*Este reportaje hace parte de un proyecto especial del Centro Knight sobre Innovadores en el Periodismo Latinoamericano y Caribeño.
En 2005, sin embargo, el escenario era diferente. El alcance de internet se expandía lentamente, pero definitivamente los blogs eran una invención reciente que comenzaba a transformar la producción de contenido online. En Chile, el comunicador social Jorge Domínguez y la diseñadora Paula Rojo vieron en esa revolución la oportunidad de actuar respecto a algunas cuestiones que les preocupaban, como la concentración mediática y la posibilidad de construir nuevas realidades a partir del periodismo. De esa forma crearon la red de diarios en línea Mi Voz, que innovó al invertir en periodismo ciudadano y en la cobertura regional que estaba fuertemente conectada al territorio.
Hoy, con 15 medios digitales distribuidos en 14 regiones chilenas, Mi Voz se basa en la colaboración voluntaria de cerca de “corresponsales ciudadanos”, quienes escriben sobre las cuestiones que afectan a las comunidades donde viven. La red también tiene un equipo de cerca de 30 periodistas y editores que producen contenido regional y nacional, y coordinan el material enviado por los corresponsales en los territorios.
De acuerdo con Domínguez, gerente general de la red, la principal razón de ser de Mi Voz fue crear una alternativa a la concentración mediática en Chile, una de las más altas en América Latina, según un estudio de 2016. El estudio apuntó que la situación en el mercado de la prensa del país es de un “virtual duopolio” de los grupos El Mercurio y la Tercera (Copesa), que concentran 80 por ciento de los lectores y 83 por ciento de la publicidad en el sector, además de tener un fuerte control de la prensa regional.
“Chile es un país largo subdividido en regiones, con una capital, Santiago, muy centralizada, donde vive aproximadamente 40 por ciento de la población chilena”, dijo Domínguez al Centro Knight. “Pero el 60 por ciento que vive en las regiones tenían esencialmente un grupo mediático que les daba información, la cadena Mercurio. Nacimos por una parte como una alternativa a esa concentración”.
Mi Voz también buscó atacar “la urgencia de que la ciudadanía tomara el protagonismo en la conversación que construye la ciudad”, al colocarse como un “ágora del siglo 21”, dijo Domínguez. “Nos pareció una tremenda posibilidad invitar la ciudadanía a ir a la cancha y ser parte de la construcción de la realidad del territorio en que vive”, afirmó.
Esa invitación a la ciudadanía fue hecha por primera vez en Arica, una ciudad de 180 mil habitantes en la punta norte de Chile, en la frontera con Perú. Ahí realizaron los primeros talleres de capacitación para los corresponsales ciudadanos, en los cuales participaron 600 pobladores. “Invitamos a todos los grupos de interés: estudiantes, indígenas, profesores, empresarios, pescadores, lo más que se pudiera, que nos permitiera tener el abanico completo, y por lo tanto que la conversación territorial fuera más rica, no la conversación de la élite”, dijo Rojo, gerente de clientes de Mi Voz, al Centro Knight.
Ese primer entrenamiento se convirtió en un modelo para los siguientes, realizados antes de la apertura de cada uno de los medios de la red, en 2012. En los talleres, a los futuros corresponsales se les presentaron las posibilidades que el internet ofrecía, desde el correo electrónico hasta los blogs y las redes sociales, además de un entrenamiento sobre periodismo ciudadano. “Muchísimos no tenían un correo electrónico”, recuerda Domínguez.
“Les enseñamos a usar blogs a quien quisiera hacer sus propios canales, y al mismo tiempo les enseñamos qué es ser un corresponsal ciudadano”, recuerda Rojo. “Cómo tú te haces responsable primero de que tú eres el hablante, con nombre y apellido, no con un pseudónimo, cómo una nota se construye, y lo más importante: cómo construimos noticias que fueran un aporte para la comunidad donde estaba”.
La voluntad de invertir en contribuciones ciudadanas por medio del periodismo para el desarrollo de los territorios fue otro punto importante para la creación de Mi Voz. Domínguez y Rojo recuerdan que al iniciar la red, ellos examinaron durante meses las primeras páginas de los periódicos regionales de todo el país y encontraron una cobertura enfocada casi exclusivamente en crimen y chismes de celebridades.
“No había ni un titular que construyera una realidad que fuera relevante a la comunidad que leía ese medio”, dijo Rojo.
“Hacíamos talleres, mostrábamos las portadas, que eran terribles”, recuerda Domínguez. “Entonces le preguntábamos a la gente si esa era la realidad con la cual ellos querían vivir. La mayoría, si no todos, decían no. Hay muchas otras cosas que no son objeto de atención de parte de los medios. Les pareció muy seductor traer un relato en la construcción de realidad que era por cierto más positiva”.
Un ejemplo, según Rojo, puede ser la cobertura de un accidente. “Si en este accidente murió una persona relevante de la ciudad, ¿por qué no en vez del accidente destacar la persona relevante y la contribución que hizo para el territorio? Así le damos una vuelta que nos permita construir algo valioso y no quedarnos con ese morbo que finalmente no lleva a nada”.
Con esa propuesta y con 600 corresponsales ciudadanos entrenados en Arica, El Morrocotudo, el primer medio de la red, fue lanzado en septiembre de 2005. El modelo del periódico digital y entrenamiento con residentes de cada territorio se repitió en otras 13 regiones de Chile hasta 2012, cuando fue creado El Magallanews, el medio más reciente de la red.
“A lo largo de los primeros diarios, de 2005 a 2012, trabajamos con cerca 30 mil chilenos en esa estructura de formación”, dijo Domínguez. “Fue maravilloso porque nos permitió conocer profundamente cada región de Chile, conocer su diversidad, llevarle voz a quienes no tenían voz”.
Cristian Mena, actual editor general de la red Mi Voz, es uno de los 30 mil que fueron formados como corresponsales ciudadanos. “Comencé cuando era estudiante de periodismo”, contó al Centro Knight. “Como los trabajos [de la universidad] hubieran quedado en el escritorio del profesor, yo los publicaba en El Morrocotudo, porque también soy de Arica”.
De ser corresponsal, Mena fue contratado como reportero y después pasó a ser editor del medio de su ciudad. Al conocer el proceso editorial “de afuera hacia adentro”, él participó en la creación de medios de la red en otras cinco regiones chilenas. Mena también pasó por el área comercial de Mi Voz, trabajando con los clientes publicitarios, y hoy coordina el contenido editorial de los 15 medios de la red.
Él explica que la convocatoria para nuevos corresponsales ciudadanos está siempre abierta, y quien desee escribir para algún medio de la red Mi Voz debe únicamente registrarse en el sitio del medio en cuestión. El equipo entra en contacto con el candidato a corresponsal y le envía una breve guía con orientaciones editoriales referentes a la forma y al contenido. Entre las guías está la necesidad de que el texto responda a las preguntas básicas del periodismo (qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué), que incluya la opinión de la persona que escribe y una propuesta constructiva para solucionar el problema expuesto.
Los editores acuerdan con los corresponsales sobre la frecuencia de las publicaciones -una vez por semana, por quincena o por mes. Al recibir el material enviado por el corresponsal, los editores lo revisan, verifican la información presentada y cuidan que no haya algo por lo que el diario pudiera ser legalmente responsable, como plagio, violación de derechos de autor o calumnias, dijo Mena, quien recordó que la red Mi Voz se rige por la Ley de Prensa chilena.
Los corresponsales ciudadanos son voluntarios, y con la popularización de las redes sociales hubo una disminución en las contribuciones para los diarios de Mi Voz en comparación con los primeros años de la red. Pese a que comenzaron con 30 mil corresponsales, Domínguez estima que la red cuenta hoy con la participación de cerca de cinco mil cada año.
“Cuando nosotros partimos, no había ni Twitter, ni Facebook, y por lo tanto no había tantos canales por los que la gente pudiera expresarse”, dijo Rojo. “Cuando aparecen estos otros canales, nos baja mucho la cantidad de corresponsales. Tenemos un proceso de invitarlos, hacer que ellos sientan que el diario es su diario y no nuestro, y que su contenido es relevante para lo que se está construyendo”.
Para contrarrestar esa caída en participación ciudadana y aprovechar el contenido producido en las nuevas plataformas, la red de medios Mi Voz hoy también hace curaduría de posts en redes sociales y en los propios diarios. “A veces un corresponsal no manda algo, pero como lo seguimos en las redes sociales le pedimos el contenido y lo publicamos sin problemas”, dijo Mena, quien destacó que por lo tanto es también importante poner atención a las voces regionales que se están expresando en redes sociales. “Vemos que hay algunos nuevos líderes, vemos que están comentando dentro de nuestra línea editorial, y los invitamos a participar”.
Desde las capacitaciones iniciales promovidas por Mi Voz, la red busca concientizar a los ciudadanos sobre sus capacidades de incidir en temas importantes para la región en la que viven. Uno de los primeros impactos en este sentido se dio con el “Campaña Pro Calidad del Agua”, lanzada por el diario El Morrocotudo a principios de 2007, a partir de una cobertura sobre los altos índices de minerales tóxicos en el agua consumida por los habitantes de la región de Arica y Parinacota.
La campaña llegó a la entonces presidente de Chile, Michelle Bachelet, con la entrega de una petición para un cambio en la ley sobre el padrón de calidad del agua en el país, según reportó IPS en ese momento. Vlado Mirosevic, quien era el director de El Morrocotudo al momento de la campaña, fue elegido diputado en 2013 por el Partido Liberal y presentó como su primer proyecto de ley en el Congreso chileno la propuesta para la adecuación de la calidad del agua según los estándares de la Organización Mundial de Salud (OMS).
Mirosevic no es el único egresado de Mi Voz en ser elegido para un cargo político: según Domínguez, por todo Chile hay autoridades municipales y regionales que salieron de las filas de la red de medios. Uno de ellos es Geraldo Espíndola Rojas, actual prefecto de Arica por el mismo Partido Liberal del diputado Mirosevic. El periodista ayudó a fundar El Morrocotudo, y fue el primer editor de dicho diario.
Para Domínguez, la conversión de colaboradores de los diarios en autoridades políticas es un “efecto colateral” de la propuesta de la red. “La invitación que tuvimos desde el inicio de Mi Voz fue generar un espacio que provocara a la ciudadanía a aportar a la calidad de la conversación y a mejorar la ciudad desde un medio de comunicación”, dijo. “De esos grupos emergieron líderes que tuvieron la posibilidad de dar a conocer sus perspectivas, sus ideas, también una plataforma para que ellos agruparan a otras personas. Entonces naturalmente tiempo después esas personas pasaron ya sea a distintos roles en la acción social, política, económica”.
El editor general Cristian Mena también cree que es “natural” que la red sea no sólo formadora de liderazgos, sino también un vehículo de diferentes perspectivas políticas de sus corresponsales ciudadanos.
“Cada uno tiene su ideología y su punto de vista, y quien quiera sumarse al diario a exponerlos transparentemente, bienvenido sea”, dijo. “Lo que nosotros garantizamos como equipo editorial es que si escribe alguien de derecha, buscamos alguna voz interesante del otro lado, o de todos los lados para que no se cargue por un sector por sobre el otro. Podemos escribir de cultura, de economía, de entretención, pero siempre vamos a tener nuestro punto de vista político en cada cosa que expresamos. Entonces en ese sentido no nos preocupa que las personas hagan uso político del medio, porque el equipo editorial va a velar porque justamente esa persona se haga responsable de lo que escribe y también buscar voces que sean diferentes a los que naturalmente estén llegando”.
Para Rojo, la principal innovación aportada por Mi Voz fue la apuesta por el periodismo ciudadano y el uso de la lógica de los blogs para construir la red de medios conectados con cada región chilena en la que están presentes. El momento actual, sin embargo, exige "innovar con propósito para no morir", según Domínguez.
Esto debido a la "agonía del modelo de negocio publicitario", dijo el gerente general. Este es el modelo que mantiene a la red, que "no tiene y nunca ha tenido aportes del Estado o de mecenas internacionales", afirmó. "Todo lo ha hecho una empresa a través de la venta de productos y servicios publicitarios".
La red de diarios digitales es una de las ramas a las cuales se dedica la empresa Mi Voz. Sus otros brazos son un centro de estudios de redes sociales que trabaja con big data, una agencia de incidencia digital y un área de innovación social y tecnológica, explicó Domínguez. Según Rojo, a pesar del objetivo de que cada unidad de la empresa sea autónoma, eventualmente necesitarán asignar fondos provenientes de las otras ramas de actuación para subsidiar la red de medios, "cuando la publicidad no alcanza cubrir la totalidad" de los costos. (Los fundadores de Mi Voz prefirieron no revelar al Centro Knight sus costos de operación ni los ingresos anuales vía publicidad).
Aquí también la expansión de las redes sociales afecta a Mi Voz, ya que estas se están quedando con la mayor parte de la torta publicitaria que hasta hace pocos años iba a los medios como los de la red, comentó el editor general Cristian Mena. "Entonces, si no cambiamos el modelo para hacerlo más atractivo y económicamente sustentable, puede que quede una bonita historia y tengamos que bajar la cortina", afirmó.
Para evitar que esto suceda, Mi Voz está probando algunos proyectos piloto que ayuden a responder a la pregunta planteada por Domínguez: "¿Cómo hacer algo que aporte valor a la sociedad y cómo recuperar económicamente ese valor?". Como los proyectos están en fase de prueba, Domínguez y Rojo prefirieron no dar detalles de en qué consisten, pero dieron pistas de que se trata no solo de establecer nuevas fuentes de ingresos, sino también de experimentar nuevas maneras de producir y presentar el contenido de los diarios en línea.
“Los medios tienen que entenderse como bienes públicos”, dijo Domínguez, indicando que ese aspecto es determinante en las actuales transformaciones de la red de Mi Voz. “Puede haber una dimensión privada, pero lo disponibiliza como un bien público, como una plaza, un servicio de la comunidad, y no de interés del dueño o del financiador”.
Para Mena, “el mayor desafío es reinventarnos sin perder la línea histórica que ha tenido Mi Voz, de ser un ágora y de ser un lugar de mayor libertad, de construcción, con la identidad del territorio”. Este desafío está también en la incorporación de otros formatos, como gráficos, videos y memes, para poder “captar mucho mejor la atención e informar de manera diferente, no solo con la escrita que ha sido nuestro fuerte, y seguir siendo una escuela de líderes, pero con habilidades mucho más desarrolladas, ahora que el teléfono facilita mucho”, dijo.
Las transformaciones tecnológicas están moviendo mundos en toda la industria de noticias, fortaleciendo inclusive al periodismo ciudadano que es la base de los medios de Mi Voz. Mena enfrenta ese fenómeno como una “vuelta a los orígenes” del periodismo. “En su origen fue un oficio, después se profesionalizó, llegó a cátedra universitaria”, observó el editor.
El periodismo ciudadano, entonces, pone un desafío a los periodistas profesionales, según cree él. “Noto con muchos colegas que la universidad los preparan para ser soldados y no ingenieros de la comunicación. Y ese es el principal desafío, que un medio tenga más ingenieros de la comunicación, un periodista con habilidades filosóficas,éticas, sociológicas, porque va a tocar más que generar contenido, administrar un contenido que está disponible entre los ciudadanos. Hoy con la tecnología lo que nos queda a los profesionales de la comunicación es administrarla mucho mejor y que sea un aporte para la sociedad”.
La serie "Innovadores en el Periodismo", que es posible gracias al generoso aporte de Open Society Foundations, cubre tendencias en medios digitales de noticias y las mejores prácticas en América Latina y el Caribe. Este es una ampliación de nuestra serie anterior y libro electrónico, Periodismo Innovador en América Latina, al mirar a las personas y equipos que lideran en la región iniciativas innovadoras de reportería, narración de historias, distribución de contenido y financiación.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.