Táchira, un estado de Venezuela en la frontera con Colombia, sufre de múltiples vacíos informativos.
En 11 de sus 29 municipios no existen suficientes medios que ofrezcan información local, de acuerdo con el Atlas del Silencio del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS). Además, Táchira es el estado con una de las peores conectividades a internet en el país.
“Hay localidades del estado donde prácticamente no llegan emisoras de radio, no llegan ni siquiera medios impresos. De hecho el único medio impreso en Táchira es La Nación y circula tres veces a la semana”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) el periodista Reinaldo Mora, originario de San Cristóbal, Táchira.
El periodista Reinaldo Mora pegó en una calle de su ciudad, San Cristóbal, Táchira, el "papelógrafo" con su reportaje sobre la travesía de una colega a Estados Unidos. (Foto: Cortesía Reinaldo Mora y El Bus TV)
Mora dijo que fue al pegar en una pared de las calles de su ciudad un pliego de papel con uno de sus reportajes cuando comprobó el impacto que puede tener que una comunidad desconectada como la suya reciba información de lo que sucede a su alrededor. La historia relataba el caso de “Carina”, una colega tachirense que se vio obligada a emigrar tras recibir amenazas por ejercer su carrera en la frontera. El texto conmovió a los vecinos que se detuvieron a leerlo. Muchos confesaron no saber que situaciones así ocurrían tan cerca de ellos, contó el periodista.
Esta experiencia fue el resultado de la participación de Mora en Contar Fronteras, una iniciativa de formación y producción editorial organizada por los medios independientes de noticias La Vida de Nos, El Bus TV y Runrun.es. Como parte del programa, 16 jóvenes periodistas de los estados fronterizos de Apure, Bolívar, Táchira y Zulia aprendieron a realizar reportajes sobre temas hiperlocales, con enfoque de servicio y derechos humanos. También aprendieron a distribuir las historias en distintos formatos, tanto digitales como cara a cara, como el caso de Mora en Táchira.
Contar Fronteras, que incluyó una serie de talleres, mentorías y acompañamiento durante siete semanas entre marzo y mayo de este año. Los organizadores dijeron que lo concibieron como una forma de contribuir a contrarrestar los crecientes vacíos informativos en los estados fronterizos, donde la escasez de acceso a información local toma dimensiones distintas, dado el fenómeno migratorio que enfrenta el país, dijeron los organizadores. Cerca de 8 millones de venezolanos han emigrado en la última década, de acuerdo con organismos internacionales.
“Las fronteras son espacios de mucha vulnerabilidad. Y por otro lado, son zonas de mucho movimiento, sobre todo en este, que es un país que está viviendo un proceso migratorio inédito en su historia”, dijo a LJR Erick Lezama, editor senior de La Vida de Nos. “Allí se generan dinámicas que vale la pena documentar porque dan cuenta de la complejidad, no solo de la migración, sino de esos espacios como escenario palpable de ese movimiento”.
Lezama dijo que el deterioro del sistema de medios venezolano, la creciente represión del gobierno al trabajo de la prensa y la crisis económica en el país son algunas de las causas de que muchas zonas fronterizas no tengan una cobertura de información hiperlocal consistente.
“A partir de todo este contexto es que nos hemos juntado estos tres medios para acompañar a periodistas jóvenes, darles herramientas y también motivarlos a entender que de pronto en su entorno más inmediato hay temas, hay historias que son relevantes, de las que uno no se entera en el resto del país”, dijo Lezama. “Incentivar la producción de noticias de informaciones hiperlocales ayuda a que podamos comprender de una manera más transversal, más panorámica el país”.
Contar Fronteras dio como resultado 13 reportajes que abordan realidades complejas y poco visibilizadas. Entre ellos, historias de padres que enfrentan la enfermedad de sus hijos desde el exilio, escuelas vacías por la migración de docentes, migrantes venezolanos deportados desde Estados Unidos hacia El Salvador, personas empujadas a trabajos ilícitos y negocios tradicionales que cierran sus puertas debido a la violencia, entre otras.
El componente de capacitación del programa se compuso de tres módulos impartidos por representantes de los medios organizadores: periodismo narrativo hiperlocal, a cargo de La Vida de Nos; periodismo de datos y enfoque en derechos humanos, con Runrun.es; y distribución de contenidos en distintos formatos y publicación offline, con El Bus TV. El programa incluyó además un componente de protocolos de seguridad en zonas de frontera.
Seis de los 13 reportajes resultantes de Contar Fronteras fueron publicados en los sitios de La Vida de Nos y Runrun.es, mientras que todas las historias fueron distribuidas en formato offline, es decir, mediante métodos análogos o cara a cara.
Uno de estos formatos offline fue el “papelógrafo”, como el que usó Mora para distribuir su historia sobre “Carina”. Se trata de una herramienta periodística de El Bus TV para llevar noticias e información relevante a personas que no tienen acceso regular a internet o medios digitales. Consiste en un pliego de papel bond en el que los reporteros escriben a mano con marcadores de diferentes tintas una adaptación o esquematización de un reportaje.
El “papelógrafo” y los noticieros en autobuses –en los que reporteros suben a unidades del transporte público y narran noticias en vivo detrás de un marco de cartón que simula un televisor– son las principales formas de publicación con las que El Bus TV ha combatido la censura y la precariedad informativa desde su fundación, en 2017.
La mitad de las historias de Contar Fronteras fueron adaptadas en “papelógrafo” y la otra mitad fueron narradas a bordo de autobuses en los estados fronterizos, dijo Laura Helena Castillo, cofundadora y directora de El Bus TV.
Nuestra reportera Pahola dejó su papelógrafo en una frutería de Maracaibo y allí lo leyó Alexander Perozo.
“Yo tuve que abandonar mi carrera de ingeniería agronómica porque a pesar de estudiarla en una universidad pública, los pasajes, los útiles, las copias y demás cosas que me… pic.twitter.com/oBcz6WvV0A
— El Bus TV (@elbusTV) May 27, 2025
La distribución offline permite que las historias trasciendan la publicación para lograr una interacción cara a cara con las audiencias, agregó.
“En ninguna de las universidades es común que los reporteros se gradúen habiendo hecho más de dos o tres reportajes que no suelen ponerlos en demasiado contacto cara a cara con la gente”, dijo Castillo a LJR. “Este es el periodismo que a nosotros nos interesa, el que se hace en la calle, sin intermediarios, que se hace cara a cara, y que tiene además la capacidad de escuchar también”.
Un objetivo de Contar Fronteras fue enseñar a los periodistas seleccionados la importancia de lograr con sus historias un impacto que vaya más allá del número de clics o comentarios en redes sociales, dijo por su parte Lezama.
“En un país como este, el impacto de la publicación no tiene que ver con que se solucionen los problemas de la gente, porque las instituciones no funcionan, porque se criminaliza el ejercicio periodístico”, dijo Lezama. “Un impacto para mí muy importante de este programa es que tuvimos la oportunidad de palpar lo que significa para la gente enterarse de lo que le rodea, de aspectos de su realidad que desconocía”.
La dinámica de la publicación offline que aprendieron los participantes de Contar Fronteras incluye la permanencia del reportero en el lugar por un rato para establecer contacto con las personas que consumen la información y, si es posible, entrevistarlas y conocer sus impresiones de primera mano.
Lezama y Castillo dijeron que la dinámica de conversación que se generó tras la publicación de las historias en “papelógrafos” y en autobuses fue muy satisfactoria para los participantes.
“Es muy conmovedor escuchar a la gente sorprenderse, agradecer el trabajo periodístico y sobre todo, cómo expresan la relevancia que eso puede tener en su vida”, dijo Lezama. “Allí entra esta característica de servicio público que debe tener siempre el periodista”.
Castillo mencionó un caso en el que el impacto de una historia tuvo inclusive un efecto multiplicador en otros estados de Venezuela. El reportaje de la periodista Isaura Ramos, del estado de Apure, contó la historia de una adolescente cuyo primer periodo menstrual coincidió con la llegada de ella y su familia a una ciudad fronteriza tras emigrar de su ciudad de origen. Las condiciones de pobreza que enfrentó la familia le impidieron a la joven acceder a productos de higiene menstrual.
La historia fue publicada en un “papelógrafo” en los baños de un liceo de educación secundaria en Apure. Decenas de adolescentes se acercaron a leer la información y se generó una conversación sobre un tema que en muchas escuelas es considerado tabú, según reportó Ramos en la publicación del reportaje en redes sociales.
Ante esta reacción, el “papelógrafo” fue publicado también en otros estados y, a raíz de ello, una líder comunitaria organizó la creación de un banco de higiene menstrual en escuelas, dijo Castillo.
Sin buscarlo, Marielvis Zerpa se convirtió en una líder de la educación de su comunidad: es la maestra de decenas de niños, niñas y adolescentes de Cafetera, un pueblo del estado Monagas, donde creció
Ella fue una respuesta a la ausencia de profesores que dejaron el sistema… pic.twitter.com/dBYn1cJm2a
— El Bus TV (@elbusTV) June 5, 2025
“Hacemos mucho esfuerzo por siempre tratar de decir ‘bueno, este es el problema, pero, ¿cómo esto puede solucionarse de alguna manera?’”, dijo Castillo. “Por lo general [las de Contar Fronteras] son historias que están atravesadas por algún tipo de solución o de posibilidad”.
A lo largo de junio, Runrun.es, La Vida de Nos y El Bus TV compartieron en sus redes sociales las experiencias de la publicación offline de las historias de Contar Fronteras.
El interés y las reacciones del público hacia las historias de Contar Fronteras demuestran que es posible conectar con las audiencias si se abordan temas con los que las personas puedan empatizar, incluso aquellas que suelen evitar las noticias políticas por hartazgo o desconfianza, dijo Castillo.
“La gente ya está cansada de las noticias y las rechaza”, dijo la periodista. “Pero cuando tú de repente eliges unos temas que tocan a la gente por otro lugar, y además irrumpes en su vida, puedes reconectar con esas comunidades. Para nosotros fue bastante revitalizante este programa”.
Aunque las regiones de frontera se caracterizan por realidades muy hostiles, temas como los de las historias de Contar Fronteras permiten hacer un periodismo que no está marcado por el estigma político y de polarización que existe en la mayoría de los espacios informativos de Venezuela, dijo Castillo.
“Si hay algo que la gente de estos lugares tan desasistidos agradece es la información, enterarse de cosas que no sabían, ver cómo pueden conectar con otros”, dijo. “Ahí está también tu capacidad para elegir temas, como este de la pobreza menstrual, que no es un tema directamente político, pero es un tema totalmente político”.
Lezama dijo que los medios involucrados están actualmente están en busca de financiamiento para hacer realidad una segunda edición de Contar Fronteras.