Los periodistas paraguayos enfrentan niveles de violencia que han pasado en gran medida desapercibidos en el escenario internacional. En ciudades como Pedro Juan Caballero, donde confluyen rutas clave del crimen organizado en Sudamérica, miembros de la prensa son asesinados en una proporción similar a la de Acapulco, México, una de las zonas más letales del continente para ejercer el periodismo.
Esto, de acuerdo con las organizaciones Forbidden Stories y Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), las cuales convocaron a un grupo de socios de varios países para darle visibilidad al problema a través de una investigación colaborativa a la que denominaron Alianza Paraguay.
Para este proyecto, las organizaciones se plantearon investigar la impunidad que rodea los asesinatos de 19 periodistas que han ocurrido en más de 30 años en Paraguay. Tras 18 meses de investigación, descubrieron que la corrupción y la infiltración del crimen organizado han convertido al país sudamericano en una zona de peligro para los trabajadores de la prensa.
Nuestra nueva investigación, disponible mañana.
La #Alianza Paraguay fue coordinada por Forbidden Stories y @OCCRP, en colaboración con @cuestion_p, @revistapiaui, @LANACION de Argentina, @ladiaria, @IrpiMedia, y DDoS. @ABCDigital colabora como socio en la republicación de… pic.twitter.com/LtUj5LePvC— Forbidden Stories (@FbdnStories) July 8, 2025
Pero además reportaron una cadena de negligencias de las autoridades en torno a los asesinatos de periodistas, los cuales se mantienen prácticamente en total impunidad hasta el día de hoy.
“Pudimos sacar a la luz la impunidad alrededor de algunos casos relacionados con la corrupción de algunas figuras políticas y la falta de investigación sobre los asesinatos de algunos periodistas”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Laurent Richard, fundador y director ejecutivo de Forbidden Stories. “Creo que este proyecto también es muy interesante al mostrar cómo la corrupción es siempre la principal amenaza para las democracias y para la defensa de la libertad de prensa, así como para la capacidad de los periodistas de hacer su trabajo”.
La misión fundacional de Forbidden Stories es continuar el trabajo de reporteros que han sido silenciados mediante encarcelamiento, secuestro o asesinato en cualquier parte del mundo. Para Alianza Paraguay, el consorcio retomó el trabajo que dejaron inconcluso los periodistas Lourenço “Léo” Veras, asesinado a tiros en 2020, y Cándido Figueredo, quien tuvo que huir al exilio tras la muerte de Veras.
El resultado fueron tres reportajes publicados el 8 de julio por los medios participantes y republicados por casi una decena de aliados en todo el mundo. Uno de los reportajes entregó importantes hallazgos de la investigación sobre tráfico de armas que Veras y Figueredo no pudieron publicar. Otro abordó los presuntos vínculos con el narcotráfico del diputado y empresario paraguayo Eulalio "Lalo" Gomes Batista, asesinado en 2024 en un operativo policial.
Y un tercer reportaje reportó que la Fiscalía de Paraguay se negó a investigar adecuadamente a “Minotauro”, como es conocido el líder de la organización criminal que presuntamente ordenó el asesinato de Veras desde prisión. De acuerdo con documentos judiciales a los que Alianza Paraguay tuvo acceso, esto ocurrió pese a reiterados pedidos de colaboración del Ministerio Público de Brasil, de donde era originario el periodista.
El consorcio informó que, inclusive, las autoridades de justicia paraguayas habrían obstaculizado las investigaciones en Brasil sobre “Minotauro”, quien sigue en prisión por delitos de narcotráfico, pero sin un proceso formal por el asesinato del periodista. El único detenido por el caso, uno de los supuestos autores materiales, fue absuelto en 2022 por falta de pruebas, aunque esta absolución fue anulada meses después. Actualmente sigue prófugo.
Miembros de Alianza Paraguay informaron que las negligencias están presentes en los casos de casi todos los 19 periodistas asesinados en las últimas tres décadas.
La periodista de Forbidden Stories Sofía Álvarez Jurado co-coordinó la investigación de Alianza Paraguay. (Foto: Captura de pantalla del sitio de Forbidden Stories)
“Hay expedientes que se pierden, papeles que se extravían…”, dijo a LJR Sofía Álvarez Jurado, cocoordinadora de Alianza Paraguay y autora de uno de los reportajes. “En el caso de [el asesinato en 1991 del periodista] Santiago Leguizamón, Dante, su hijo, nos contaba que en ciertos momentos la Fiscalía se había incluso negado a hacer trámites tan simples como traducciones de documentos del portugués, al español. Y más negligencias de este tipo”.
La periodista dijo que el caso del asesinato de Pablo Medina, corresponsal del diario ABC Color ultimado en 2014, es el único de un periodista en Paraguay en el que los responsables han sido identificados y condenados, y en el que se ha probado la participación del crimen organizado.
Álvarez Jurado dijo que la negligencia y la impunidad son especialmente visibles en los casos de las tres mujeres en la lista de periodistas asesinados desde 1991 en Paraguay. Dos de esos casos, agregó, fueron tratados como “crímenes pasionales” por las autoridades y posteriormente cerrados.
“Son dos casos prácticamente idénticos: de periodistas jóvenes que denunciaron corrupción local y a la policía en un sitio pequeño, cerca de la frontera en los dos casos, y que acaban asesinadas. Y cuyos casos se cierran al muy poco tiempo como ‘crimen pasional’”, dijo Álvarez Jurado.
Uno de esos casos fue el de Yamila Cantero, periodista de radio asesinada el 6 de julio de 2002 cerca de la frontera con Argentina. En su investigación, Alianza Paraguay informó que la Fiscalía paraguaya nunca se puso en contacto con la familia de la periodista y que incluso el expediente físico del caso fue extraviado.
“Yo vi una herida verdaderamente muy abierta en una familia que lleva 23 años sin una respuesta oficial”, dijo Álvarez Jurado, quien habló con el hermano de Cantero como parte de su investigación. “Me decía que la respuesta que la Fiscalía les había dado nunca les convenció. [...] Si tienes un caso que sucedió hace 23 años de una mujer periodista por el que nadie se interesa, que se cierra como crimen pasional, y se olvida, a mí me parece desolador”.
La periodista dijo que la Fiscalía paraguaya no respondió a las preguntas de Alianza Paraguay bajo el argumento de que no están autorizados a dar información sobre investigaciones en curso. En vez de ello, el organismo envió un comunicado con supuestos avances en los casos de asesinatos de periodistas.
A principios de 2024, miembros del equipo de Forbidden Stories viajaron a Paraguay, específicamente a Pedro Juan Caballero, la ciudad colindante con Brasil que ha sido escenario de siete de los 21 asesinatos de periodistas desde 1991 –dos de ellos fueron asesinados del lado brasileño.
Los enviados conversaron con periodistas locales y se enteraron de la situación de amenaza y peligro que ha hecho que muchos de ellos prefieren abstenerse de indagar asuntos de corrupción y crimen organizado.
“Hay mucha precariedad en el trabajo de los periodistas en Paraguay. Hay mucha exposición a la violencia, hay mucha censura y hay mucha autocensura”, dijo a LJR Aldo Benítez, editor de OCCRP en Paraguay. “Los periodistas no tienen la libertad absoluta de poder trabajar por factores diversos: en la frontera, por miedo, amenazas. Y en las zonas que no son de frontera, por cuestiones que involucran la corrupción y las élites económicas están vinculadas al Estado”.
El director de Forbidden Stories, Laurent Richard, cree en el poder de exponer los asesinatos de periodistas a nivel internacional. (Foto: Perfil en X de Laurent Richard)
Tras realizar una evaluación de riesgo, y aunque su metodología se basa en la colaboración entre medios internacionales y periodistas locales, Forbidden Stories y OCCRP decidieron no incluir a socios paraguayos en la Alianza Paraguay, con el fin de no ponerlos en peligro.
“El mayor desafío de este proyecto ha sido la condición de seguridad de los periodistas en el país”, dijo Álvarez Jurado. “Hemos tenido proyectos anteriormente, en Brasil, en México, en Colombia, en muchas zonas muy tensionadas, y yo nunca hasta ahora me había encontrado con una situación en la que estuviera fuera de cuestión tener socios sobre el terreno por pura condición de seguridad”.
Álvarez Jurado dijo que los riesgos que enfrentan los periodistas locales pueden ir desde allanamientos y denuncias judiciales, hasta agresiones físicas. Estos riesgos no se limitan a temas de autoridades y crimen organizado, sino que se extienden a todo tipo de investigaciones, agregó.
OCCRP jugó un rol importante ante esa falta de socios de investigación en el terreno. La organización, que se define como consorcio global de periodismo de investigación enfocado en crimen organizado y corrupción transnacional, cuenta con presencia en Paraguay y experiencia investigando redes criminales y corrupción de años atrás.
“Ese expertise fue muy importante para nosotros, comprender cómo operan los grupos del crimen organizado, especialmente los que trabajan a nivel transfronterizo”, dijo Richard.
El trabajo a distancia fue todo un reto en términos de coordinación y protección de datos y documentos que formaron parte de la investigación, agregó Richard. El equipo de OCCRP en Paraguay fue el encargado de esa coordinación entre la investigación en el terreno y el trabajo de los socios internacionales, dijo Benítez.
“En este caso particular de Alianza Paraguay, hubo mucha empatía de los colegas de afuera de entender la situación de los que trabajaron en terreno. Eso hizo mucho más fácil y llevadero el tema”, dijo Benítez.
Alianza Paraguay contó con ocho socios que republicaron las historias en España, Francia, Bélgica, y países el Medio Oriente y Norte de África. Los medios paraguayos ABC Color y Última Hora fungieron como socios republicadores en Paraguay.
La visibilidad internacional de sus investigaciones es una de las prioridades de Forbidden Stories. Para Richard, publicar las investigaciones al mismo tiempo y en diferentes formatos brinda la oportunidad de dar la mayor difusión posible al trabajo de los periodistas, así como de amplificar las voces que algunos poderes quieren silenciar.
“Realmente creo que los asesinos temen más que sus crímenes se vean expuestos [en investigaciones transfronterizas] que recibir un simple comunicado [condenatorio] de una ONG”, dijo Richard. “Si hacemos eso, podemos disuadirlos antes de que hagan daño, arresten o asesinen a un periodista. Porque entenderán que no es solo una persona [la que alza la voz], sino un grupo de personas, un grupo de periodistas”.
El periodista Aldo Benítez, de OCCRP Paraguay, dijo que la violencia contra los periodistas en su país ha causado mucha censura y autocensura. (Foto: Perfil en X de Aldo Benítez)
No obstante, aunque Alianza Paraguay haya ayudado a visibilizar en tres continentes la situación de impunidad de los crímenes contra periodistas en el país, Benítez no cree que el trabajo tenga efectos a corto plazo en el interés del gobierno paraguayo de garantizar la seguridad de los periodistas. Sin embargo, los hallazgos y el alcance del proyecto son muestra, dijo, de lo que puede hacer el periodismo colaborativo aún en las condiciones más complicadas.
“Creo que este tipo de trabajo nos alienta a que unidos podemos hacer grandes cosas”, dijo Benítez. “Las historias transfronterizas hoy son más que nunca necesarias para que países como Paraguay puedan dar a conocer las historias de sus periodistas, de cómo el crimen organizado está cooptando gran parte de la sociedad, gran parte de la política, y de cómo eso va afectando seriamente la democracia paraguaya”.