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Periodistas latinoamericanos denuncian precariedad en la profesión

No es casualidad que el héroe más famoso de la cultura popular tenga como profesión el periodismo. Superman, así como sus compañeros Jimmy Olsen y Lois Lane, se presentaban como periodistas abnegados, capaces de arriesgar su vida por obtener la noticia y defender las causas justas. 

Con estas ideas románticas sobre el periodismo han crecido varias generaciones pero poco se habla de que, en la vida real, Clark Kent estaría entre los superhéroes de DC con el peor salario. 

“Siempre he dicho que el único periodista superhéroe es Superman. De resto, los periodistas tenemos que comer, pagar servicios, alquiler, apoyar a nuestra familia, etc”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Jefferson Diaz, periodista venezolano radicado en Ecuador. “Todo ese sentimiento místico que hay alrededor del oficio de que ‘es el mejor oficio del mundo’ como dijo Gabriel García Márquez, eso lamentablemente no paga la comida. Es algo de lo que tenemos que deslastrarnos como periodistas. Tenemos que exigir que nuestro oficio sea protegido y sea bien remunerado porque hacer buen periodismo cuesta dinero”, agregó Diaz.

Un estudio publicado en diciembre de 2022 mostró cómo el periodismo era la carrera universitaria con un mayor porcentaje de arrepentidos. La mayoría justificaba su descontento con la dificultad para conseguir trabajo, los malos salarios y la falta de oportunidades. Además, cada vez menos los latinoamericanos ven el periodismo como un trabajo soñado y se inclinan por otras formas de comunicar como ser influencer o youtuber. 

Mapa de América del Sur del empleo ideal. Foto: Remitly

“Creo que muchas personas han dejado de romantizar esa idea del periodismo como el mejor oficio del mundo, y más bien lo están viendo como un trabajo más en donde se necesitan tener reglas y límites claros. Límites con nosotros mismos, con nuestros compañeros, con nuestros jefes. Y también ser muy claros de que tenemos derecho a tener un salario, a descansar y a la salud mental”, dijo a LJR Jordy Meléndez, fundador de Distintas Latitudes y Factual, ONG dedicada a fortalecer redes y capacidades de periodistas latinoamericanos.

 

Sin contrato 

En diciembre de 2022, Twitter se llenó de denuncias de precariedad y abuso laboral en el periodismo mexicano. Una de las principales quejas era la falta de contratos dignos y de prestaciones sociales. 

“Mi primer trabajo [como periodista] fueron prácticas sin paga, de tiempo completo, durante medio año en la capital del país. Una vez graduada me invitaron a regresar al medio en el que hice estas prácticas y estuve casi durante un año sin contrato (a pesar de que la invitación fue un puesto con contrato y las debidas prestaciones). Después de ese año, de jornadas de hasta 12 horas de trabajo, sin contrato, ni prestaciones, ni seguro, ni vacaciones y un par de amenazas por mi trabajo en temas políticos y de género, decidí renunciar”, contó la periodista y escritora mexicana Mariana Limón Rugerio a LJR.

“La experiencia fue de aprendizaje y, a la par, muchísima decepción. Me replanteé mi trayectoria profesional y busqué una beca en el extranjero”, agregó Limón Rugerio. 

Esta historia se repite en otros medios y con otros protagonistas. La periodista e investigadora mexicana, Lidia Sánchez, también denunció en redes sociales las condiciones laborales en México luego de ser despedida de una importante publicación digital independiente en el país. 

“Lo que me sucedió no es un caso aislado. Comencé mi carrera cuando se implementó la figura del outsourcing. Y a excepción de las veces que he laborado para agencias de noticias, todos los medios en los que he trabajo fui contratada bajo ese esquema”, dijo Sánchez a LJR.

“La ley federal del trabajo en México establece que la empresa cubra la cuota obrero-patronal [seguro social, retiro y apoyo a una vivienda]. Pero el esquema del outsourcing permitía a las empresas que te contrataran por terceros. Entonces cumplías horarios laborales extenuantes para una sola empresa periodística pero según el ‘contrato’ eras solo un colaborador”, agregó Sánchez. 

Desde 2021, esta figura del outsourcing pasó a ser ilegal en México pero, según los entrevistados para este reportaje, la inestabilidad laboral se mantiene. Actualmente, Sánchez está desempleada y las vacantes abiertas que consigue ofrecen salarios bajos.

“He visto ofertas de 15 mil pesos [mexicanos] mensuales [unos US $800]. Con la inflación, en pleno 2023, ese salario no alcanza para nada. Las rentas de las zonas céntricas pueden ir de 6-10 mil pesos [US $320-530] por un cuarto en un departamento. ¿Y si tienes familia? Ese es el mismo sueldo que ofrecían hace 10 años cuando egresé de la universidad”, dijo Sánchez. 

Esta situación se repite en otros países de Latinoamérica. “La precarización hacia los periodistas en América Latina es el pan de cada día. Lo vi cuando trabajé para un medio mexicano, lo vi cuando trabajé en Venezuela, lo veo en Ecuador, lo escucho de mis colegas en Perú y en Colombia”, dijo Jefferson Diaz. Según cuenta Diaz, en Ecuador hay una ley que exige que a los periodistas debe pagársele mínimo US $980 al mes. Sin embargo, en la práctica, no se cumple y se estila el pago por honorarios profesionales [pago que se efectúa a alguien que realiza de forma autónoma una tarea para la empresa o persona, ya sea de forma esporádica o temporal]. 

 

Sin garantía

Esta inseguridad laboral se multiplica cuando el periodista vive en ciudades o poblados alejados de la capital del país. Las brechas salariales entre periodistas locales y periodistas en grandes ciudades es enorme. 

La organización colombiana Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) ha denunciado la precariedad en el ejercicio periodístico de ese país. En un estudio aseguran que en Colombia los medios de comunicación locales tienen muy pocas opciones de financiamiento. Por lo tanto, los periodistas locales están bajo una situación de supervivencia porque las oportunidades y la circulación son muy limitadas, el mercado es muy pequeño y los salarios son supremamente bajos. 

“El periodismo local es el que enfrenta las condiciones más adversas: amenazas, intimidaciones, censura y autocensura generada por fuerzas políticas, económicas y de grupos delictivos. A esta carga inmensa en la salud mental, agregamos salarios bajísimos, muchas veces sin contrato, ni seguro de gastos médicos, ni pagos extras por las condiciones de extrema inseguridad o las jornadas de 10-12 horas de trabajo”, dijo Limón Rugerio. 

Durante la pandemia del COVID-19 se evidenció más que nunca cómo los periodistas están desprotegidos y trabajan sin garantías. Buscando la noticia, muchos iban a los hospitales sin la protección adecuada arriesgándose al contagio. En Perú, durante el primer año de pandemia, murieron 161 periodistas por covid-19, según datos recogidos por la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP). De estos, al menos 77 periodistas se contagiaron mientras ejercían la profesión.

“Es una unión de cosas. No me pagas, me pagas mal, no me ofreces las herramientas de trabajo, no garantizas mi seguridad y a pesar de todo eso me pides que ‘me ponga la camiseta’ porque los periodistas tenemos que ser abnegados. ¿Qué estamos haciendo los periodistas para proteger nuestra profesión?”, dijo Diaz. 

 

Cambio de profesión

Debido a las condiciones salariales, cada vez son más los periodistas que deciden buscar alternativas de ingresos o tomar otros caminos profesionales. 

En Venezuela, por ejemplo, estudios han mostrado que los periodistas en general reciben remuneraciones insuficientes en sus puestos de trabajo. “Dejé de ejercer periodismo formalmente desde marzo de 2022, porque las condiciones en Venezuela son pésimas. Mi salario, en ese momento, eran US 180 dólares más un ‘bono’ en bolívares que se devaluaba día a día. Además me pedían exclusividad”, dijo a LJR una periodista venezolana que prefirió mantenerse en el anonimato. 

Jordy Meléndez ha seguido la trayectoria de varias generaciones de periodistas en la región a través de la Red Latinoamérica de Jóvenes Periodistas. Allí ha podido ver cómo jóvenes con mucho entusiasmo por el periodismo terminan trabajando en agencias de publicidad, en marketing, comunicación política, empresas tecnológicas, entre otras, debido a razones económicas. “Creo que ahora hay una visión menos romántica del periodismo”, dijo Meléndez.

La situación está tan extendida que en la decimotercera entrega de la actual serie “Superman The New 52″, Clark Kent cansado de aguantar las exigencias de sus jefes y de ver cómo Daily Planet cambiaba su línea editorial, decide dejar su trabajo y tomar su camino independiente. 

En ocasiones, la ficción termina reflejando las tendencias actuales. 

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