texas-moody

Más allá del lenguaje, expertos dicen que empatía, precisión y respeto son clave en coberturas sobre población no binaria

En agosto de 2023, Wendy Guevara, una influencer que cobró fama a raíz de un video viral publicado en redes sociales, se convirtió en la primera mujer trans en ganar un reality show de la televisión mexicana. La prensa de ese país cubrió la noticia con notas que se referían a ella con pronombres femeninos, sin malgenerizaciones.

Pero una situación muy diferente ocurrió tres meses después, con el asesinato de Jesús Ociel Baena, la primera persona no binaria (es decir, cuya identidad de género no corresponde ni al masculino ni al femenino) en ocupar una Magistratura Judicial en México. Baena había logrado que su título fuera designado oficialmente con lenguaje no binario, como Magistrade del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes. Usaba el pronombre neutro “elle” y sus documentos oficiales, como pasaporte, acta de nacimiento y credencial para votar, también acreditaban su identidad no binaria.

Y, pese a ello, en su cobertura del asesinato de Baena, los medios se refirieron a elle con pronombres masculinos, o bien escribieron su título entre comillas o en letras itálicas. Pocos fueron los medios que usaron el lenguaje no binario que Baena solía solicitar en vida.

Mexican trans social media infuencer Wendy Guevara (left) and Mexican nonbinary Magistrate Ociel Baena

Las coberturas de la influencer trans Wendy Guevara (izq.) y de le Magistrade Ociel Baena (der.) en la prensa mexicana sugieren que los medios no cuentan con herramientas para reflejar las realidades de las personas no binarias. (Foto: Capturas de pantalla de YouTube y TikTok)

La diferencia en cómo la prensa cubrió los casos de Guevara y Baena sugiere que muchos medios mexicanos no cuentan con herramientas y protocolos para reflejar en sus productos periodísticos las realidades de las personas de género no binario, de acuerdo con especialistas y periodistas que siguieron de cerca la cobertura del asesinato de Baena.

“Me topo muchas veces con medios que, desde un punto de vista muy purista del lenguaje, se resisten a respetar, aunque tú compartas tus pronombres. Lo ven todo como en nombre del lenguaje, porque el lenguaje es lo que les importa”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Alex Orué, subgerente de programación global de la organización de apoyo y empoderamiento de la población LGBTQ+ It Gets Better. “El español es un lenguaje muy cargado con cuestiones de género. A la hora que nos presentamos como comunidad no binaria, que se refiere justo a cualquier espectro que se salga de lo tradicional binario, el español no se ajusta a nuestras realidades”.

De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), el idioma español dispone únicamente de géneros gramaticales masculino y femenino, mientras que el género neutro no existe para referirse a seres animados. Estos lineamientos han sido adoptados en los manuales de estilo de los medios de comunicación, por lo que los periodistas entran en una disyuntiva cuando deben referirse a personas cuya identidad de género está fuera del binario masculino y femenino.

“Sí es mayor el problema en personas no binarias porque nos plantean completamente un escenario que no conocemos”, dijo Paulina Chavira, periodista y asesora lingüística de medios de comunicación, a LJR. “[En español] hay que hacer concordancias en femenino y en masculino, pero cuando tengo que hablar de una persona que no se identifica con ninguno de los dos, o no solo con esos dos, es cuando decimos ‘¿y ahora qué hago?’. Ahí es cuando nos quedamos sin herramientas”.

Pero para las personas no binarias, esta resistencia de los medios se siente como una falta de empatía e incluso en el reforzamiento de estigmas o revictimización. Para Orué, la población no binaria está prácticamente invisibilizada para los medios de comunicación y estos, al resistirse a usar lenguaje incluyente, fomentan esta invisibilización y contribuyen a amplificar sesgos.

“A lo mejor no es como tal enebefobia [término usado para nombrar la discriminación contra personas no binarias], pero el daño está en no tener esta empatía de decir ‘desconozco de este tema, por qué no le pregunto a personas no binarias cómo es el asunto?’”, dijo Orué. “Entonces es una revictimización a diestra y siniestra que afecta de manera muy particular a las personas no binarias, por cómo y qué lenguaje se usa”.

Cobertura criticada

La periodista Erika Rosete, una de las tres coordinadoras de “Americanas”, la newsletter de contenido con perspectiva de género de El País América, cubrió el asesinato de Baena. El diario español fue uno de los medios criticados por el lenguaje que usó en sus notas sobre el caso.

La periodista contó que, durante su reporteo sobre el crimen en Aguascalientes, se encontró con la preocupación de jóvenes no binarios que veían en le Magistrade una esperanza de que su identidad fuera reconocida legalmente, en un estado que es el quinto con mayor porcentaje de población LGBTQ+ en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

“Me di cuenta que si partes de cómo nombras a una persona y si tú empiezas a violar esas primeras cosas que mucha gente cree que son totalmente superficiales y sin importancia, es mucho más fácil que como ser humano y ciudadano empieces a violar todos los otros códigos que te permiten respetar al otro”, dijo Rosete a LJR desde un punto de vista personal. “Todo esto tiene repercusión en jóvenes que están en un limbo de identidad en el que no se sienten parte de nada, y creo que el lenguaje ayuda un poco a reconocer la identidad de alguien”.

Rosete, quien recibió en sus redes sociales parte de las críticas hacia El País, admitió que dudó sobre cómo usar los pronombres de Baena al redactar sus notas.

Pero no lo dudó por principios, dijo, sino porque, como egresada del Máster de Periodismo que imparten El País y la Universidad Autónoma de Madrid, conoce de primera mano la importancia que tiene para el diario español su manual de estilo.

Screenshot of the website of the Spanish newspaper El País.

El diario El País optó por entrecomillar el título de Baena en sus encabezados. (Foto: Captura de pantalla de El País)

“Nuestro libro de estilo no considera el lenguaje no binario [...]. Las decisiones que se toman sobre los titulares siempre toman en cuenta el contexto, pero también el libro de estilo”, dijo. “Eso no lo decide el periodista, y eso es algo que me daba ganas de explicar en redes sociales [...]. Hay titulares que los deciden los editores y los jefes de las redacciones. En este caso, así fue”.

Rosete contó que el día del asesinato de Baena se dio una discusión en la redacción de El País en Ciudad de México que se extendió hasta la sede del diario en Madrid, debido a que los hechos chocaban con el manual de estilo. Esa discusión, dijo la periodista, duró todo un día y llevó a que el titular de su nota fuera cambiado varias veces.

Al final, El País decidió referirse a la víctima con pronombres masculinos y optó por usar el título de Magistrade entre comillas en sus encabezados y en letras itálicas en el cuerpo de las notas.

Rosete considera que esa discusión y el debate desatado en redes sociales sobre los pronombres de Baena fueron oportunidades para reflexionar sobre qué tanto los periodistas están abiertos a escuchar a las personas y las nuevas formas en las que estas se relacionan.

“Es como si esta parte de la sociedad que no alcanzamos a ver ni a tomar en cuenta los medios nos estuviera golpeando la puerta diciéndonos ‘el mundo está cambiando y está cambiando la manera en la que lo estamos describiendo con las palabras’”, dijo. “Me gusta pensar que el flujo natural es que se den estas conversaciones entre redacciones, entre hablantes, y que después se tomen decisiones. Espero que las próximas ediciones del Libro de Estilo [de El País] consideren alguna variante en la que se vea reflejada [la población no binaria]”.

A raíz del debate, El País convocó a la asesora lingüística Paulina Chavira a escribir una columna sobre el tema. Ella escribió sobre la importancia de reconocer desde el lenguaje la identidad de las personas no binarias. Además, el podcast de El País México “Al Habla…”, con la periodista Gabriela Warkentin, dedicó un episodio al legado que dejó Baena al respecto.

La propia Rosete tuvo la iniciativa de escribir la columna de opinión “Le Magistrade y el derecho de nombrar a la gente por dignidad”, sobre lo aleccionadora que había sido para ella la cobertura del caso. Esa columna, dijo, fue una forma de dar respuesta desde un punto de vista individual, y no como colaboradora de El País, a las críticas que le llegaron por redes sociales.

“Es un poco frustrante tener esa disyuntiva porque sabes cómo funciona la maquinaria [de una redacción] y sabes que estas instituciones tienen sus razones”, dijo. “[La columna] era una forma de explicar ‘entiendo lo que ustedes me dicen, lo respeto, pero también debo seguir ciertas normas en mi redacción mientras esto cambia’, que estoy segura que va a cambiar”.

El diario La Jornada es otro medio mexicano en el que el uso del lenguaje incluyente se decide en juntas editoriales y considerando caso por caso, según dijo a LJR Juan Carlos Rosas, uno de los editores del periódico. En la cobertura del asesinato de Baena, La Jornada respetó el título Magistrade, aunque usó pronombres masculinos.

Sin embargo, La Jornada ya ha usado lenguaje incluyente en coberturas previas como en el caso de las agrupaciones de lucha feminista que se describen a sí mismas como “colectivas”.

Mexican journalist Erika Rosete

La periodista Erika Rosete escribió una columna sobre lo aleccionadora que había sido para ella la cobertura del caso de Ociel Baena en términos del uso de lenguaje incluyente. (Foto: Captura de pantalla)

“Un periódico tiene que reportar lo que está pasando y cómo se nombran estas personas. Pero a veces algunos correctores dicen ‘no, porque eso todavía no está normalizado’”, dijo Rosas, quien aclaró que es su punto de vista personal. “Yo creo que va a cambiar en algún momento, pero pues todavía estamos en la transición. [...]  Las personas ya están hablando de esa manera, pues tenemos que adecuarnos porque si no vamos a estar fuera de esa realidad”.

Rosas dijo que todavía existe cierta resistencia generacional en su redacción en cuanto al uso de lenguaje incluyente.

Sin embargo, para la periodista Lucía Solis Reymer, cofundadora de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano, no se trata de desafiar lo que dicen las reglas del español o los manuales de estilo, sino de ver en el lenguaje incluyente un recurso alternativo para describir una parte de la realidad.

“Sabemos de dónde vienen esos lineamientos y las razones por las cuales no se acepta [el lenguaje no binario]. Muchas veces no estamos en posición de desobedecer esas normas, finalmente se trata de un trabajo”, dijo Solis Reymer. “Pero sí podemos proponer usar expresiones mucho más incluyentes que no sean solamente el uso de la ‘x’ o de la ‘e’. Hay muchísimos recursos, guías, manuales en internet de organizaciones confiables donde recomiendan otro tipo de expresiones para usar si es que en tu medio o en tu organización no se permite aún”.

El español no es el problema

Cuando estuvo a cargo del manual de estilo de The New York Times en Español, Chavira solía ser firme defensora de las normas de la RAE en el medio, según contó. Hasta que en 2019 el equipo en México del diario tuvo que traducir una nota de la redacción en Nueva York sobre una persona de origen latino en Estados Unidos que solicitó a sus representantes estatales una opción de género neutral en las licencias de conducir.

Chavira fue quien tuvo que decidir qué hacer. Consultó a colegas sobre la mejor opción para traducir la nota con precisión sin violar las reglas del español. Algunos, dijo, le recomendaron buscar una forma de darle la vuelta al problema para evitar usar pronombres que no existen en el idioma.

“Si el ángulo del artículo es que se trata de una persona no binaria, no hay manera en que yo pueda evitar referirme a esta persona por lo menos con el pronombre que está pidiendo”, dijo. “Me dieron varias recomendaciones más apegadas al inglés, porque en inglés ya había habido este debate. Hasta que me topé con la opción de ‘elle’. Dije ‘creo que es lo más cercano, y ya se está utilizando en otros lugares’”.

Finalmente, El Times en Español usó el pronombre “elle” para traducir “they”, pronombre generalmente usado por la población no binaria en países angloparlantes.

“A partir de ahí, cuando teníamos artículos en donde se utilizaba ‘they’ en singular en inglés, la traducción la hacíamos utilizando ‘elle’”, dijo. “Ahí me quedó claro que necesitábamos aprender a utilizar lenguaje incluyente”.

Chavira coincide en que usar lenguaje incluyente en el periodismo no significa ir en contra del buen uso del español. Los periodistas, dijo, usan todo el tiempo palabras y construcciones que no existen oficialmente en español. Tal fue el caso de “COVID”, término que el 11 de febrero de 2020 introdujo la Organización Mundial de la Salud (OMS) para nombrar oficialmente al síndrome respiratorio agudo que para entonces comenzaba a acaparar las noticias.

La OMS remarcó la importancia de usar el nuevo término para evitar estigmatizaciones, como las que hacían alusión al supuesto origen del virus en Wuhan, China, y para tener una palabra estándar para futuros brotes de enfermedades originadas por un coronavirus. Los medios lo adoptaron sin cuestionar, mientras que la RAE lo avaló hasta varios meses después.

“Hicimos de COVID un sustantivo ambiguo que se puede usar tanto en femenino como en masculino”, dijo Chavira. “Eso mismo está pasando con el lenguaje incluyente: tenemos una realidad que hay que nombrar evitando estigmatizaciones, evitando malgeneralizaciones. Entonces existen estas nuevas alternativas”.

Chavira dijo que las palabras formadas a partir del lenguaje no binario en español son palabras bien formadas que cumplen con la gramática del idioma, aunque no formen parte del diccionario.

Mexican language consultant and journalist Paulina Chavira

La asesora lingüística y periodista Paulina Chavira dijo que el lenguaje incluyente es una alternativa para nombrar una realidad evitando estigmatizar o malgeneralizar. (Foto: Twitter de Paulina Chavira)

Pero la periodista considera que el uso del lenguaje no binario no es cuestión de lingüística, sino de respeto. Y, en el caso de los periodistas, es además una cuestión de precisión.

Para Solis Reymer el uso de este tipo de lenguaje es además cuestión de respeto a la pluralidad, a la que considera uno de los pilares fundamentales del periodismo.

“Al incluir a personas que tradicionalmente o históricamente no han sido incluidas, lo que hacemos es enriquecer el periodismo, no solo de personas sino también de experiencias más diversas”, dijo Solis Reymer. “Y en eso están incluidos los pronombres que elijan usar las personas no binarias, los sustantivos, determinadas expresiones, incluso adjetivos”.

México es el segundo país más violento de América Latina para la población LGBTQ+ solo después de Brasil, de acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT. En ese contexto, la discusión sobre el uso del lenguaje incluyente en el periodismo tendría que partir de considerar los derechos humanos de esa población, según Rosete.

“Más que la ideología del medio o la [Real] Academia, lo que creo que tendría que privar es el respeto a los derechos humanos”, dijo. “Cuando yo escribo una nota, no espero que le guste a todos, porque no es la función del periodismo. Pero tampoco me gusta darme cuenta que, por una palabra o por algo que yo no supe tratar como profesional, estoy hiriendo la susceptibilidad de alguien en cuanto a sus derechos humanos”.

Lineamientos para reproducir artículos de LJR

Artículos Recientes