianzas con la prensa norteamericana o con grupos extranjeros es muy, muy importante”.
“La única manera en que este gobierno, de Enrique Peña Nieto, o el de Sinaloa, nos haga caso es viendo la presión internacional”, dijo Sicairos. “Y quise aprovechar yo este foro, precisamente, para insistir en eso que le hemos dicho a CPJ, RSF, Article 19 y a la CIDH, que les hemos dicho ‘no nos dejen solos, no nos abandonen’, porque no es el miedo de nosotros, es el miedo que a partir de aquí se va a extender a toda la sociedad, no solo a los periodistas”.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.