Mientras líderes autoritarios de América Latina desacreditan a medios financiados por entidades de Estados Unidos, periodistas argumentan que estos fondos no dictan sus agendas, sino que apoyan la labor informativa en contextos represivos.
Las mujeres periodistas de El Salvador se enfrentan a incesantes abusos en línea, incluidas amenazas sexuales y calumnias. Algunas optan por la autocensura y ausentarse de los espacios públicos y en línea.
Periodistas de El Salvador están creando sus propias bases de datos, investigando denuncias ciudadanas y cultivando fuentes anónimas para hacer al gobierno rendir cuentas.
Dos casos judiciales que buscan cerrar el caso de la emboscada y asesinatos de cuatro periodistas holandeses en El Salvador en 1982 están actualmente abiertos en Estados Unidos y en el país centroamericano.
Legisladores de izquierda y derecha están elaborando leyes de “agentes extranjeros” para, según dicen, proteger la soberanía nacional. Pero estas leyes también amenazan a los medios de comunicación independientes que dependen de la financiación internacional.
Emisoras comunitarias de Guatemala, El Salvador y Honduras, que enfrentan represión, dificultades económicas y falta de acceso a frecuencias de radio, piden ayuda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Microsoft y Google son algunas de las empresas que piden a un tribunal de California que reconsidere un caso que, según ellas, tiene consecuencias mundiales para la libertad de prensa y la democracia.
Lalo de Almeida (Brasil); Carlos Ernesto Martínez, de El Faro (El Salvador); John Otis, de NPR y del Comité para la Protección de los Periodistas; y Frances Robles, de The New York Times, (Estados Unidos) recibirán las Medallas de Oro del Premio Maria Moors Cabot 2024. El medio InSight Crime y la periodista argentina Laura Zommer recibirán Menciones Especiales.
En Bolivia, El Salvador y Perú, la difusión de desinformación en medio de conflictos sociopolíticos de los últimos años ha afectado desproporcionadamente a las comunidades marginadas. Organizaciones no gubernamentales locales de estos países llevaron a cabo investigaciones sobre ecosistemas informativos para comprender sus repercusiones.
En una región costera de selva casi virgen de Honduras, paquetes de cocaína son arrojados por la borda por barcos que eluden la inspección. Esta trama de la vida real se cuenta en la serie de reportajes “Moskitia: La selva hondureña que se ahoga en cocaína”, ganadora del premio Ortega y Gasset.
Directivos de El Faro (El Salvador) y Confidencial (Nicaragua) dijeron que evaluación de riesgos, confianza total entre editores y reporteros, defensa legal y apoyo psicológico son factores básicos para preservar el bienestar y la seguridad de sus equipos ante el hostigamiento y la criminalización.
Con sus campañas contra los medios independientes, los gobiernos de varios países de América Latina comienzan a amenazar la libertad de prensa. ¿Puede replicarse el extremo de Nicolás Maduro y Daniel Ortega de bloqueos y cierres de medios?