Las organizaciones globales de defensa de la libertad de prensa coinciden en que México es el país con uno de los más altos índices de periodistas asesinados y desaparecidos, con niveles de impunidad prácticamente del 100 por ciento. Pero el peligro de perder la vida no es el único obstáculo que enfrentan los periodistas mexicanos al ejercer su profesión.
Campañas permanentes de descrédito, la pérdida de confianza de los ciudadanos y la violencia digital son otros de los grandes retos que los periodistas tienen que sortear en México hoy en día, en la opinión de Alejandra Xanic, periodista mexicana, editora general y cofundadora de la organización de innovación e investigación periodística sin fines de lucro Quinto Elemento Lab.
Xanic fue anunciada en julio pasado como ganadora del Premio Maria Moors Cabot 2023, el reconocimiento internacional de periodismo más antiguo del mundo creado en 1938 por la Universidad de Columbia, en Nueva York. El premio reconoce la excelencia de las trayectorias en el periodismo de sus ganadores.
La carrera de más de 30 años de Xanic ha estado enfocada en el periodismo de investigación. Durante esos años se ha enfrentado a todo tipo de figuras con poder. En 2012 se enfrentó a Walmart, una de las corporaciones más poderosas del mundo, con un reportaje de investigación que hizo con el periodista estadounidense David Barstow para The New York Times. El reportaje reveló el esquema de sobornos con el que la trasnacional abrió múltiples tiendas en México entre 2003 y 2005. Dicho trabajo les valió nada menos que el Premio Pulitzer en Periodismo de Investigación.
Para Xanic, las nuevas generaciones de periodistas enfrentan retos mucho mayores que los que ella ha encontrado en su carrera. Y esto se debe, en parte, a la gran polarización política que existe actualmente en México y a las constantes agresiones verbales que ejercen personalidades de la política, incluyendo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Los periodistas en México creo que nos enfrentamos a una campaña cotidiana de descrédito que sí está afectando la manera como nos reciben las personas en su casa”, dijo Xanic a LatAm Journalism Review (LJR). “La gente ya tiene una opinión de nosotros que quizá antes no tenía, porque sigue a un político o porque escucha al presidente. Pero también creo que estamos en un momento en donde las conversaciones son muy difíciles cuando se trata de política en México, y muy antagónicas, entonces a cualquiera que presente algo que parezca criticar algo, le viene una cascada de ataques”.
La violencia en las redes sociales contra miembros de la prensa no debe ser subestimada frente a la violencia física, dijo Xanic, pues la primera se podría traducir en la segunda. Por eso, otro reto importante para los periodistas mexicanos es cómo manejar esa violencia digital.
“Sí somos más blanco de ataques [actualmente], sobre todo las mujeres periodistas. En los reportajes más duros que hice en el pasado, a mí no me tocó lidiar con eso, y sí tiene un costo emocional, creo, muy alto”, dijo. “No sé si lo estamos sabiendo enfrentar, individualmente y en las organizaciones [de medios]”.
Ante la violencia y el desprestigio, hay medidas que los periodistas pueden poner en práctica para continuar haciendo su trabajo sin poner en riesgo la integridad, de acuerdo con Xanic. Una de ellas tiene que ver con no decidir desde el miedo qué temas cubrir y cuáles no, sino más bien hacer un análisis de riesgos y tomar acciones para aminorarlos.
“No vale la pena poner la vida [en peligro], pero creo que antes de autocensurarnos está la posibilidad de buscar el ‘cómo sí’. Primero [debemos preguntarnos] ‘¿vale la pena?’, ‘¿por qué vale tanto la pena?’, ‘¿qué podría cambiar si esto se revela?’, ‘¿cómo sí se puede hacer?’, y si esa reducción de riesgos es suficiente para decir ‘va, vamos por esa historia’”, recomendó.
Xanic dijo que una de las formas que ha probado ser efectiva para protegerse de los ataques y el descrédito es sumar esfuerzos entre periodistas o medios en trabajos colaborativos, ya sea localmente o de forma transfronteriza. Bajo ese principio, Quinto Elemento Lab ha realizado colaboraciones con medios y organizaciones de México y otros países, como los reportajes “La banda de la Riviera Maya”, realizados en conjunto con Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y RISE Project. Dicho trabajo recibió el premio EPPY Awards 2020 en la categoría de mejor reportaje colaborativo de investigación.
“El tema es cómo hacemos para no inhibir el impulso periodístico. O sea, que el miedo no se cuele por la puerta y se nos instale en el corazón y en la mirada, e impida que hagamos [periodismo]”, dijo. “En algunos casos, yo creo que sí lo va a hacer, pero quizá que no sea el miedo, sino que sea la sensatez y el cuidado lo que nos convenza de hacer un tema a un costado, y decir ‘ahorita no’”.
A pesar de que en México se hace mucho y muy buen periodismo de investigación sobre temas de corrupción, política y derechos humanos, pocas veces éste tiene consecuencias visibles en la realidad del país. O al menos las consecuencias que muchos quisieran, como la dimisión de funcionarios o el cambio en las leyes, dijo Xanic. Sin embargo, para la periodista esto no significa que el periodismo de investigación en México no tenga un impacto significativo.
Xanic dijo que históricamente, los periodistas de investigación mexicanos han tenido otras motivaciones más allá de las que tienen en otras regiones, como en los países anglosajones, donde se tiene la idea que el periodismo se hace para hacer que ocurran cambios.
“Desde que empecé a reportar, crecí con eso. Aprendí a hacer periodismo pensando que nada iba a pasar, que lo único que podía pasar es que yo informara a otros ciudadanos de lo que ocurre, no porque con publicarlo fuera pasar algo”, dijo. “Son muy contadas las investigaciones -pienso en ‘La Estafa Maestra’, o en ‘La Casa Blanca [de Enrique Peña Nieto]’- que han causado cambios”.
Lo que sí ocurre, dijo, es que hay cada vez más organizaciones civiles en México que encuentran en las revelaciones del periodismo de investigación un material para impulsar sus causas y llevarlas a la discusión pública. Eso a su vez sirve como un altavoz para amplificar el alcance de los hallazgos periodísticos.
Algunas de las más grandes revelaciones de casos de corrupción en los últimos años se han derivado de trabajos de investigación en los que medios de periodismo colaboran con organizaciones de la sociedad civil. Xanic puso el ejemplo de Animal Político, que en conjunto con MCCI realizó el reportaje “La Estafa Maestra”, el cual develó un sistema de empresas fantasma a través de las cuales el Gobierno del expresidente Peña Nieto presuntamente desvió más de 400 millones de dólares.
Aunque dicha investigación llevó a la apertura de procesos contra al menos 12 exfuncionarios, el caso sigue impune y no se ha podido aclarar la ruta del dinero desviado.
“Yo creo que [el impacto del periodismo] está ocurriendo de una u otra manera. Quizás es una ruta más larga, pero siento que gracias a la diversidad de actores y la comunicación que está habiendo entre periodistas y gente de asociaciones civiles, nuestras historias se están colando por otros poros”, dijo.
En 2022, Xanic dejó de ser la directora de Quinto Elemento Lab, organización que cofundó en 2017 junto con la también periodista mexicana Marcela Turati. Armando Talamantes ocupó su lugar y Xanic se ostenta hoy como editora general de la organización, en un movimiento enfocado en refrescar la organización y traer nuevas ideas a la dirección.
La periodista dedica actualmente la mayor parte de su día a editar las investigaciones de Quinto Elemento Lab y a la coordinación, junto con la periodista estadounidense Kathy Corcoran, del MásterLAB, el programa pionero de habla hispana en formación de editores para la conducción y realización de reportajes de investigación.
El programa lleva a cabo actualmente su tercera edición, la cual inició en mayo y terminará a finales de septiembre. Durante tres generaciones, el MásterLAB ha formado a 63 editores y editoras y ha creado una red de cerca de 40 mentores de América Latina, Estados Unidos y Europa.
Aunque el principal objetivo del programa es el desarrollo de habilidades para liderar reportajes de investigación, sus coordinadoras buscan que se convierta en una red de intercambio entre pares que puedan apoyarse en temas laborales y de seguridad.
“El ser editor no es algo que te enseñe nadie en un medio”, dijo Xanic. “En general no hay una tradición de formación de editores en la región, y me sorprende también decirte que tampoco en Estados Unidos. Por lo que escuchamos, ProPublica acaba de lanzar un programa de formación de editores de investigación este año. CONNECTAS tiene uno para gerencia de medios, pero no hay tampoco mucho de esto en general”.
Xanic compartió que entre las cuestiones que más preocupan a los editores que han pasado por el MásterLAB están cómo conciliar el periodismo de investigación con la cobertura diaria en un medio, cómo asegurar la seguridad de sus equipos y cómo ayudar a los reporteros a mejorar su redacción, además de cómo lograr la sostenibilidad como medio.
Expertos consideran que los editores serán más necesarios una vez que las salas de redacción adopten las nuevas herramientas de inteligencia artificial generativa en sus procesos editoriales. Pero para Xanic, además, la figura del editor tiene que ir más allá de la curaduría de contenidos digitales.
“Yo no sé muy bien qué tipo de editor es el que viene en el futuro. Lo que sí creo es que como lectora, yo aspiraría a que hubiera algo más que curadores de contenidos, porque sí siento que falta más criterio en la manera en cómo se está construyendo la oferta informativa en los medios”, dijo. “Ahora, al menos en México, la editora web más bien es alguien con menos preparación que con más”.
A diferencia de cuando ganó el Pulitzer, en 2013, el cual representó para Xanic la apertura a nuevas conversaciones, colaboraciones y la entrada en contacto con figuras importantes del periodismo en todo el mundo, haber sido elegida como una de las Medallistas de Oro del Premio Cabot 2023 la tocó en un lado más personal, debido a que relaciona dicho premio con personajes que admira y de los cuales ha aprendido a lo largo de su carrera.
La periodista recibirá el galardón el próximo 18 de octubre en la Biblioteca Low de la Universidad de Columbia, junto a los otros homenajeados: June Carolyn Erlick, de ReVista- Harvard Review of Latin America (Estados Unidos); Joshua Goodman, de Associated Press (Estados Unidos); y Carlos Eduardo Huertas, de Connectas (Colombia).
Además, el periodista independiente Miguel Mendoza (Nicaragua), y Nayeli Roldán, de Animal Político (México), recibirán la Mención Especial 2023.
“En el tono personal me cimbró muchísimo, me sacudió. Por una parte, sentí como que este premio venía desde otro lugar, como un abrazo de colegas. Lo sentí como un abrazo cariñoso de compañeros y compañeras del camino. En ese sentido, fue como una sacudida muy emocional, muy emocionante”, dijo.
Pese a que el Premio Cabot reconoce la excelencia de su trayectoria, la periodista confesó ver su carrera de más de tres décadas en el periodismo más como un trayecto de altibajos que como un camino de excelencia.
Aunque su carrera se ha consolidado en el periodismo de investigación, la periodista dijo que, si pudiera, le aconsejaría a la Alejandra Xanic de hace 30 años, cuando iniciaba su carrera, profesionalizarse más en la nota diaria, aprender más habilidades como reportera y desarrollar un método de organización más temprano.
“Sí trabajé en la nota diaria, pero creo que habría sido importante hacer más nota diaria antes de entrar a investigación. Le diría ‘haz más por desarrollar fuentes’. Como estuve botando entre temas, quizás me faltó dedicarle más tiempo y más intención a desarrollar fuentes. También le diría ‘aprende taquigrafía, lleva mejores notas y hazte de un método de guarda, conservación, organización’. Si lo hubiera hecho más temprano, estaría más feliz”.