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Fixing Journalism busca cambiar las dinámicas desiguales entre fixers y corresponsales en México

Cada vez se hacen más evidentes las dinámicas de una colaboración desigual entre periodistas locales en México y corresponsales internacionales, según una investigación que incluyó 35 testimonios de periodistas que han trabajado como fixers en ese país

Esta investigación formó parte del proyecto Fixing Journalism que no solo busca publicar las experiencias de periodistas locales, sino que también creó una guía de recomendaciones para quienes buscan ser fixers o contratar este servicio en cualquier zona de México.

“El proyecto busca cambiar las dinámicas desiguales en el periodismo internacional, donde periodistas principalmente provenientes del Norte Global contratan a periodistas del Sur Global para ser fixers, muchas veces sin un pago digno y sin darles el debido crédito”, dice el equipo de Fixing Journalism en su página web.

La periodista mexicana y coordinadora de Fixing Journalism, Alicia Fernández, contó a LatAm Journalism Review (LJR)  que el proyecto comenzó a tomar forma durante la pandemia y trabajaron alrededor de un par de años para materializarlo.

En 2019, en Ciudad Juárez, a un periodista [de National Geographic]le dispararon mientras hacia una entrevista relacionada al crimen organizado. Eso nos llamó mucho la atención sobre todo porque no había personas locales con ellos. Ya a partir de ese hecho, entre Andalusia K. Soloff [fundadora de Frontline Freelance México y co-coordinadora de Fixing Journalism] y yo inició un debate sobre los riesgos que corremos los fixers y cómo podíamos protegernos ante esas situaciones”, contó Fernández.

El sitio web de Fixing Journalism fue lanzado la primera semana de noviembre y forma parte de Frontline Freelance México. Además, contó con el financiamiento del Fondo de Resiliencia de la Iniciativa Global en Contra del Crimen Organizado Transnacional y con el apoyo de Frontline Club Charitable Trust y Frontline Freelance Register.

Según dijo Fernández a LJR, la idea inicial era hacer un libro para compilar todos estos testimonios de fixers mexicanos y además dar talleres de capacitación. Sin embargo, según las fundadoras del proyecto, un libro las limitaba a solo publicar en un idioma y a un número específico de ejemplares.

“Esta idea de hacer un libro se transformó en generar un sitio en el que pudiéramos poner todas estas historias pero no solamente presentar el problema sino dar una propuesta también. No queríamos solamente señalar sino proponer y así surgió la guía de recomendaciones”, dijo Fernández.

¿Pero, en qué consiste el trabajo de un fixer? Los fixers son personas o periodistas locales que trabajan tras bastidores apoyando a los corresponsales extranjeros a realizar su trabajo y cumplir sus objetivos. Sus labores pueden ser variadas: traslados, coordinar estadías, servir de intérpretes, garantizar el acceso a entrevistas o a lugares, etc. 

Andalusia K. Soloff, fundadora de Frontline Freelance México y co-coordinadora de Fixing Journalism, dijo en la presentación del proyecto a la prensa que la idea surgió al ver que muchos periodistas mexicanos trabajaban a menudo como fixers sin recibir crédito o la adecuada remuneración. 

“Encontramos que muchos periodistas en México habían trabajado como fixers sin saber que era un trabajo remunerado y profesional, y la base de tantas historias internacionales”, contó Soloff. “Lo que pasa en México es de interés internacional. Los periodistas mexicanos son muy colaborativos y, a veces, comparten sus contactos con periodistas extranjeros sin recibir dinero a cambio”, agregó. 

Según Soloff, en México la mayoría de los que ejercen como fixers son periodistas -a diferencia de lo que puede suceder en otros países- y aún así los medios internacionales que los contratan no los incluyen en los créditos ni los tratan como periodistas.

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Presentación del proyecto Fixing Journalism a la prensa. (Foto: Captura de pantalla)

Tal fue el caso del fotoperiodista Felix Marquéz, del estado de Veracruz, quien en sus inicios no entendía que su labor debía ser remunerada.

“Después me di cuenta de que estaba regalando mi trabajo, mis conocimientos, mi experiencia. Además, algunos medios tienen presupuesto para eso”, dijo en su testimonio para la investigación.

 

¿Cómo se convierte un periodista en un fixer?

 

El periodista Jesús Bustamante comenzó su carrera como fixer “sin darse cuenta”. Con el aumento de la violencia en su ciudad (Culiacán, ubicada al noroeste de México y conocida como “la tierra del narcotráfico”) comenzó a recibir solicitudes de periodistas extranjeros que querían cubrir lo que estaba pasando en el territorio. 

La detención del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera en 2014 en Mazatlán, Sinaloa, significó un punto de cambio para la carrera de Bustamante. 

“Me contactan y empiezo a ayudarles. Las peticiones se hicieron cada vez más recurrentes y es entonces cuando me doy cuenta que me había convertido en un fixer”, dijo Bustamante durante el lanzamiento del proyecto. 

Alicia Fernández comenzó a ser fixer en un contexto similar al de Bustamante. Fernández, oriunda de Ciudad Juárez, hace unos años recibió un correo de un fotógrafo extranjero que quería hacer una historia sobre un asesinato múltiple que había ocurrido en esa ciudad y necesitaba de su ayuda. 

Antes de responder a ese correo, Fernández tuvo que hacer una investigación previa sobre cuál era el trabajo que hacía un fixer y cuáles eran las tarifas que se manejaban.

“Contesté que sí, sin saber todas las sombras y luces de lo que puede llegar a ser un fixer”, dijo Fernández en el lanzamiento del proyecto.

“De alguna manera para mí representaba el poder apoyar a otros colegas, poder tener una remuneración extra a mi trabajo -en ese tiempo trabajaba en el Diario de Juárez - y poder aprender de otras personas. Lo vi como una oportunidad, como una ventana para salir del contexto diario en el que nos encontrábamos los periodistas en Ciudad Juárez, que era una situación de violencia extrema”, agregó la periodista. 

 

Ventajas y desventajas

 

México es el país con uno de los más altos índices de periodistas asesinados y desaparecidos, con altos niveles de impunidad

Los fixers no están exentos de esos peligros. En ocasiones, hasta pueden estar más expuestos.

“Los que vienen de afuera tienen una ventaja: llegan, están unos días y se van. Publican en su país y probablemente a muchos de ellos no los vuelves a ver. Pero uno se queda y se queda con el riesgo de haber hecho el trabajo”, dijo Bustamante. 

Los periodistas mexicanos también se enfrentan a la precariedad y el abuso laboral presente en la industria periodística y la han denunciado de manera pública. Falta de contratos dignos y de prestaciones sociales han sido parte de las quejas expuestas en redes sociales.

Así que no sorprende que muchos vean atractivo el trabajar como fixers. En solo unas horas, un periodista puede ganar lo que en un trabajo regular le llevaría días conseguir. 

“Comencé ganando lo que me ofrecieron, US 250 dólares al día; esto era un proyecto de 10 días. Estaba muy emocionada”, contó una periodista de Tamaulipas a los investigadores del proyecto. Sin embargo, tiempo después tuvo que dejar de trabajar como fixer por los riesgos que implicaba. 

Otras desventajas que expresaron en el lanzamiento del proyecto los fixers mexicanos es que, en ocasiones, los corresponsales quieren “todo para ya”, no siempre se firman contratos justos o respetan  las peticiones de anonimato y confunde el trabajo de fixer con el de productor. 

“Si el periodista está proponiendo las historias que se van a publicar, está haciendo el trabajo de preproducción no de fixer. Debe obtener el crédito correspondiente”,  explicó Soloff. “Esperamos que con esta guía y con este proyecto comencemos a ver un cambio en esta relación tan desigual que existe entre los fixers y los corresponsales”.

La guía puede descargarse en español e inglés en el sitio de Fixing Journalism.

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