El acoso gubernamental contra el periodismo se ha convertido en una tendencia en los países latinoamericanos, y los funcionarios del gobierno en muchos casos utilizan la fuerza de las instituciones estatales, como la justicia y la policía, para desacreditar e incluso silenciar a la prensa. A esto se suma la creación y financiamiento de medios oficiales liderados por aliados gubernamentales en los que la única narrativa es la que favorece el poder.
Este fue el tema de uno de los paneles del 14º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital, que reunió a periodistas de Brasil, El Salvador, México, Nicaragua y Venezuela. Todos estos países tienen líderes que hacen del conflicto abierto con la prensa una característica del ejercicio del poder, que puede tomar la forma de multas millonarias e incluso acusaciones de terrorismo.
En El Salvador, la persecución se da, por un lado, contra periodistas y medios que cumplen su rol de informar críticamente a la sociedad y, por otro, a través del surgimiento de nuevas plataformas de medios, canales de televisión y periódicos que se adhieren al discurso oficial. El propio presidente Nayib Bukele, en el poder desde hace dos años, comanda la persecución y reconoce el acoso a los periodistas, según Carlos Dada, cofundador y director del medio digital El Faro.
“Y ahora le ha dado la costumbre por hacerlo los sábados en la noche, que él mismo llama sábados de bullying. (…) Todos estos esfuerzos son la imposición de una narrativa única, por supuesto de la narrativa oficial, en la cual no cabe ninguna otra versión del país y ninguna voz disidente o crítica”, dijo Dada durante el Coloquio.
En el caso específico de El Faro, que es uno de los primeros medios nativos digitales en América Latina, pesa una auditoría financiera realizada por el Ministerio de Hacienda y acusaciones de presunto lavado de dinero.
“Él (Buekele) busca dividir al país entre los que quieren que muera y los que quieren la muerte del pueblo salvadoreño. Se presenta a sí mismo como el que redimirá, el salvador de la nación. (...) Hemos sido amenazados. Hemos sido perseguidos. Hemos sido objeto de campañas de difamación masivas”, agregó Dada.
Lo que les sucede a los periodistas en El Salvador, hace dos años bajo Bukele, es un proceso ya bien conocido por los periodistas en Nicaragua, donde Daniel Ortega ocupa la presidencia desde 2007. En uno de los ataques más emblemáticos del régimen contra la prensa nicaragüense, el gobierno expropió las instalaciones donde operaban la revista Confidencial y el portal 100% Noticias a finales del año pasado. Las dos redacciones han estado bajo ocupación policial desde 2018.
“Esta situación provocó, por una parte, la resistencia de la prensa y, por otra parte, el exilio de muchos periodistas, incluida mi persona. Yo estuve que estar 11 meses exiliado en Costa Rica, regresé hacer periodismo en Nicaragua sin ninguna garantía. Hay muchos otros colegas que se mantienen en el exilio”, dijo Carlos Fernando Chamorro, fundador y director de Confidencial.
El hostigamiento judicial y financiero sistemático a los medios de comunicación provocó el cierre de varias publicaciones nicaragüenses, según Chamorro, silenciando las voces críticas del gobierno de Ortega. Sin embargo, destacó que la situación aún no es tan grave como en otros países latinoamericanos, como Venezuela y Cuba, donde incluso el acceso a internet es limitado. Como resultado, muchos de los periodistas de medios cerrados permanecen activos en las redes sociales.
“Ha sido clave el acceso a internet y a las redes sociales para burlar la censura y para y para mantener la comunicación con las audiencias”, dijo Chamorro. “No es comparable con la audiencia que teníamos antes en la televisión abierta y el sistema de cable, pero lo fundamental es que hay una llama viva de la prensa independiente que se mantiene encendida en Nicaragua”.
La llama también arde en Venezuela, a pesar del deterioro de la libertad de prensa en la marcha desde 1999, primero con Hugo Chávez y luego con Nicolás Maduro. En más de 20 años, esto se ha traducido en el cierre de canales de televisión y periódicos y también en la aparición de medios alineados con el gobierno.
“Los bloqueos se han convertido hoy en día en algo más peligroso, que es la creación de lo que yo llamo paramedios oficiales. Son medios que surgen de la nada, que no tienen propietarios que ponen sus caras y se dedican a la información de desinformación para desacreditar el trabajo de los periodistas”, dijo Luz Mely Reyes, cofundadora y directora de Efecto Cocuyo.
Aun así, el régimen venezolano sigue invirtiendo en contra de los medios de comunicación que lograron mantenerse independientes. En el caso del diario El Nacional, al que se le ordenó pagar una multa de US $13 millones a Diosdado Cabello, número dos del régimen, por un reportaje que mostraba sus presuntos vínculos con el crimen organizado.
“Esto se hizo con la intención expresa de que El Nacional no pudiera volver a tener una versión en papel, porque había comenzado [desde 2018] a publicarse sólo en versión digital”, dijo Reyes, quien también citó la persecución contra Roberto Deniz, del medio Armando Info, “por investigar a asociados del gobierno por una trama de corrupción”.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador es otro líder en América Latina que trata a los periodistas críticos como opositores políticos e incluso enemigos, según Adela Navarro, directora general de Semanario ZETA.
“No se han acabado las amenazas del narcotráfico y del crimen organizado y no se ha acabado el hostigamiento de parte de gobiernos locales municipales sino que ahora le sumamos este clima de animadversión oficial de la presidencia de la República”, dijo Navarro. “(Esto) pone en una posición de vulnerabilidad a los periodistas y a los medios de comunicación, pone en riesgo la vida de los periodistas en México”.
El país es uno de los más peligrosos para el ejercicio del periodismo en el mundo, según la ONG Reporteros sin Fronteras (RSF). La clasificación de RSF también fue mencionado por la periodista brasileña Patrícia Campos Mello, reportera y columnista de Folha de S.Paulo, ya que Brasil fue degradado al segundo peor nivel e la clasificación en términos de libertad de prensa. Ella misma fue víctima de ataques directos del propio presidente Jair Bolsonaro y sus hijos, y ganó dos demandas que presentó contra los políticos.
“Y luego es aún más preocupante [cuando el presidente Bolsonaro] insta a los empresarios a dejar de anunciar en medios que son críticos para direccionar los anuncios sólo a medios [considerados] ‘patrióticos’”, dijo Mello. “Cuántas cosas tenemos en común entre los países de la región. Como si [los políticos autoritarios siguieran] un manual. Es algo que comparten y se inspiran mutuamente”.
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Puede ver el video de la totalidad del Coloquio en español y en portugués. La reunión anual, que se realiza tradicionalmente después del Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ), es organizada por el Centro Knight para el Periodismo en las Américas con el apoyo de Google News Initiative.