Una placa blanca cerca de la Villa Ygatimí, aproximadamente a 41 kilómetros de la frontera entre Paraguay y Brasil, conmemora a un periodista y a su asistente que hace un año fueron asesinados mientras conducían por una carretera vecinal de la zona.
“Quienes tuvimos el privilegio de conocerles, supimos que fueron unas personas muy especiales, mártires de la verdad y acallados por la mafia. Siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás, que nos dejaron muchas lecciones buenas. El vacío que nos dejaron está lleno de bendiciones y sus ejemplos nos guiarán siempre por el camino del bien. Sus recuerdos quedarán para siempre en nuestros corazones”.
El periodista Pablo Medina y su asistente Antonia Almada, de 19 años, fueron asesinados el 16 de octubre de 2014 cuando regresaban de la comunidad indígena Ko’ê Porã a las afueras de Curuguaty, Paraguay.
Sus colegas evocaron el primer aniversario de la muerte de Medina y Almada en línea y en persona, pidiendo una investigación del crimen y un enjuiciamiento de los autores, además de protección para los periodistas que trabajan en terreno.
Periodistas de todo el mundo se tomaron fotos y grabaron videos para pedir el fin de la impunidad de los asesinatos de periodistas en Paraguay. Los hashtags #UnAñoSinPablo y #JusticiaParaPablo se tomaron las redes sociales.
ABC Color, el periódico donde trabajaba Medina, publicó varias historias sobre el estado de la investigación de la muerte de su colega y del persistente dominio del tráfico de drogas en Canindeyú. El periódico también invitó a estudiantes a sus oficinas para ver una exposición de las fotografías de Medina.
Trabajadores de los medios en Ciudad del Este honraron a Medina con una manifestación con carteles y velas en frente de las oficinas del periódico Vanguardia.
Familiares y amigos se reunieron en la plaza “34 Curuguateños” en Curuguaty para una misa y rememoración de Medina. Más tarde, concejales de esa ciudad aprobaron una moción para que una plaza en el barrio Industrial lleve el nombre del periodista.
Sus colegas plantaron árboles en Asunción para simbolizar “la vida y el legado del comunicador asesinado a causa de sus publicaciones en que desnudaba la impunidad de los grupos mafiosos dedicados al tráfico de drogas en el departamento de Canindeyú”, según publicó el Foro de Periodistas Paraguayos (Fopep) en su página de Facebook.
Los periodistas se reunieron para recordar a Medina y Almada en el seminario “La libertad de expresión en Paraguay y la amenaza de la narcopolítica” organizado por el Fopep y por el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP). Allí hablaron de la “necesidad de crear una comisión de seguimiento de la creciente presencia de la narcopolítica en el poder público del país”, informó E’a
Un día después, el secretario general del SPP, Santiago Ortiz, “exigió a las autoridades y a las empresas periodísticas que brinden las medidas de seguridad necesarias para los periodistas que trabajan en zonas de riesgo o investigan actividades vinculadas al crimen organizado”, según E’a.
El portal de noticias dijo que el Ministerio del Interior no justificó el retiro de la custodia policial de Medina, y que la empresa de Medina, ABC Color, “no cumplió con el seguro de vida estipulado en el contrato colectivo para los comunicadores que realizan sus labores en zonas de riesgo a pesar de los reiterados urgimientos del SPP”.
Incluyendo a Medina, cuatro periodistas fueron asesinados en Paraguay en 2014. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) ubicó al país entre los 20 países más mortíferos para los periodistas de ese año. El periodista radial Fausto Gabriel Alcaraz fue asesinado en mayo en Pedro Juan Caballero, municipio al norte de Curuguaty, también en la frontera con Brasil. El locutor de radio Édgar Pantaleón Fernández Fleitas fue baleado mortalmente en las cercanías de Concepción el 9 de junio.
Medina era corresponsal regional para ABC Color, el diario más grande del país, y había recibido repetidas amenazas por su cobertura sobre la producción de marihuana y el tráfico de drogas. Un año antes de su asesinato, él y su familia se mudaron a Asunción durante dos meses por causa de las amenazas, informó ABC Color.
También había estado bajo protección policial, pero ésta fue retirada en 2013, según Reporteros Sin Fronteras (RSF). Dos semanas antes de ser asesinado, había llamado a un colega para preguntarle cómo había obtenido protección policial porque estaba preocupado después de darse cuenta que un grupo de hombres había llegado a su municipio y estaba siguiendo a su hija, según ABC Color.
El hermano de Medina, el también periodista Salvador Medina, fue asesinado en 2001 en la misma región noreste de Canindeyú, reconocida por ser controlada por traficantes de droga.
En marzo de 2015, las autoridades paraguayas enviaron una petición formal a Brasil pidiendo la extradición del paraguayo Vilmar Acosta Marques, el ex alcalde de Ypejhú en el departamento Canendiyú, vinculado al asesinato de Pablo Medina.
La atención se enfocó rápidamente sobre Acosta Marques después del asesinato de Medina. Según informó ABC Color, el periodista había vinculado a Marques con el tráfico de drogas y con algunos homicidios. Acosta Marques huyó. La policía y la fiscalía han señalado a Acosta Marqués como el autor intelectual del crimen, y han acusado a los miembros de su familia Wilson Acosta Marques y Flavio Acosta Riveros como los autores materiales.
Las autoridades brasileñas capturaron a Acosta Marques el pasado marzo, y ahora enfrenta cargos por el asesinato de Medina así como por tráfico de drogas. Su extradición se ha estancado porque afirma que es un ciudadano brasileño.
La familia de Medina ha expresado su descontento ante el hecho de que los autores del crimen siguen libres, según E’a.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.