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Periodistas ciudadanos llenan el vacío informativo en las protestas venezolanas

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  • 13 marzo, 2014

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en el sitio Journalism for Change, una plataforma enfocada en cubrir noticias relacionadas al periodismo ciudadano. Sígalos en Twitter en @journoforchange.

Por Luis Carlos Díaz

El 12 de febrero, las violentas protestas en Caracas resultaron en la muerte de tres personas. Algunos testigos enviaron vídeos y fotografías de los sucesos al diario Últimas Noticias, el cual luego publicó el material en línea. La grabación muestra tanto a fuerzas policíacas uniformadas y a personas con ropas de civiles disparando contra manifestantes, una versión de los hechos bastante distinta a la que presentaron los medios estatales. Al igual que en Ucrania y otros países en conflicto, las redes sociales y el periodismo ciudadano están fungiendo un papel crucial en difundir la verdad.

Las protestas en Venezuela comenzaron el 4 de febrero después de las exigencias de varios estudiantes universitarios en Táchira fueron reprimidas. Pedían mayor seguridad en su campus después de un intento de violación en contra de una estudiante. Varios jóvenes fueron arrestados durante esas manifestaciones iniciales, las cuales al poco tiempo se esparcieron a las ciudades principales del país, donde también fueron recibidas con represión por parte de las autoridades. El lider político de oposición Leopoldo López fue arrestado el 18 de febrero, acusado de impulsar las protestas e instigar a la violencia.

El conflicto ha llevado a la muerte de por lo menos 20 personas, dejado 2,382 heridos y conducido al arresto de más de 1,250 manifestantes y activistas. Desde el comienzo, los medios estuvieron notablemente ausentes y muchos venezolanos se han quedado sin información sobre lo que está ocurriendo dentro de su país.

Pero para muchos con acceso al Internet, los medios ciudadanos han ayudado a llenar el vacío informativo. Se estima que Venezuela, con una población de 29 millones de personas, cuenta con más de 12 millones de usuarios conectados al Internet: 10.5 millones de ellos tienen una cuenta de Facebook y entre 3 y 4 millones una de Twitter. El Internet ha sido el principal medio de comunicación y les ha permitido a los usuarios responder rápidamente a los cambios en los eventos. La periodista y abogada Marianne Diaz de Global Voices Advocacy hizo un llamado a los usuarios de Twitter para que reportaran casos de censura a través de Herdict, un sitio que recopila información sobre incidentes de censura en la web en tiempo real. Twitter ha sido una fuente invaluable de videos, fotos, opiniones y humor, al igual que enormes cantidades de datos misceláneos y sin organizar.

Durante los primeros días de las protestas, Conatel, la agencia oficial de telecomunicaciones en Venezuela, advirtió a los canales de radio y televisión que no cubrieran las protestas en un intento por prevenir que se esparcieran. Los medios estatales produjeron una versión tildada de los eventos; la mayoría de los medios privados se autocensuraron. La red de televisión por cable NTN24 fue retirada del aire el 12 de febrero tras su cobertura de los eventos. Las voces de la oposición permanecieron sin ser oídas -- incluso en los programas que se suponen que ofrecen opinión y comentarios -- y las protestas se mostraron en las noticias solo para presentar a las figuras de la oposición y los manifestantes como individuos violentos y de maneras negativas. El 21 de febrero, hubo reportes de que el Internet en Táchira fue bloqueado. También hubo reportes de apagones eléctricos.

La prensa continúa sufriendo de una escasez de papel periódico, la cual ha resultado en el cierre operativo de varios diarios por todo el país y una reducción en el número de páginas impresas en los principales periódicos del país. En todo caso, el ciclo regular de publicación de un diario es insuficiente y no puede ofrecer cobertura adecuada a lo que está pasando en cada ciudad y cambiando con cada minuto.

Los "info-ciudadanos" reportan las noticias

Con las redes sociales, los ciudadanos están recibiendo información de primera mano, frecuentemente datos no procesados que pueden evaluar por su relevancia, significado e interés periodístico. En otras palabras: la diferencia entre periodistas y ciudadanos es su método de verificación. Este proceso ocurre en vivo, ante los ojos de cualquiera, con un gran número de personas participando en el ejercicio de recabar y distribuir información. También aumenta el número de errores e información falsa disponible en la esfera pública. Sin embargo, las comunidades aprenden con rapidez: dado que el conocimiento colectivo se construye rápidamente, los "info-ciudadanos" y periodistas pueden elaborar un modelo colaborativo para usar proactivamente durante una crisis. Algunas personas contribuyen datos, otros ofrecen perspectivas personales sobre hechos específicos, y otros verifican y validan la información. Los reportes enviados a Últimas Noticias es uno de los ejemplos más dramáticos de esto, pero hay muchos más.

Las personas también están utilizando Facebook para organizar y compartir información. La aplicación Zello ha sido comparado a los "walkie-talkies" ya que permite a las personas enviar mensajes de audio; otras aplicaciones, como Whatsapp, Telegram y BlackBerry Messenger, ayudan a llegar a una audiencia más amplia que no necesariamente necesita estar en línea. Pero encontrar maneras para compartir mensajes que no sean monitoreados continúa siendo un desafío.

Durante la crisis, el periodismo ciudadano ha sido capaz de lograr dos cosas importantes. En primer lugar, un sistema alternativo para compartir información confiable entre los ciudadanos ha sido establecido, construyendo redes de confianza que se fortalecen con cada día que pasa. En segundo, cada dato publicado a través de las redes sociales ayuda a fortalecer o debilitar la reputación pública del individuo que comparte la información. Por una parte, las mentiras y los llamados a la violencia son identificados y descartados de la red de confianza. Por otra, aquellos que comparten información útil y auténtica son reconocidos y sus voces comienzan a escucharse ante una audiencia cada vez mayor. Así que, a pesar de la existencia de un "enjambre" de comentarios, reportes y recuentos de testigos tratando de llenar el vacío informativo, existen círculo y redes confiables que emergen de entre el ruido.

Amenazas, peligros y límites

Existen, por supuesto, intentos regulares por censurar las redes sociales. El 15 de febrero, se reportó que los usuarios Twitter no podían ver las fotos publicadas en el sitio. El presidente anunció el 22 de febrero que su gobierno estaba interceptando mensajes enviados por Zello para recabar información sobre protestas planeadas. Antes del anuncio, se reportó que unos 15,000 mensajes locales se descargaban en un solo día. Al poco tiempo la aplicación fue bloqueada.

El problema con la cobertura ciudadana durante tiempos de crisis es que las comunidades están extremadamente fragmentadas. Frecuentemente, es más difícil desmentir los errores y corregir la información falsa una vez que se ha diseminado. Cada persona que comparte una opinión o noticia tiene un prejuicio político o ideológico. Y la manera en la que la persona absorbe la información varía dependiendo de esos prejuicios. Las noticias seguido son distorsionadas o malinterpretadas, y sin embargo llegan a las redes sociales y a los sitios en la web sin ser verificadas porque son creíbles y realistas.

Y, como en cualquier otro lugar, aquellos con las opiniones más extremas frecuentemente se benefician de la atención mediática, y sus puntos de vista seguido son sobre-representados, ya sea por los medios nuevos o tradicionales. Saben hacer más ruido, tienen argumentos fuertes y en ocasiones están muy bien organizados, lo cual asegura que sus opiniones sean ampliamente difundidas. Estos factores tienen un claro impacto en la calidad de las comunicaciones ciudadanas.

El ambiente mediático refleja los puntos de vista de adivinos y aquellos que buscan avivar las llamas de la violencia -- ya sea estando cerca del conflicto o no -- tanto como proporciona oxígeno a aquellos que quieren conocer hechos y cobertura veraz. Al evaluar la situación en Venezuela, o en cualquier otro lado, es importante entender los límites de las redes sociales y el periodismo ciudadano, al igual que los de sus promesas.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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